Sumergirse en el placer de la lectura nos lleva a vivir las mismas aventuras y desventuras de los personajes de la novela, sea ficción o basada en hechos reales. Hay libros que además te permiten viajar y recorrer pueblos, ciudades y espacios naturales de la mano de esos personajes cuyas tramas enganchan y atrapan de principio a fin. Leer es viajar, algo que ocurre en la novela 'Últimos días en Berlín', en la que Paloma Sánchez-Garnica propone un viaje no solo a algunos de los años más negros de la historia de la humanidad, sino un recorrido por la capital alemana, escenario principal del libro.
Berlín es una ciudad marcada por su pasado, por un pasado para olvidar que sin embargo debe ser recordado. Es necesario conocer no solo lo que pasó, sino entender o tratar de entender por qué una sociedad como la alemana acabó en las garras del horror del nazismo. Fue así como surgió 'Últimos días en Berlín', una novela que la citada autora comenzó cuando leía para comprender cómo Hitler se hizo con el poder, para saber por qué unos le apoyaron, otros callaron y otros se enfrentaron a la maquinaria de terror de este totalitarismo. Unos lograron algunas victorias, otros lo perdieron todo.
Ese pasado de Berlín está en cada rincón de esta urbe que es muchas ciudades en una y que está marcada por el Imperio Alemán, el III Reich, por la Guerra Fría y por la reunificación. La capital alemana ofrece un sinfín de rutas y de recorridos, desde los clásicos que incluyen la Puerta de Brandeburgo, Unter den Linden, la Isla de los Museos, Alexanderplatz, Checkpoint Charlie y la East Side Gallery, pasando por los alternativos, donde visitar el barrio de Kreuzberg, Tacheles, Mauerpark (en domingo para disfrutar de su original mercadillo), Prenzlauer Berg o el antiguo aeropuerto de Tempelholf.
Un día por el Berlín de 'Últimos días en Berlín
Pero aunque este recorrido incluye alguno de esos mencionados lugares, esta ruta es diferente, es original y comienza en el momento en el que el lector o lectora abre 'Últimos días en Berlín' y recorre con Yuri Santacruz los escenarios berlineses por los que caminan él y los demás personajes. Una vez leído, nada mejor que visitar la capital alemana para caminar por los principales escenarios de la novela, algo que se puede hacer por libre, pero que quien esto escribe tuvo la suerte de realizar de la mano de Paloma Sánchez-Garnica y el guía Andrés Cavallero.
La ruta comenzó a la orilla del Spree, río que baña la capital alemana, y más concretamente en Reichstagufer, vía por la que se llega hasta la Platz der Republik, un lugar muy importante por lo que allí se encuentra. Por el camino en este barrio gubernamental te topas con Grundgesetz 49, obra de Dani Karavan que muestra placas de 3 metros de vidrio sobre las que se grabaron 19 artículos de la Constitución de Alemania, un recordatorio de lo que se avanzó y de lo que se debe preservar. Al llegar a la Platz der Republik se puede admirar esta amplia plaza que resulta desangelada en invierno y cuando cae la noche, por lo que conviene descubrirla con la luz del día.
El Reichstag y el memorial a los opositores
Desde allí se puede ver el conjunto arquitectónico de la Cancillería Federal Alemana, pero no es eso lo que nos ocupa, sino el Reichstag, edificio histórico en el que se encuentra el Parlamento alemán y que destaca, ya no solo por su bonita fachada, sino por la cúpula de Norman Foster que fue creada como símbolo de la reunificación alemana y que puede ser visitada. Es interesante planear una visita a la azotea y la cúpula del Reichstag, si bien tampoco forma parte de este tour. Eso sí, si hay tiempo merece la pena acercarse al símbolo del poder legislativo alemán y disfrutar de las estupendas vistas sobre la ciudad. Es importante haber reservado con tiempo para asegurar la entrada.
Cúpula del Bundestag
- Dónde: Platz der Republik 1 11011 Berlín
- Horario : Todos los días de 08:00 a 24:00 con última entrada a las 21:45 horas | Cerrado el 24 de diciembre y el 31 de diciembre a partir de las 16:00 horas.
