No es ninguna sorpresa que la reina que ha pasado a la historia como La Católica naciera un día de Jueves Santo de 1451, concretamente el 22 de abril. Isabel I de Castilla es un personaje querido y odiado a partes iguales, con defensores y detractores de las acciones de gobierno que llevó a cabo sobre Castilla, cuya corona sostuvo en su cabeza hasta 1504. Siguiendo sus pasos por los diferentes rincones de Castilla y León, te contamos los puntos imprescindibles que no deberías perderte para descubrir todo sobre su vida y reinado a través de este itinerario cultural por las provincias de Ávila, Valladolid y Segovia.
Madrigal de las Altas Torres, el nacimiento
Pocos son los palacios construidos en la Edad Media que han llegado hasta nuestros días y los pocos que han sobrevivido lo han hecho, en gran parte, porque se reconvirtieron en monasterios. Así ocurre con el Convento de Nuestra Señora de Gracia de Madrigal de las Altas Torres, en Ávila, donde podrás visitar la estancia en la que Isabel de Portugal dio a luz a Isabel de Trastámara, una niña de cabello dorado y ojos azules destinada a no ser nada por ser la tercera en la línea de sucesión al trono de Castilla pero que llegó a serlo todo en la historia de España.
La Iglesia de San Nicolás de Bari, románica y mudéjar, es otro punto de paso obligado para alcanzar las huellas de Isabel La Católica en Madrigal. En ella recibió las aguas del bautismo, conservando todavía la pila en la que tuvo lugar, además que en este templo también se celebró la boda de sus padres, Juan II de Castilla e Isabel de Portugal.
Arévalo, su infancia
Ávila continuaría en la vida de Isabel La Católica, pero trasladándose de Madrigal a Arévalo, donde transcurrió su infancia junto a su madre y su hermano Alfonso. Aunque normalmente se cree que vivían en el castillo de la esta villa abulense, la realidad fue bien distinta, pues habitaban en las Casas Reales que se encontraban en la Plaza del Real, derruidas a mediados del siglo XX. Arévalo respira ambiente isabelino en cada rincón, puesto que aunque Isabel tuvo que abandonar la villa a los diez años para acudir a la Corte de Enrique IV, regresaba siempre que podía al lugar que le vio crecer.
Hoy día el Castillo de Arévalo es la verdadera atracción isabelina de la villa. La fortaleza fue terminada de construir en mudéjar bajo las órdenes de Fernando El Católico y sirvió de prisión real hasta finales del siglo XVII. Este castillo histórico está perfectamente restaurado y es un imprescindible de la ruta isabelina en Castilla. Sin embargo, de Arévalo también sobresale la visita a la Iglesia de Santo Domingo de Silos, donde Isabel acudía a rendir culto a una imagen de la Nuestra Señora de Las Angustias, cuya devoción extendió por otros rincones del reino hasta el punto que la patrona de Granada, ciudad que conquistó en 1492, es una virgen con esa misma advocación.
De Infanta a Princesa en Guisando
Las dudas sobre la legitimidad de la hija de Enrique IV, Juana La Beltraneja, fueron una de las excusas para reclamar el Principado de Asturias, título que portaba el heredero de la Corona. Después de muchas guerras y conflictos que regaron de tinte rojo los campos de Castilla, retumbando todavía hoy en las llanuras de esta áspera tierra los ecos de su historia pasada, Isabel y Enrique se sentaron a dialogar y eligieron para ello una de las regiones más pintorescas de la provincia de Ávila, Guisando.
Isabel pasaba de ser Infanta de Castilla a Princesa de Asturias. Aunque muchas palabras se escribieron en esos acuerdos, pocas fueron las que se respetaron. Sin embargo, la Reina siempre utilizó este reconocimiento como heredera al trono por parte de su hermano para reclamar sus derechos dinásticos frente a su sobrina Juana. El acto se desarrolló junto a los Toros de Guisando, datados de la Edad del Hierro y que representan cuatro verracos de granito, siendo una de las postales más fotografiadas de Ávila.
Valladolid, el matrimonio con Aragón
No se entiende a Isabel La Católica sin hablar de la persona que le acompañó a lo largo de su reinado, Fernando de Aragón. Juntos forjaron una unión dinástica que, con el tiempo, daría lugar a la formación de Las Españas, uno de los reinos más poderosos de los primeros siglos de la Edad Moderna. Su matrimonio se produjo en Valladolid, una de las cabezas de Castilla en aquel entonces junto a Burgos, y no contó con la aprobación del Rey Enrique ni tampoco con la del Papado, que llegaría años más tarde. Ironías de la vida que los Reyes Católicos se casaran sin bula oficial expedida por la Santa Sede.
