La historia de Barcelona comenzó entre los siglos VII y VI a.C. con los layetanos, un pueblo íbero que fundó la ciudad. Su esplendor llegaría con los romanos, que conquistaron la urbe en el 218 a. C, llamándola Barcino y dándole gran importancia. Posteriormente siguió siendo relevante para los visigodos, y aunque cayó bajo la dominación musulmana, pronto fue liberada y entró en los dominios de la Corona de Aragón, para después integrarse en el Reino de España. Su importancia fue creciendo, sobre todo a raíz de la enorme industrialización de Catalunya, de la que es capital. Barcelona es la segunda ciudad más poblada e importante de España y una de las más visitadas del mundo por su belleza y su carácter mediterráneo y cosmopolita que tanto enamora.
Conocer Barcelona es respirar Modernismo y recordar a Gaudí. El arquitecto es artífice de los monumentos más característicos de la ciudad, empezando por la Sagrada Familia, o como se llama en realidad: Templo Expiatorio y Basílica de la Sagrada Familia. Es una iglesia católica diseñada por Gaudí en 1891, que cambió el estilo neogótico que se proyectaba por el estilo modernista propio del arquitecto. Pese a estar inacabada, es un duda un lugar que todo el mundo debería admirar y recorrer. El modernismo también se respira en La Pedrera o Casa Milà, en la Casa Batlló, en la Torre Bellesguard, otra joya de Gaudí construida junto a lo que fue una fortaleza real en la zona alta de Barcelona, así como en el Parc Güell, que también es otro símbolo de la capital catalana.
La impresionante Catedral de Barcelona, símbolo del Gótico, o Santa María del Mar, el elegante barrio de Pedralbes, con sus villas lujosas, su monasterio y su Palacio Real, el Camp Nou son otros de los lugares que deben ser conocidos. Para pasear y descubrir, lo mejor es hacerlo por el barrio de Gràcia, el más auténtico y plagado de plazas con encanto, el barrio Gótico, el Raval y el Borne, además del Paseo de Gràcia, que respira lujo y modernismo, o La Rambla, la calle más importante de Barcelona, que desemboca en la estatua de Colón, en el puerto y en el Maremagnum, una zona de compras junto al mar. No puedes dejar la ciudad sin disfrutar de Montjuïc, donde se encuentra el Palau Nacional que alberga el Museo Nacional de Arte de Cataluña, y que tiene delante las fuentes mágicas de Montjuïc, el Poble Espanyol o subir a lo más alto para obtener buenas vistas de Barcelona, algo que se puede hacer también desde el Tibidabo, un parque de atracciones con mucho encanto.
Uno de sus puntos fuertes son sus playas. Después de vivir de espaldas al mar durante toda su historia, los Juegos Olímpicos de 1992 fueron todo un lavado de cara de la ciudad que entre otros logros, fueron determinantes para que Barcelona se abriera completamente al Mediterráneo. Los más beneficiados fueron sus arenales, que desde entonces embellecen el litoral de la ciudad condal. Sant Sebastià, la Barceloneta, Somorrostro, Nova Icària, Bogatell, la Mar Bella, que tiene un área nudista, y Llevant son las playas que se pueden disfrutar en plena ciudad. Pocas ciudades hay tan ordenadas como Barcelona, y pocas tienen ese aire entre lo moderno y lo antiguo, entre lo mediterráneo y lo cosmopolita, entre el recuerdo a Gaudí y la esperanza de lo que está por llegar.