Durante la Edad Media, Europa vivía sumida en una profunda religiosidad que hacía situar a Dios y la Iglesia prácticamente en el centro de la sociedad del momento. El ritmo de vida avanzaba y se guiaba por los mandatos del catolicismo, aunque la forma de entender la santidad iba también progresando conforme se iban consumiendo los siglos. Después de una fría etapa románica en la que los templos eran oscuros y pequeños, transmitiendo de este modo el temor de un Dios que castigaba por los pecados que cometían los fieles, comenzó a generarse en el norte de Francia, alrededor del siglo XII, un nuevo estilo que propugnaba la luz , conocido como gótico.
Las nuevas iglesias que comenzaron a construirse siguiendo ese novedoso paradigma puramente francés rápidamente poblaron todas las diócesis europeas, desde Alemania, pasando por Inglaterra y llegando hasta España. Con el gótico, los arquitectos trataban de acercar la vida terrenal a la celestial, proyectando portentosos templos de altas torres y agujas por las que las oraciones de los devotos se iban propagando para llegar a tocar las nubes. Para descubrir toda esta revolución que supuso en el campo de las artes y el diseño, os presentamos a continuación en Bekia Viajes una ruta por las catedrales góticas más bonitas de Francia, el país en el que germinó y resplandeció este estilo que iluminó el alma de los edificios de todo el Viejo Continente.
Basílica-Catedral de Saint-Denis
Aunque hubo un tiempo en el que los alemanes nos hicieron creer que el gótico había nacido a orillas del río Rin, lo cierto es que fue en la Basílica-Catedral de Saint-Denis, al norte de París, cuando se dio forma al primer arco ojival de la historia del continente europeo. En el siglo XII, el abad Suger decidió llevar a cabo la remodelación de la iglesia, dando lugar a la creación del templo actual que siguió las trazas de unos nuevos diseños arquitectónicos que se habían importado de la isla de Inglaterra, en concreto de la Catedral de Durham.
La fachada es puramente sencilla, al igual que su campanario, y todavía se aprecia en su estructura el románico, siendo las vidrieras y bóvedas interiores las que más boquiabiertos dejan a los turistas. Saint-Denis es una de las iglesias más importantes de todo Francia, ya que no podemos olvidar que, además de origen del gótico, sirvió de panteón real a la monarquía gala.
Catedral de Notre-Dame de París
A pesar del terrible incendio que sufrió el 15 de abril de 2019, las llamas no consiguieron apagar la luz gótica de la Catedral de Notre-Dame de París. Se trata de uno de los símbolos por excelencia de la capital de Francia y que se hizo todavía más conocida cuando Victor Hugo la utilizó como escenario de su novela más reconocida y famosa. Después, Disney hizo lo demás con las aventuras de Quasimodo y Esmeralda por las gárgolas de la iglesia.
La fachada de Notre-Dame de París refleja todavía la rudeza del arte románico, aunque se aprecia claramente las formas del gótico. La restauración del siglo XIX que llevó a cabo Villet-le-Duc le salvó del olvido, añadiendo acabados neogóticos que le dieron un aspecto más imponente, como su aguja. Cerca de la catedral parisina de la isla del Sena hay que visitar también la Sainte-Chapelle, una de las obras cumbres del gótico francés, sobre todo su estancia superior.
Catedral de Notre-Dame de Chartres
Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1979, no es casual que este organismo decidiera incluirla en su privilegiada Lista, ya que la Catedral de Chartres marcó un antes y un después en el estilo gótico. Con su construcción, se asentaron definitivamente las valores de este nuevo paradigma artístico, influyendo directamente en la proyección de otros templos catedralicios de la zona, como Amiens y Reims.
La fachada principal está custodiada por dos esbeltas torres que flanquean el llamado Pórtico Real, a través del cual se accede al interior y que se remata con esculturas en piedra. Una vez dentro, todos buscan el laberinto que se dibuja en el suelo de la catedral, que normalmente está tapado por sillas. Esta iglesia siempre ha sido un importante centro de peregrinación en Francia por la gran cantidad de reliquias de alberga, aunque hoy en día también los amantes de la arquitectura se acercan para vislumbrar su fábrica.
Catedral de Notre-Dame de Amiens
Que uno de sus campanarios sea más alto que otro hace que esta catedral no sea totalmente perfecta, pero se aproxima a ello. De hecho, la UNESCO la reconoció como Patrimonio de la Humanidad en 1981, siendo la última de las catedrales francesas que se levantaron siguiendo los modelos del gótico clásico, en pleno siglo XIII. A él le sucedieron el gótico radiante y finalmente el flamígero, y eliminó al completo los resquicios que se arrastraban del románico. Fue en 1288 cuando Amiens vio terminar su catedral, convirtiéndose en una de las más altas de todo el país, al alcanzar su bóveda original los 42 metros de altura.
La fachada principal queda presidida por tres espectaculares portales, dedicados a la Virgen María, San Fermín y el Juicio Final, hoy en día sin la policromía original que presentaban, aunque no por ello dejan de ser hermosos, cobrando sus estatuas auténtica vida. Del interior no hay que perderse su esqueleto de arcos y bóvedas, padeciendo del cuello muchos turistas al salir por la altura que presenta esta catedral.