- Precio: Gratuito
- Página web: Cúpula y azotea del Bundestag
Se podría decir que en el Reichstag empezó todo. El 27 de febrero de 1933 el edificio fue pasto de un incendio del que se culpó, sin pruebas, a los comunistas. El 30 de enero de 1933 Hitler había llegado al poder y los nazis aprovecharon este suceso para culpar a los comunistas, en concreto al holandés Marinus van der Lubbe, ejecutado en 1934, e ir así intimidando a los opositores políticos.
Ese fue el Berlín que se encontró Yuri Santacruz y son precisamente los opositores políticos represaliados los que cuentan con un memorial situado en Platz der Republik, casi junto a Scheidemannstraße. Después del incendio del Reichstag, el Presidente Paul von Hindenburg firmó un decreto en el que se suspendían los derechos fundamentales. El 5 de marzo de 1933 los nazis no ganan las elecciones por aplastante mayoría como se esperaba, pero Hitler tenía ya el poder en sus manos y se aseguró de que no se lo pudieran arrebatar. ¿Quiénes fueron los primeros que contestaron, protestaron y lucharon contra los nazis? Los opositores políticos. Por eso fueron las primeras víctimas y por eso se creó el memorial en honor a 96 opositores.
El controvertido Monumento Soviético de Tiergarten
La ruta sigue por el Monumento Soviético de Tiergarten. Este memorial fue levantado en 1945, el mismo año de la liberación, para recordar a los soldados soviéticos que liberaron la capital alemana. Este memorial, apoyado en su momento también por los aliados, ha seguido allí pese a resultar controvertido y es parada obligada en este camino. En la novela, donde Moscú también es un escenario, el protagonista sufre los estragos de la revolución bolchevique y tanto él como parte de su familia sufrieron también el estalinismo.
Además, 'Últimos días en Berlín' retrata cómo fue el paso de los soldados soviéticos por la capital alemana tras la caída de los nazis, una etapa que, pese a la liberación, tuvo más sombras que luces y convirtió a las mujeres alemanas en botines de guerra para muchos combatientes soviéticos. En aquel momento a esas mujeres ni siquiera se les consideró víctimas por ser alemanas.
El tardío memorial a las víctimas homosexuales
Toca cruzar la acera y adentrarse un poco más en Tiergarten, pulmón verde de Berlín que también padeció ya no solo en la guerra, sino en lo que vino después. Numerosos árboles fueron talados después del conflicto para obtener y vender leña, usándose el espacio disponible para cultivar patatas. Afortunadamente Tiergarten fue replantado y logró renacer. Es ahí donde se encuentra otro memorial que resulta parada obligada. Se trata del Monumento a los homosexuales perseguidos por el nazismo.
Las personas homosexuales, fundamentalmente hombres, fueron señalados, detenidos y asesinados por los nazis. A pesar de su sufrimiento, fueron las últimas víctimas en ser reconocidas como tal, otra muestra de cómo el colectivo LGTBI ha sido menospreciado incluso por parte de las autoridades de países europeos hasta finales del siglo XX. En muchos otros lugares del mundo, en la mayoría, estas personas siguen estando amenazadas o perseguidas. En el caso de Alemania, pasaron 40 años hasta que los homosexuales fueron reconocidos como víctimas del nazismo.
Este memorial fue aprobado por todos los partidos políticos en el Bundestag en 2003, 10 años después de que colectivos LGTBI lucharan para conseguirlo. Fue inaugurado en 2008 en presencia de Rudolf Brazda, la única persona homosexual superviviente de un campo de concentración nazi que vivía en el momento de la apertura del memorial. El monumento es obra de Michael Elmgreen y Ingar Dragset, autores que crearon una estructura de hormigón en forma de ortoedro en cuya cara central hay una ventana en la que se ve un vídeo en el que aparecen dos hombres besándose. Cada dos años cambia y son dos mujeres las que aparecen dándose un beso.
Además de lo que se ve, está lo que se puede leer. En concreto hay una inscripción en inglés y alemán en la que se puede conocer un resumen sobre la persecución a los homosexuales por el artículo 175 del Código Penal y cómo no se reformó hasta 1969, teniendo que pasar 4 años más para su derogación.
El Memorial al Holocausto
Este memorial puede impresionar ante el dolor de los homosexuales, muchos de los cuales murieron sin haber sido reconocidos víctimas, pero nada como lo que se encuentra enfrente y que no solo es parte de esta ruta literaria, sino que resulta parada obligatoria de todo el que visita Berlín. Se trata del Memorial al Holocausto y recuerda a los judíos de Europa asesinados, las principales víctimas de la barbarie nazi.
