Estambul

Estambul está marcada por la historia, la geografía y la política. Anteriormente conocida como Bizancio y Constantinopla, es la ciudad más poblada y la más importante de Turquía. Fue fundada en el año 667 a.C. con el nombre de Bizancio. En el año 330 d.C. fue refundada con el nombre de Constantinopla. En 1453 Constantinopla cayó ante los otomanos, que la convirtieron en sede califal. Estambul, como acabó siendo llamada, fue capital del Imperio Otomano hasta su caída definitiva en 1922. En 1923 se creó la República de Turquía de la mano de Mustafa Kemal Atatürk, tras lo que Estambul dejó de ser capital al ceder la titularidad a Ankara. Pese a la pérdida de estatus, la pujanza de esta urbe entre Europa y Asia siguió siendo enorme, siendo el centro histórico, cultural, turístico y económico de Turquía. Bañada por el mar de Mármara y por el Cuerno de Oro, Estambul, donde se separan Europa y Asia por el Bósforo, está marcada por una geografía difícil que la parte en tres, pero que le dota de una singular belleza debido a su emplazamiento.

El lugar más reconocible de la ciudad turca es Sultanahmet, considerado el corazón de Estambul. Allí, entre fuentes y hermosos jardines se alzan poderosas los dos símbolos de la urbe. El monumento más famoso es Santa Sofía, también llamada Hagia Sophia. Fue erigida como basílica ortodoxa en el año 360 cuando Estambul era un importante centro del cristianismo ortodoxo, siendo reconvertida en mezquita con el establecimiento del Imperio Otomano. La mezquita pasó a ser considerada como museo hasta que en 2020 volvió a ser una mezquita de la ciudad. No hay duda de que Santa Sofía es hermosa, pero no anda lejos la otra mezquita que tiene enfrente y con la que se rivaliza en belleza exterior e interior. Se trata de la Mezquita Azul, cuya historia es más simple que la de Hagia Sophia. Fue inaugurada en 1617 en tiempos de Mustafá I, si bien quien ordenó construirla fue el Sultán Ahmed I , motivo por el que también se llama Mezquita del Sultán Ahmed. No son sin embargo ninguna de las dos la mezquita más grande de la ciudad, distinción de la que goza la Mezquita de Süleymaniye o Mezquita de Solimán, llamada así en honor a Solimán I el Magnífico y levantada en el siglo XVI sobre una colina desde la que se domina la ciudad. Otra mezquita interesante es Ortaköy, construida a orillas del Bósforo en 1856.

Otros lugares imprescindibles son la Cisterna de Basílica o el Palacio Topkapi, que fue residencia de los sultanes otomanos entre 1465 y 1853, cuando el Sultán Abdulmecid se mudó al Palacio Dolmabahçe, residencia de estilo occidental que también merece una visita. La belleza y magnitud de Topkapi lo convierte en un monumento imprescindible, al igual que la Iglesia de San Salvador en Chora, que guarda frescos y mosaicos bizantinos bien conservados. El Hipódromo de Estambul, levantado en el año 200 d.C., la Columna de Constantino y la Columna Serpentina son otro paso obligado. Quien visita Estambul tiene además que pasar por el Gran Bazar, con 58 calles y más de 4.000 tiendas, que es una atracción en sí mismo, así como el Bazar de las Especias, también llamado Bazar Egipcio y que resulta un poco más tranquilo.

El Puente Gálata une las dos orillas europeas de Estambul y ofrece la oportunidad de gozar de bonitas visitas de la ciudad turca. Al otro lado se encuentran la Torre Gálata, a la que se puede acceder, la Plaza Taksim y la animada y comercial calle Istiklal. Visita necesaria son también el Parque Gülhane, un lugar histórico y lleno de bellezó así como Eyüp, donde encontrar la mezquita homónina y sobre todo el Café de Pierre Loti, escenario perfecto para admirar las visitas mientras se disfruta de un café turco. Y entre un baño turco en Hamam de Cemberlitas y otro en Hamam de Suleymaniye es necesario coger un barco para cruzar el Bósforo hasta la zona asiática. Desde Üsküdar impresionan los atardeceres y se puede admirar la Torre de la Doncella, otro monumento plagado de encanto en una ciudad tan singular como Estambul.