Budapest se creó en 1873 con la unión de Buda y Pest. Se enlazaron para siempre las dos orillas del río Danubio, que baña la capital de Hungría y dota de esplendor a esta ciudad tan marcada por su río. Pero su historia había empezado mucho antes con un asentamiento celta en el siglo 1 a.C. que terminó siendo ocupado por los romanos. Los húngaros tomaron la ciudad en el siglo IX, creándose un siglo después el reino de Hungría. En 1361, Budapest se convirtió en la capital húngara. Buda fue ocupada en 1541 por el imperio otomano, comenzando un dominio que se prolongaría durante casi 150 años que terminó con una reconquista de fuerzas cristianas. En 1718, tras la salida completa de los otomanos del territorio húngaro, todo el país pasó a formar parte de lmperio Habsburgo. Antes de aquello había tenido lugar el compromiso austrohúngaro de 1867, gracias al que se creó el Imperio austrohúngaro con capital en Viena, residencia de los Habsburgo. Sin embargo, Budapest obtuvo también una enorme importancia reflejada en la espectacularidad de algunos de sus monumentos.
Con la derrota de los Habsburgo en la I Guerra Mundial cayó el imperio, y Hungría se declaró independiente, lo que le costó perder dos tercios de su territorio. En la II Guerra Mundial, Budapest sufrió bombardeos aliados, así como el asedio de las tropas soviéticas, que durante casi dos meses pelearon para liberar la ciudad de los nazis. Tras la Batalla de Budapest, la capital quedó en manos soviéticos y muy dañada tras los estragos de la contienda. La Ocupación soviética de Hungría provocó que estallara la Revolución Húngara en 1956. Sin embargo, fue aplastada por los soviéticos en Budapest. Tras la caída de la República Popular de Hungría en 1989, el país caminó hacia la democracia. Dos años antes había sido Declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, que incluyó Budapest por el Castillo de Buda y las orillas del Danubio, y en 2002 se unió la Avenida Andrássy. Mientras tanto, los monumentos soviéticos fueron retirados de la ciudad tras la caída del régimen y trasladados a Memento Park, un parque lleno de estatuas comunistas que forman un curioso museo al aire libre que sirve para no olvidar los 40 años de pasado dictatorial en Hungría.
La capital húngara es una oda a la monumentalidad. Su principal exponente y su símbolo más reconocible es el Parlamento de Budapest, construido entre 1884 y 1902 y situado a orillas del Danubio. Tiene el honor de ser el tercer parlamento más grande del mundo tras el rumano y el argentino. Para admirarlo, nada mejor que cruzar el Danubio por el Puente de las Cadenas, el más representativo de la ciudad, entrar en Buda y subir a Bastión de los Pescadores, lo que se puede hacer en funicular. A la belleza de Bastión de los Pescadores, que tiene al lado la mágica Iglesia de Matías, se une la vista que se tiene sobre el Danubio y sobre todo Pest, donde por supuesto destaca sobre todo lo demás el Parlamento de Hungría. No menos espléndido es el Castillo de Buda, también llamado Palacio Real porque fue residencia de los Reyes de Hungría. Allí se encuentran Biblioteca Széchenyi, la Galería Nacional Húngara y el Museo de Historia de Budapest. Para tener las mejores vistas hay subir a la Ciudadela, el punto más alto de Budapest. Se trata de un edificio de vigilancia levantado en 1854 por orden de los Habsburgo en la cima del Monte Gellért. En esta misma colina se alza la Estatua de la Libertad, construida en 1947 para recordar la liberación de Hungría por parte de la Unión Soviética en la II Guerra Mundial.
También son de interés la flamante Ópera Estatal de Hungría, la Basílica de San Esteban, el Laberinto del Castillo de Buda, el Museo Hospital de la Roca (Hospital in the Rock), la Sinagoga Judía de Budapest, la segunda sinagoga más grande tras la de Jerusalén, el Monumento del Milenio de la Plaza de los Héroes, la Avenida Andrássy, Váci Utca, los Bares de Ruina o el Mercado Central de Budapest, el mercado cubierto más grande de la capital húngara. Para disfrutar de la naturaleza en la ciudad nada mejor que recorrer Isla Margarita, un parque lleno de atractivos, así como el Parque Varosliget, que guarda el Castillo de Vajdahunyad. Para relajarse hay que visitas las termas del Balneario Rudas, el Széchenyi y el Gellert, que son un imprescindible en una visita a Budapest.