Para los amantes de la arquitectura Toledo es un lugar único porque en esta ciudad de Castilla-La Mancha confluyen muchas disciplinas al haber estado dominada por tres culturas muy diferentes: la cristiana, la musulmana y la judía. Esta mezcla de religiones y personas ha dado paso a construcciones que han permanecido con el paso de los años, y una de ellas son los cobertizos.
Un cobertizo es una construcción que está hecha a cierta altura y que se utilizó en el pasado para comunicar varios edificios. Hace siglos era una forma de evitar salir a la calle, pero fueron prohibidos en tiempos de Juana I de Castilla, desapareciendo muchos de ellos. Por lo pronto, en Toledo siguen conservándose muchos de ellos y con esta ruta podrás descubrir dónde están ubicados.
Arco de Palacio
Puede que este cobertizo sea el más importante de la ciudad de Toledo. El Arco de Palacio da nombre a la calle que cruza de lado a lado, y consigue unir el Palacio Arzobispal con la Catedral de santa María de Toledo, uno de los monumentos más importantes de la ciudad. El Cardenal Mendoza sería el primer prelado que, en la segunda mitad del siglo XV levantaría el primer arco de palacio o pasadizo de unión.
Cobertizo de Santo Domingo el Real
Este techado pertenece al convento de Santa Clara, pero la calle se conoce como perteneciente a Santo Domingo el Real, que es el convento fundado en 1364 con licencia de Pedro I El Cruel. Este es uno de los más largos que quedan y por las noches consigue que te puedas olvidar del siglo en el que vives y viajar en el tiempo. Pasear por las calles cercanas puede ser mágico y tiene una iluminación que hace que sea aún más especial.
Con este cobertizo se unen los conventos de Santa Clara y de las Comendadoras de Santiago, y mientras que unas se dedican a encuadernar libros y hacer dulces, las otras monjas se encargan de una guardería. Muy cerca se encuentra una plaza renacentista obra de Juan Bautista Monegro, construida en 1612.
Cobertizo de Santa Clara
Este pasadizo no comunica dos edificios, sino que se trata de un atajo para pasar por debajo de un único bloque. Este acceso perteneció al Palacio de los Rivera, señores de Valdepusa y Malpica. Auqnue se piense que sí, no perteneció al convento de Santa Clara.
Se cree que este paso sirvió no solo para atajar en el recorrido, sino también para ayudar allá por el siglo XVI a que las aguas de la lluvia circularan por la ciudad sin ningún tipo de problema. Aunque su nombre real es el de los Marqueses de Malpica, no se fijó ningún cartel, por lo que se ha seguido usando este nombre no solo por los ciudadanos, sino también por el Ayuntamiento.
Cobertizo de San Pedro Mártir
Puede que sea uno de los más conocidos, aunque no es el más bonito. Se encuentra en en la calle que lleva el mismo nombre, siendo uno de los accesos al edificio universitario que se conoce con el mismo nombre. Parece que allá por 1694 ya existía, y en su interior tiene una gran farola que alumbra a una imagen de la Virgen de la Soledad. El cobertizo actual es más moderno, edificado en 174 0 cerca de la portería de lo que fuera el monasterio.
Cobertizo de Doncellas
Este cobertizo a acceso al Colegio de Doncellas Nobles, que fue fundado en 1551 por el Cardenal Siliceo. El cobertizo pertenece a la casa que en 1780 pertenecía al Marqués de Villagarcía, Conde de Torrejón. Muy ruinoso en aspecto, casi se derriba en 1854, pero se consiguió mantener en pie y es uno de los pocos cobertizos que se conservan que une edificios civiles. Y un poco más adelante se puede ver un pasaje, pero en este caso metálico que es muy conocido, que une el Colegio de Doncellas con un edificio que pertenece a la administración regional.
Cobertizo del Pozo Amargo
Este cobertizo está ubicado en un barrio que tiene numerosas anécdotas, sin embargo, el paso del tiempo ha hecho sus estragos, porque está muy deteriorado y cerca se ha construido un hotel que ha conseguido en cierto modo que cobre más importancia para los turistas.
Cobertizo en la Calle del Ángel
Este cobertizo fue construido en 1956 para enlazar la residencia de la congregación del Servicio Doméstico con una casa que adquirió la comunidad y que pertenecía a las Terciarias Carmelitas. Este cobertizo es de nueva creación aunque ha conseguido mantener la estética de toda la ciudad, usando ladrillo para darle ese toque 'mudéjar' que tanto caracteriza a Toledo.
Otros cobertizos en Toledo
Aunque no son tan importantes, hay otros cobertizos por las calles de Toledo que se conservan y son el de la Soledad, el que hay en la iglesia de San Miguel el Alto, el de la calle Hombre de Palo o el 'arquillo del judío'. Fue en 1559 bajo órdenes de Juana I cuando el ayuntamiento de Toledo decide derribar algunos de estos cobertizos. Los motivos por los que se prohibe construir nuevos son la humedad, la sombra de las calles, la falta de aire y los problemas que surgen por diversas enfermedades.
En total de derribaron 23 voladizos, 47 saledizos y 25 cobertizos por haber sido edificados o reformados después de 1509. Algunos cobertizos se mantuvieron adaptándose a la norma, pero solo fueron unos pocos.