Diseñado por Peter Eisenman, cuenta con 2711 bloques de hormigón del mismo largo y ancho, pero que varían en su altura, lo que provoca que algunos de ellos estén a ras de suelo, mientras que otros lleguen casi a los 5 metros. El Monumento a los judíos de Europa fue inaugurado el 10 de mayo de 2005, es un lugar de recuerdo, de memoria y de recogimiento que hay que recorrer con tranquilidad, en silencio y que está ahí para no olvidar. Es interesante recorrerlo de lado a lado, perdiéndose entre los bloques de hormigón, lo que provoca a todo el que pasa por allí una sensación de angustia y de desasosiego.
Los lugares de Yuri Santacruz y sus vecinos en Berlín
Desde allí resulta obligado acercarse al símbolo de Berlín: La Puerta de Brandeburgo. Este lugar ha sido testigo del auge y caída del Imperio Alemán, del horror nazi, de los bombardeos de la II Guerra Mundial. Ha visto cómo la ciudad era ocupada y posteriormente dividida, y también como llegó la reunificación y por fin el verdadero esplendor de Berlín y de un monumento que entre 1961 y 1989 había quedado en tierra de nadie. Levantada por orden de Federico Guillermo II, Rey de Prusia, entre 1788 y 1791, no solo ha sido testigo mudo de la historia de la ciudad, sino que es toda una superviviente porque de las 18 puertas de entrada que tuvo Berlín, es la única que se conserva.
El paseo prosigue hacia la ubicación del búnker de Hitler, el lugar en el que se suicidó cuando vio que la caída estaba cerca y del que solo queda un cartel para que se conozca lo que hubo allí tiempo atrás. Desde allí se toma Wilhelmstraße hasta la Platz des Volksaufstandes von 1953, donde se encuentra el Ministerio de Finanzas de Alemania. En este lugar se ha conservado un mural de Max Lingner que muestra la felicidad de las personas que vivían bajo el comunismo. El mural se mantuvo, pero a cambio justo delante se construyó un memorial obra de Wolfgang Rueppel que muestra fotos de las manifestaciones de la Sublevación del 17 de junio de 1953 en la Alemania Oriental, la Alemania comunista, y que fue violentamente reprimida por el Grupo de Fuerzas Soviéticas en Alemania.
Se toma la calle Leipziger para girar en Friedrichstraße, una larga y animada calle comercial berlinesa. En esta esquina se encontraba la pastelería de los Rothman, personajes de la novela. Avanzando hacia el norte se cruza Kronenstraße, donde estaba la farmacia de los Laufer, los padres de Axel Laufer, un personaje que aparece en varios momentos de 'Últimos días en Berlín' y que resulta crucial para Yuri Santacruz. La siguiente calle que se cruza con Friedrichstraße es Mohrentraße. Aquí vivían los protagonistas de la novela al encontrarse en este lugar el edificio que habitó Yuri Santacruz.
Bebelplatz, un recuerdo a la quema de libros
Si se tiene tiempo se puede abandonar por un momento la ruta para llegar a la cercana Gendarmenmarkt, a Checkpoint Charlie y a Topographie des Terrors, tres emplazamientos interesantes que el recorrido literario se salta para adentrarse en Bebelplatz, escenario de la quema de libros y donde por supuesto hay un memorial que recuerda aquel 10 de mayo de 1933 en el que los nazis, instigados por el Ministro de Propaganda, Joseph Goebbels, quemaron unos 20.000 libros.
El memorial se encuentra en el suelo, está protegido por una plancha de vidrio y se pueden ver estanterías vacías. Hay además una placa con una frase de Heinrich Heine pronunciada en 1817 en la que señala: " Eso solo fue un preludio, ahí donde se queman libros, se terminan quemando también personas ". Sus palabras fueron una triste realidad más de un siglo después. Bebelplatz es además parada obligada por albergar la Ópera Nacional Clásica, la Catedral Católica de Santa Eduvigis, sede de la Universidad Humboldt, una de ellas situada en Unter den Linden pero visible desde esta plaza al estar abierta a esta gran avenida berlinesa. Es en Unter den Linden donde se encuentra el Monumento conmemorativo por las víctimas de la guerra y la tiranía.
