La provincia de Palencia es conocida popularmente como la bella desconocida, ya que pocos son los turistas que se decantan por ella para disfrutar de un fin de semana o unos días de descanso en los que dedicar parte del tiempo a visitar sus monumentos, conocer sus tradiciones y saborear su buena gastronomía. Sin embargo, una vez que lo hacen, prácticamente todos quieren repetir para seguir conquistando todos los rincones y tesoros escondidos de esta sorprendente región del norte de Castilla y León. En lo que se refiere al turismo cultural, la herencia románica presente en las iglesias que se distribuyen por toda la comarca palentina es lo más destacado y valorado de su patrimonio histórico-artístico, lo cual no es de extrañar porque todas ellas conforman la mayor concentración de este estilo arquitectónico de toda Europa.
No obstante, en Palencia también hay otras joyas que merece la pena descubrir, siendo un de ellas la Villa Romana de La Olmeda. Situada en el municipio de Pedrosa de la Vega, se trata de un imponente yacimiento arqueológico de una mansión rural del Bajo Imperio Romano que está catalogada como Bien de Interés Cultural y como uno de los hallazgos más importantes de la historia según la revista National Geographic, que en numerosas ocasiones la ha situado como una de las villas romanas descubiertas más valiosas del mundo. Descubre a continuación con Bekia Viajes todo sobre la Villa Romana de La Olmeda, una visita que tienes que hacer cuando estás de paso por la provincia de Palencia.
Cómo llegar a la Villa Romana de La Olmeda
Son dos las formas que existen de llegar hasta la Villa Romana de La Olmeda, aunque de manera implícita ambas llevan aparejado el uso del coche. Varios turistas se acercan hasta Pedrosa de la Vega para visitar de manera exclusiva este yacimiento romano, mientras que otros lo incluyen dentro de una ruta por la provincia de Palencia, en la que también reservan tiempo para visitar sus tesoros románicos.
- Llegar en coche hasta La Olmeda. Ya sea desde Madrid, Burgos, León o incluso Santander, siempre hay que alcanzar la carretera CL-615 que une las localidades de Palencia y Guardo. En el punto kilométrico 55, hay que tomar el desvío para continuar por la carretera PP-2420, llegando hasta la villa tras unos minutos más de camino.
- Llegar en tren y autobús hasta La Olmeda. Para aquellos visitantes que no gustan de coger coche o simplemente no disponen de carnet de conducir, existen versiones de transporte público para poder llegar hasta esta villa romana palentina. El AVE llega hasta la capital de provincia, siendo desde aquí desde donde se puede tomar un autobús dirección Saldaña, la localidad más cercana al yacimiento, situada a 3 kilómetros. Una vez en este municipio, hay que tomar un taxi.
Historia de la Villa Romana de La Olmeda
El estudio del yacimiento ha puesto al descubierto que la villa fue construida en dos períodos de la historia de Hispania totalmente diferentes. Por un lado, la primera obra data del siglo I d. C., cuando en el Imperio se vivía todo un período de esplendor con la firma de la Pax Romana, y estaría en activo durante doscientos años, hasta la llegada de la crisis social y económica del Bajo Imperio Romano.
Fue en el siglo IV cuando se llevó a cabo una reedificación de la misma, estando ocupada posiblemente hasta bien entrado el siglo VI, cuando sería abandonada y el devenir del tiempo acabaría por ocultarla bajo la tierra, como igual de oculta permanece todavía hoy la identidad de sus propietarios. De ellos solamente conocemos sus rostros, que aparecen representados en varios mosaicos de la mansión, nada más se sabe. Cabe destacar que, junto a ellos, también vivían trabajadores y jornaleros de las tierras de cultivo, quienes habitaban en una villa rústica anexa.
Al igual que ha ocurrido con otros yacimientos arqueológicos en España, la roturación de los campos en las décadas de 1960 y 1970 junto con la llegada de la maquinaria, que profundiza mucho más en el terreno que los aperos tradicionales, puso al descubierto verdaderos tesoros que permanecían ocultos bajo los cultivos. Fue así como Javier Cortés Álvarez de Miranda, un agrónomo pero que casualmente era un apasionado de la arqueología y el mundo antiguo, dio con la Villa Romana de La Olmeda el 5 de julio de 1968 cuando, tras estar arando dio con una moneda de bronce.
El propio Javier Cortés emprendió la recuperación de la obra, costeando él mismo la excavación, hasta que en 1980 cedió a la Diputación de Palencia el hallazgo, momento en que se constituyó la Fundación que la gestiona desde entonces. Cuatro años después fue abierta al público al tiempo que los estudios continuaban su curso, conviviendo arqueólogos con visitantes. De hecho, años más tarde se descubrieron las termas, que se pueden admirar desde 2004, y también la necrópolis cercan a la vivienda. Para su protección, la villa se cerró al público entre 2005 y 2009, llevando a cabo la construcción de la obra de arquitectura vanguardista que la recubre, toda una cubierta que ha mejorado la conservación del yacimiento y los mosaicos.
