Una de las capitales europeas más pintorescas del continente es Praga. La ciudad se ha convertido en uno de los destinos más recurrentes entre los turistas en los últimos años, ya que no es especialmente cara y, además, se puede visitar perfectamente en un fin de semana. Cuenta con coquetos monumentos y rincones que han conseguido que muchos visitantes se vayan de ella diciendo que han estado en un destino sacado de un cuento. Su espectacular castillo, uno de los más grandes de todo el mundo, la Ciudad Vieja, que cuenta con la declaración de Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, o el Barrio Judío, que conserva intacta su magia, son algunos de los lugares por los que pasan todos los turistas para enamorarse de la capital de República Checa.
Debido a la situación geográfica de la ciudad, en pleno centro de Europa, Praga cuenta con un clima continental que se caracteriza por los extremos climáticos. En otras palabras, mientras que los inviernos son muy fríos y húmedos, los veranos son más bien secos y excesivamente calurosos. Todo ello conlleva que la mayor parte de los turistas decidan viajar hasta la capital checa en primavera u otoño, que coinciden por ello con la temporada alta. Te contamos a continuación otras muchas características de cómo es el tiempo en Praga para que prepares a la perfección tu escapada a esta maravillosa ciudad dependiendo de la época del año en la que viajes.
Cómo es el tiempo en Praga
Cómo hemos dicho, el clima continental es el que marca el tiempo en Praga, lo que hace posible que se distingan perfectamente las cuatro estaciones. La capital de República Checa cuenta con una temperatura media anual de 13ºC, ya que las fuertes caídas del mercurio durante el invierno provocan que el promedio de todo el año se vea afectado excesivamente y no lo puedan contrarrestar con los valores del verano. De hecho, la diferencia de temperatura entre ambas épocas del año llega a superar los 20ºC.
Del mismo modo, cabe señalar que la precipitación media anual se sitúa en torno a los 500 mm. Además, durante los meses de diciembre y enero es muy probable ver la ciudad totalmente cubierta por un manto blanco de nieve, aunque el frío del ambiente es muy duro, ya que las temperaturas durante esos días no superan los 0ºC.
Cuál es la mejor época del año para ir a Praga
Aunque todo depende de las preferencias personales de cada turista, siempre hay una época del año preferida por la gran mayoría para visitar un destino. En el caso de Praga, coincide con los meses de primavera y de otoño, porque de este modo se huye de las temperaturas extremas, ya sea del calor excesivo o del intenso frío. No obstante, a continuación te contamos las características propias de cada estación para que no te pille de sorpresa el tiempo cuando estés allí.
Invierno
Los amantes de la Navidad encuentran en Praga el destino perfecto para finales de diciembre y principios de enero. Es el momento en el que la ciudad se llena de luces y mercadillos en la calle, pero también de frío y nieve. Las temperaturas medias de esta época del año rondan los 0ºC, siendo frecuente que haya días que no se supere este valor climático.
Primavera
Una vez han finalizado las frías temperaturas, el tiempo se torna más cálido con la llegada de la primavera. La media se sitúa en torno a los 7ºC, aunque los días comienzan a ser más largos y con más horas de luz, especialmente en el mes de mayo, el preferido por muchos turistas para dejarse caer por la capital checa.
Todo ello permite poder disfrutar al máximo de las calles de Praga, realizando tours turísticos por la ciudad o pudiendo empezar a disfrutar de su famosa cerveza en las diversas terrazas que comienzan a conquistar las aceras. Sin embargo, te hará falta el paraguas porque suelen ser frecuentes las lluvias.
Verano
La gran mayoría de los turistas visitan Praga en verano porque aprovechan su período de vacaciones para acercarse hasta la ciudad, llegando a combinarla con el resto de capitales imperiales como Viena o Budapest. Algunos días se llegan a alcanzar 30ºC, aunque lo normal es que no se superen los 25ºC. Durante el mes de julio es cuando más calor hace, por lo que la experiencia puede ser un poco agobiante entre el clima y la cantidad de gente que te cruzarás por la calle. No obstante, para los que disfrutan de las salidas nocturnas, es el momento perfecto.
Otoño
El mes en el que comienza el otoño, septiembre, es el mejor de todo el año para visitar la capital de República Checa. Todavía se aprecia en el ambiente el clima templado vivido durante las semanas previas, aunque ya no se sufre el bochorno estival que a muchos turistas llega a agobiar. Además, las colas para acceder a los monumentos no son tan largas porque hay menos turistas, lo que supone otro punto a favor.
A partir de finales de octubre y principios de noviembre, las temperaturas comienzan a ser muy frías, lo cual se mantiene hasta principios de febrero. La parte negativa de viajar en otoño a Praga es que el paraguas y el chubasquero te tendrán que acompañar cada día, porque las lluvias o incluso sorprendentes nevadas, sobre todo a comienzo de diciembre, son muy frecuentes.
Qué no debes olvidar meter en la maleta de Praga
En el caso de que te decantes por viajar a Praga durante los meses de invierno y otoño, no te puedes olvidar los guantes, la bufanda y, sobre todo, un buen abrigo, ya que es la única manera de poder hacer turismo y no morir de frío en el intento, sobre todo si tu lugar de origen es más cálido y no estás acostumbrado a estas temperaturas tan bajas.
Por su parte, todas estas prendas las tienes que dejar en casa si decides visitar la capital checa durante el verano, donde el pantalón corto y la camiseta de manga corta serán tus compañeros de viaje. No obstante, una chaqueta fina es un porsiacaso que no te vendrá mal tampoco, sobre todo para las noches. En primavera también te vendrán bien una cazadora, al igual que el chubasquero.