Lisboa es una de las capitales europeas más fascinantes y pintorescas del continente. Ubicada en el extremo atlántico de la Península Ibérica y en plena desembocadura del río Tajo, se trata de una de las ciudades más antiguas de Europa, por lo que cuenta con un rico inventario cultural, histórico y patrimonial que hace las delicias de los turistas que la visitan. Sin embargo, también su buen clima atrae a muchos de ellos, ya que es bastante templado y estable a lo largo de todas las estaciones. Los vientos del Atlántico hacen posible que la climatología lisboeta no sea extrema, ni en invierno ni sobre todo en verano, además que el sol alumbra las calles del centro histórico cerca de 260 días al año.
La temperatura media anual de Lisboa es de unos 16ºC, lo que demuestra que sus habitantes disfrutan de un tiempo bastante invariable. Sin embargo, siempre es recomendable conocer la previsión meteorológica de las distintas épocas del año en la capital lusa, sobre todo para elegir el momento más adecuado en el que queremos viajar en función de los planes que queramos hacer durante la visita. Además, es importante saber el tiempo que hace en Lisboa para preparar a la perfección la maleta y dejar hueco para traer pasteles de Belém.
Cómo es el tiempo en Lisboa
¿Cojo un jersey fino para si refresca por las noches? ¿Necesitaré un chubasquero por si nos sorprende alguna tormenta? ¿Gafas de sol para las horas centrales del día? Estas son algunas de las preguntas que se hacen muchos viajeros mientras están preparando la maleta para su viaje a Lisboa. Lo cierto es que, como ya hemos dicho anteriormente, el clima de la capital de Portugal no es especialmente intenso.
Aunque hemos repetido en varias ocasiones que el clima lisboeta es templado a lo largo de todo el año, hay que tener en cuenta que en verano sí se pueden apreciar días muy calurosos, especialmente en julio y agosto. Durante estos meses, es importante llevar mucha agua encima cuando se está visitando la ciudad, ya que el mercurio puede llegar a sobrepasar los 40ºC, especialmente entre las 12:00h y las 16:00h. Por su parte, en invierno rara vez se baja de los 5ºC, mientras que las máximas rondan los 16ºC, por lo que el tiempo es muy agradable, algo que se repite durante el otoño.
La primavera es la época más bonita en la ciudad, sobre todo porque coincide con la floración de los jacarandás, los árboles y arbustos que adornan las calles y avenidas de la ciudad y cuyas flores son de color azul violáceo. Sin embargo, esto también puede provocar que, junto al clima templado y poco lluvioso de esta época, la gente alérgica pueda no llegar a disfrutar tanto del ambiente primaveral de Lisboa.
Cuál es la mejor época del año para ir a Lisboa
Aunque todo depende de los gustos personales de cada viajero, lo cierto es que la temporada alta, y por tanto la mejor época para visitar Lisboa, es entre los meses de abril a junio, es decir, coincidiendo con la estación primaveral. Los días son más largos porque hay más horas de luz, y al mismo tiempo se evita el calor sofocante y húmedo del pleno verano que a muchos viajeros no llega a gustar del todo. Sin embargo, los meses estivales también son una buena época para hacer una escapada a la capital lusa porque se pueden planear excursiones a pueblos costeros cercanos en los que poder disfrutar de la playa y broncearse, como es el caso de Setúbal o Cascais, las principales opciones entre los visitantes. No obstante, el invierno es otra opción, sobre todo si quieres evitar el agobio de turistas, aunque muchas tiendas y monumentos cierran antes que el resto del año porque anoche más temprano.
Qué no debes olvidar meter en la maleta de Lisboa
Si algo no debe faltar en la maleta de Lisboa es un buen calzado cómodo, ya que no es una ciudad excesivamente grande y, por tanto, se puede recorrer a pie, además que también te vendrá bien para cuando visites Sintra. Por su parte, es importante tener en cuenta que si la opción escogida es el otoño, es preferible decantarse por un chubasquero en vez de un paraguas para los días que amanezca gris, ya que este período se caracteriza también por el viento, un factor que hace que sea imposible llevar un paraguas abierto porque casi siempre se acaban rompiendo. Del mismo modo, un recambio de pantalón en la mochila también sería recomendable en caso de que llueva mucho, sobre todo si no quieres volver a casa con un buen constipado.
Como en Lisboa es raro el día que no luce el sol, siendo de hecho una de las capitales europeas con más horas de luz al año, unas gafas de sol también te vendrán bien mientras paseas y contemplas las fachadas de azulejos del casco histórico. No obstante, el sol no te puede engañar tampoco, ya que las noches suelen ser frescas, incluso en verano, por lo que un suéter no te vendrá mal si eres algo friolero.