Qué ver en la Villa Romana de La Olmeda
La Villa Romana de La Olmeda recibe una media de 30.000 visitantes al año, quienes llegan interesados en conocer el mayor hallazgo de la herencia romana de Hispania de toda la península Ibérica. Su estructura es cuadrada, estando flanqueada por torres en cada una de sus esquinas, y en la parte central de la vivienda se encontraba el patio que se veía rodeado por un peristilo entre cuyas columnas se abrían las diferentes dependencias, contando un total de 35 habitaciones, de las cuales 26 todavía conservan los mosaicos, conservados in situ. Por su parte, los objetos de la vida cotidiana, como vasijas, monedas o vajillas, se exponen en el Museo de La Olmeda, situado en la Iglesia de San Pedro de Saldaña y parte fundamental de la visita.
- Galería norte. En los extremos de la galería norte del patio existen dos habitaciones, cada una de ellas acompañada en los laterales por otras dos estancias, todas ellas pavimentadas con ricos mosaicos.
- Galería sur. Esta zona, que estaba desplomada y fue reconstruida, se comunicaba con el patio a través de una serie de arcos de ladrillo que fueron levantados como eran en su época y con los mismos materiales. También aquí había habitaciones que contaban con calefacción radial o hipocaustum.
- Galería este. En el medio de esta galería se encuentra el oecus o gran sala de recepción y, justo al lado contrario del patio, está el pasillo que comunica esta parte de la villa con las dependencias termales. Por último, cabe destacar que en ella se encontraban también los comedores de gala o triclinia, existiendo delante de cada uno de ellos un vestíbulo en el que se quedaban los platos que eran servidos.
- Baños. Situados en la galería oeste, son independiente del resto del palacete y están separados por un corredor que diferencia la parte fría de la caliente. La habitación principal tenía función de vestuario y a través de él se accedía a las termas, contando con una pequeña bañera de forma ovalada en la esquina superior izquierda. El tepidarium, una sala templada situada al oeste, se utilizaba para aclimatar el cuerpo y la habitación colindante era el caldarium, que contaba con temperatura más alta y baños de calor. Para terminar el circuito, en la parte norte del vestuario se encontraba el frigidarium, termas frías en las que el agua llegaba hasta el hombro.En la Villa se diferencian bastante bien cuáles eran las partes del patio
- Mosaicos. De los 4.400 metros cuadrados que tiene el conjunto, 1.400 están pavimentados con mosaicos. En el oecus se hallaba el más importante, que se compone de tres temas bien distintos: una movida escena de caza, una leyenda mitológica y una ancha cenefa que rodea por los cuatro lados la escena mitológica. En esta última se realizaron múltiples medallones, en los que aparecen caracterizados una figura masculina y una femenina alternativamente, creyéndose que podrían tratarse de retratos de los dueños de la villa. Además, en las cuatro esquinas aparecen representadas imágenes de las cuatro estaciones, de las cuales se conservan todas excepto el verano.
Completa la visita: Villa Romana de La Tejada
Este yacimiento arqueológico se encuentra situado a 38 kilómetros de La Olmeda y constituye los restos de otra villa romana. Fue descubierta en 1970 por Esteban Gonzalo Argüello, vecino de Quintanilla de la Cueza, el municipio en el que se encuentra. Aunque sus dimensiones no son tan grandes como las de la construcción de Pedrosa de la Vega, también cuenta con una buena colección de mosaicos de estilo geométrico en su mayoría, siendo especialmente destacado el sistema de calefacción que utilizaban sus moradores, quienes la habitaron entre los siglos I y IV d. C. La visita a La Tejada, recubierta también para su conservación, es perfecta para cerrar el día por la cara más romana de la provincia de Palencia.
Cuándo visitar la Villa Romana de La Olmeda
La Olmeda se puede visitar diariamente en horario de 10:30h a 18:30h, a excepción de los lunes que permanece cerrada. Debido a la forma en que está organiza la villa, no es necesario un guía que vaya explicando todo. No obstante, para grupos que superan las 10 personas sí es posible concertarla. Cabe destacar además que los martes, a partir de las 15:00h, el acceso es gratuito, mientras que el resto de días y horarios hay que pagar entrada. No obstante, el precio no es excesivamente alto para todo lo que se visita, existiendo también la posibilidad de adquirir una entrada conjunta que incluye el Museo de La Olmeda de Saldaña y la Villa Romana de La Tejada.