El enlace tuvo lugar en la Sala Rica del Palacio de Los Vivero, situado en el centro de la ciudad y sede actualmente del Archivo Histórico Provincial de Valladolid. Sin embargo, la misa de velaciones se celebró en la Colegiata de Santa María La Mayor, de la que tan sólo quedan unos restos en piedra, mientras que unos cipreses recuerdan las columnas que soportaban la estructura de la iglesia, situada junto a la actual catedral.
Segovia, la coronación
Hablar de los reyes de la Casa Trastámara es hablar de la ciudad del acueducto. En Segovia se guardaba el tesoro real y allí se encuentra todavía la joya de la corona de los palacios medievales de Castilla, el Alcázar, el preferido por los Monarcas de esta dinastía. En él se pueden visitar algunas estancias decoradas como en tiempos de los Reyes Católicos, como el Salón del Trono. El Alcázar fue usado al comienzo de su reinado para actos protocolarios, pues los monarcas contaban con el Palacio Real de San Martín en el centro urbano, que actualmente acoge el Museo de Esteban Vicente. Sin embargo, tras una serie de revueltas que tuvieron lugar en la ciudad se vieron obligados a cambiar su residencia a esta inexpugnable fortaleza que, según dicen, inspiró al propio Walt Disney para diseñar el castillo de Blancanieves.
El 11 de diciembre de 1474 amanecía Castilla de luto por la muerte de Enrique IV y muchos se apresuraron al grito de "Castilla, Castilla, Castilla por la Reina Isabel, Nuestra Señora". Tras los funerales por el Rey, en Segovia se autocoronó Isabel dos días después como reina propietaria y señora natural de todos los reinos y señoríos castellanos. Todavía hoy una placa recuerda en la Iglesia de San Miguel la proclamación de la reina, donde podrás recordar en primera persona aquel momento y descubrir desde ella el centro histórico de esta Ciudad Patrimonio de la Humanidad.
Tordesillas, la villa del Tratado
Muchos fueron los documentos que firmó la reina Isabel a lo largo de su vida pero pocos o ninguno han tenido el alcance histórico e internacional del Tratado de Tordesillas. 1492, año del Descubrimiento de América por parte de Cristóbal Colón y comienzo de las disputas con Portugal, con quien Castilla rivalizaba por el control del Atlántico. La solución pasó por estampar una firma entre los reyes de ambos países con la que se dividieron todo un océano y el Nuevo Mundo. El Tratado de Tordesillas, que está reconocido como Memoria del Mundo por la UNESCO, es la razón de que, por ejemplo, en Brasil se hable portugués y no castellano.
La huella isabelina en Tordesillas se observa en las Casas del Tratado, que sirvieron de marco de negociación y firma del Tratado de Tordesillas, así como en el desaparecido Palacio Real de esta villa vallisoletana, que fue la residencia oficial de los Reyes Católicos durante la Guerra de Sucesión al trono y en las negociaciones del Tratado, además de jaula de oro para Juana La Loca durante 46 años. El lugar que ocupaba dicho palacio es actualmente un parque público.
Medina del Campo, el ocaso de una reina
54 años de vida y casi 30 años en el trono. Así se resume en cifras la biografía de Isabel La Católica. La última parada de la ruta por Castilla tiene lugar precisamente en Medina del Campo, donde el 26 de noviembre de 1504 se escuchó el último soplo del corazón de la Reina más famosa de la historia de España. Hoy día el Palacio Real de la villa de las ferias, como así se conoce a este municipio vallisoletano, acoge el centro de interpretación de la figura de Isabel I de Castilla, además de poder visitar en él la estancia en la que dictó testamento y falleció, recreada al estilo del famoso cuadro del pintor Eduardo Rosales.
Junto con el Palacio Real o Testamentario, de Medina del Campo también hay que visitar el Castillo de La Mota, una de las fortalezas más impresionantes de Castilla y cuya torre del homenaje es de las más altas de la comunidad. En él estuvo alojada Juana La Loca y también fue prisión para el hijo del Papa Borgia. Del mismo modo, hay que pasar por la Iglesia Colegiata de San Antolín, un templo de importantes dimensiones localizado en la plaza principal de la villa que guarda tesoros de la escultura policromada de la Escuela Castellana.
Isabel I de Castilla es uno de los personajes por excelencia de la historia de España. Esta reina viajera es una de las mejores guías turísticas para conocer Castilla, aunque también te espera en otras rutas culturales por otras comunidades, como en Extremadura y Andalucía, donde podrás seguir descubriendo los secretos sobre su vida y los lugares que marcaron su reinado.