Praga es la capital de República Checa y la ciudad más poblada del país. Su historia comenzó con un primer asentamiento celta en el siglo VI a.C. Hasta allí llegaron los germanos y después los eslavos. El asentamiento fue tomando importancia y a finales del siglo IX fue fundada Praga. La urbe fue capital del Reino de Bohemia y de lo que se llamó Checoslovaquia, país surgido tras la I Guerra Mundial. Praga fue invadida por los nazis, y tras su derrota, cayó bajo la órbita comunista. Tras la caída del Muro de Berlín estalló la Revolución de Terciopelo que terminó con el comunismo en el país. En 1993 desapareció Checoslovaquia, que fue separada en la República Checa y Eslovaquia, siendo nombrada Praga capital de Chequia.
Praga, conocida como la Ciudad Dorada o la Ciudad de las 100 Torres, cuenta con incontables atractivos a un lado y otro del río Moldava, que atraviesa la capital de Chequia y que otorga una belleza inigualable a un conjunto ya de por sí impresionante. La Plaza de la Ciudad Vieja, zona conocida como Stare Mesto, es la joya de la corona de Praga. A la Iglesia de Nuestra Señora de Týn se le unen, Monumento de Jan Hus, la Iglesia de San Nicolás y sobre todo el Reloj Astronómico, que data del siglo XV y que tiene como característica un calendario astronómico. La siempre animada Plaza de la Ciudad Vieja es de visita imprescindible, pero Praga ofrece mucho más. En esta zona de la ciudad se alza la Torre de la Pólvora, torre gótica del siglo XV que supone un vestigio de la muralla de la capital checa. A su lado, la Casa Municipal, símbolo del Art Nouveau en Praga.
Visita obligada es también el Clementinum, el Cementerio Judío y las sinagogas, destacando sobre todas ellas la Sinagoga Española. Otro símbolo de la capital de República Checa es el Puente de Carlos, un monumento en sí mismo más allá de conectar Malá Strana y Stare Mesto. Levantada en el siglo XIV sobre el río Moldava, cuenta con 30 esculturas a lo largo de sus dos lados que embellecen este impresionante enclave. Y por supuesto nadie puede irse de esta ciudad centroeuropea in visitar el Castillo de Praga, que además de interesante por dentro, goza de unas impresionantes vistas. Allí se encuentran la Basílica San Jorge o el Palacete de Verano de la Reina Ana, una obra de estilo renacentista muy interesante. La Catedral de San Vito, de estilo gótico, el Callejón de Oro, plagado de casas de colores y tiendas antiguas y el Palacio y Jardines Wallenstein, sede del Senado, también impresionan.
El Museo Mucha, el Museo Nacional de Praga y el Museo del Comunismo, así como la Plaza de Wenceslao, zona comercial de la Ciudad Nueva, son enclaves de interés, al igual que el Palacio Schwarzenberg, el Palacio del Arzobispo, el Palacio Sternberg o el Palacio Martinic. La Iglesia de San Nicolás, El Loreto, de estilo barroco o el Monasterio de Strahov son más ejemplos de la monumentalidad de una ciudad que también apuesta por el verde con el Monte Petrin, donde se asienta la Torre de Petín, otro mirador de la ciudad. Imprescindible es también el jardín Vrtba, así como la isla Kampa, donde se asienta el Molino del Gran Prior. Muy cerca se allí se encuentra el Muro de John Lennon.
Además de los monumentos clásicos hay otros enclaves llamativos como la Casa Danzante, que data de 1996. Situado a orillas de río Moldava, en la Ciudad Nueva, es admirado por la belleza de su forma exterior, creado con líneas curvadas que representan a los legendarios bailarines Fred Astaire y Ginger Rogers. Otros atractivos de Praga se esconden en sus pubs y restaurantes, así como en Letná Beer Garden, una cervecería al aire libre muy popular. Pasear en barco por el río Moldova o disfrutar del Teatro Negro son otros de los imprescindibles de esta ciudad de cuento.