Catedral de Notre-Dame de Reims
Otra de las catedrales que no podía faltar en esta lista es la de Reims. Declarada también Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1991, es una de las iglesias más importantes de todo el país desde el punto de vista histórico y artístico. Por un lado, en ella era donde los reyes de Francia eran consagrados monarcas y, por otra parte, se trata de uno de los monumentos de estilo gótico más importantes prácticamente de todo el mundo, por la precisión con la que fue construida, especialmente sus detalles decorativos en forma de estatuas, más de 2.300, y por la unidad de estilo que presenta, ya que fue totalmente levantada en dos siglos.
En definitiva, es uno de los símbolos culturales de Francia, lo que ha provocado que a lo largo de su historia haya sido atacada. El golpe más duro se sufrió en la Segunda Guerra Mundial, cuando fue bombardeada por los alemanes, aunque no por ello hoy en día sigue siendo toda una joya arquitectónica de primer nivel.
Catedral de de Notre-Dame de Estrasburgo
La de Estrasburgo es una de las catedrales góticas más tardías de Francia. Su estilo está claramente influido por las corrientes alemanas que se importaron del Sacro Imperio Romano, debido principalmente a su situación al noreste del país, en la frontera con el país germánico, por lo que se aleja del gusto francés que se aprecia en las otras catedrales anteriormente descritas. La Catedral de Notre-Dame de Estrasburgo es conocida por ser el telón de fondo de uno de los mercadillos navideños más importantes de toda Europa.
Fueron necesarios cuatro siglos para que fuera totalmente rematada, destacando que, a diferencia de otros templos catedralicios, solo presenta una torre campanario, que durante doscientos años fue el elemento arquitectónico más alto de todo el mundo, al superar los 140 metros. De su interior no hay que perderse el reloj astronómico, el púlpito o el rico órgano que todavía conserva.
Catedral de Notre-Dame de l'Assomption de Rouen
Dedicada a la Virgen María, se trata de una de las catedrales góticas más impresionantes de Francia, llegando a ser retratada en varias obras por Claude Monet, uno de los pintores más importantes de la cultura francesa e impulsor del impresionismo. La Catedral de Rouen sustituyó a una anterior de estilo románico, de la que solamente se conserva la cripta, y sobresale por las torres campanarios que se levantan en su fachada principal, destacando la del medio por ser más alta que las laterales.
Las torres fueron las que más daños sufrieron por los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial, perdiendo parte de su esplendor gótico flamígero, aunque fueron restauradas. La aguja del cimborrio, añadida en el siglo XIX, es la más alta de toda Francia al superar los 150 metros. En su interior están enterrados muchos personajes históricos vinculados con Francia, como el corazón de Ricardo Corazón de León o los restos de la emperatriz Matilde de Inglaterra.
Catedral de Santa Cecilia de Albi
Una de las catedrales francesas que no podía faltar en esta lista es la de Santa Cecilia de Albi, al sur del país. En nada se parece a las que anteriormente hemos descrito, ya que su función, además de religiosa, era también defensiva, al estar integrada dentro de los recursos militares de la ciudad. Es por ello que, aunque es de estilo gótico, no se aprecia claramente porque exteriormente presenta muros anchos, sin prácticamente elementos decorativos, siendo el alto y portentoso campanario el elemento más llamativo.
Una vez en el interior, los visitantes ya parece que sí se sienten dentro de una catedral, siendo aquí donde se aprecia realmente el estilo gótico. Fue construida entre los siglos XIII y XIV, siendo sus bóvedas propias del gótico radiante y destacando que prácticamente todas sus techumbres y paredes están decoradas con pinturas murales de influencia flamenca. La Catedral de Albi se aprovecha de la declaración de Patrimonio Mundial que la UNESCO concedió al casco histórico y episcopal de la ciudad.
Catedral de Saint-Étienne de Bourges
La UNESCO no lo dudó un segundo en 1992 cuando decidió incluir a la Catedral de Saint-Étienne de Bourges dentro de la lista de Patrimonio de la Humanidad. Aunque no es tan conocida como las catedrales de París, Reims o Chartres, hay que visitarla obligatoriamente alguna vez en la vida, sobre todo si eres un amantes del arte y la arquitectura.
Sus trazas góticas marcaron un antes y un después en la evolución de este estilo, tanto por sus proporciones como en su exactitud. Cinco pórticos dan acceso a su interior, a sus respectivas cinco naves, aunque seguramente es su parte trasera la parte más fotografiada, por la belleza de su laberinto de contrafuertes, un elemento arquitectónico innovador y que después fue utilizado en otras catedrales europeas, como la de Toledo.
Catedral de San Pedro de Beauvais
A pesar de que está incompleta, la Catedral de San Pedro de Beauvais es imprescindible también en esta ruta por las catedrales más bonitas de Francia, siendo con ella con la que la cerramos. Con solo la nave, girola, coro y ábside, es uno de las referencias góticas más mencionadas en los libros de Historia del Arte.
Su fachada parece una llamarada completa de fuego gracias a las trazas flamígeras con las que fue construida, aunque realmente la Catedral de San Pedro de Beauvais se enmarca dentro del gótico radiante, apreciado sobre todo en sus vidrieras. De haber sido finalizada, sería toda una joya, siendo solamente un diamante en bruto que no terminó de ser pulido.