Hablar de Roma es evocar el poder del Imperio Romero, civilización que logró conquistar todo el Mediterráneo y que tuvo como capital y epicentro a la que hoy es la urbe más poblada de Italia. Cuenta la leyenda que fue fundada por Rómulo y Remo en el año 753 a.C., aunque más probablemente sus inicios datan del año 600 a.C. Su gloria principal se la dio el Imperio Romano y posteriormente ser ciudad pontificia. Ya en el siglo XIX consiguió ser capital de la Italia reunificada después de una larga lucha contra la Santa Sede. Caminó así Roma hacia la modernidad, aunque sin perder su esencia.
Pasear por Roma y sentirse un antiguo romano es fácil gracias a lo bien conservados que están muchos de sus monumentos. El más representativo y majestuoso es el Coliseo, una de las maravillas del mundo. No desmerecen el Palatino y los Foros Imperiales, que fueron erigidos por los emperadores romanos Trajano, Augusto y Nerva. Sí hay que desplazarse para ver las Termas de Caracalla, que eran las más lujosas del Imperio Romano y se encuentran bien conservadas.
El barrio más interesante de la ciudad es el Trastevere, ubicado al otro lado del río Tiber y que enamora con sus calles estrechas y sus plazas con encanto. Entre sus monumentos destacan la Basílica de Santa María in Trastevere y San Pietro in Montorio, una iglesia franciscana cuya construcción fue ordenada por los Reyes Católicos. La Fontana di Trevi no solo alberga un pozo de sueños con la tradición de lanzar monedas para que se cumplan los deseos, sino que su belleza es incomparable, como también la es la del Panteón de Agripa o el asombroso Castillo Sant'Angelo. Otros lugares de interés son la Boca della Veritá, Piazza Navona, Piazza Venecia y Piazza di Spagna.
El Vaticano, el estado más pequeño del mundo, está rodeado por Roma por todas partes, tanto que ambos se confunden. Por mucho que sea otro país, es obligatorio pasar por la Santa Sede si se visita la capital italiana. El monumento más llamativo es la Basílica de San Pedro, donde se encuentra La Piedad de Miguel Ángel. El templo está coronada por una cúpula a la que se puede subir para obtener las mejores vistas de Roma. Los Museos Vaticanos sorprenden por su majestuosidad y su ingente cantidad de arte por metro cuadrado, destacando la hermosa Capilla Sixtina. La ruta eclesiástica no afecta solo al Vaticano, sino que en Roma se pueden contemplar las recomendables San Pablo Extramuros, San Sebastián Extramuros, San Juan de Letrán, Santa Cruz de Jerusalén, San Lorenzo Extramuros y Santa María La Mayor.
Entre tanto asfalto, ruinas y monumentos hay espacio para los parques y jardines. Los más destacados son el Jardín de los Naranjos, que tiene unas vistas impresionantes de la ciudad, y Villa Borghese, todo un respiro verde en la ciudad eterna. Si lo que se desean son ver los mejores atardeceres, hay que subir al monte Aventino, una de las siete colinas de la ciudad, donde la belleza de Roma puede apreciarse con más intensidad si cabe.