El Barrio Judío
No podía terminarse la ruta de 'Últimos días en Berlín' sin acercarse hasta el Barrio Judío, lo que requiere caminar hacia el norte y cruzar el río Spree. Allí destaca la Nueva Sinagoga en Oranienburger Straße, donde se puede encontrar el Centrum Judaicum. Este templo se levantó entre 1859 a 1866 y destaca por una gran cúpula dorada.
Llegó a ser la segunda sinagoga más grande de Europa, tan solo superada por la de Budapest. En su momento podía albergar a 3000 personas, lo que reflejó la importancia que tuvo en su tiempo. Durante el nazismo sufrió graves daños y tampoco se salvó de los bombardeos de la II Guerra Mundial. Puede visitarse como museo a través de una exposición permanente.
Nueva Sinagoga de Berlín
- Dónde: Oranienburger Straße 28/30 10117 Berlín
- Horario de verano: del 1 de abril al 30 de septiembre: De lunes a viernes de 10:00 a 18:00 horas y domingos de 10:00 a 19:00 horas
- Horario de invierno: del 1 de octubre al 31 de marzo De domingo a jueves de 10:00 a 18:00 horas y viernes de 10:00 a 15:00 horas
- Precio: De pago
- Página web: Centrum Judaicum
Como colofón a esta ruta hay que adentrarse en el Barrio Judío y recorrer los patios internos Heckmann-Höfe. Se trata de 8 patios interconectados que en la actualidad albergan numerosas tiendas y restaurantes, una zona muy animada en la que terminar esta ruta disfrutando de la gastronomía berlinesa tras varias horas de recuerdo, reflexión y memoria.
El campo de concentración de Sachsenhausen
En 'Últimos días en Berlín' se mencionan los campos de concentración, donde acabó alguno de los personajes de la novela. No se habla del que se encuentra más cerca de Berlín, pero sí es interesante incluirlo en esta ruta para completarla debido a la importancia que tuvo Sachsenhausen, conocido también como el campo del silencio. Además, al estar situado a poco más de 40 kilómetros al norte de la capital alemana resulta asequible ampliar el recorrido hasta este lugar de horror que fue reconvertido en un monumento para la memoria, para recordar lo que se hizo y lo que se sufrió para que nunca más vuelva a ocurrir.
Sachsenhausen ha pasado más desapercibido que otros campos de exterminio como Auschwitz/Birkenau, Dachau o Mauthausen, pero tuvo una gran importancia precisamente por su cercanía a Berlín. Fue el centro de operaciones desde el que se dirigía toda la estrategia del horror que se aplicaba en los restantes campos de concentración. Su origen está en el campo creado en 1933 por las SA (las Tropas de Asalto) en la cercana Oranienburg, que supuso la primera instalación de estas características y que cerró en 1934. La historia de Sachsenhausen comenzó en 1936, tres años después de la llegada al poder del nazismo y a falta de otros 3 para el estallido de la II Guerra Mundial. Adquirió mayor poder cuando en 1938 se trasladó la administración central de los campos de Berlín a este lugar, construyéndose para ello un edificio en forma de T.
Entre 1938 y 1945 funcionó a pleno rendimiento. Se calcula que unas 200.000 personas (de las que entre 20.000 y 50.000 murieron) pasaron por aquí, comenzando con opositores políticos, los primeros perseguidos por el nazismo, siguiendo por judíos, gitanos, homosexuales, entre otros colectivos. También fueron recluidos allí ciudadanos de territorios ocupados por los nazis. Uno de los prisioneros más ilustres fue Largo Caballero, político socialista que ostentó el cargo de Presidente de la República. Tras no haber sido extraditado a España desde la Francia ocupada como pidió Franco, fue detenido por la Gestapo en febrero de 1943 y posteriormente trasladado a Sachsenhausen a finales de ese año. Tenía 74 años y llegó vivo a la liberación del campo de concentración en 1945. Murió en París el 23 de marzo de 1946 a los 76 años.
Sachsenhausen fue liberado por los soviéticos el 22 de abril de 1945, pero sus instalaciones siguieron siendo usadas salvo el crematorio y todo lo que los nazis usaban para el exterminio. Hasta 1950, unos 60.000 prisioneros, la mayor parte de ellos nazis, desertores y opositores, llegaron a estar encarcelados, de los que se calcula que 12.000 murieron a causa de enfermedades y desnutrición. No fue hasta 1961 cuando se inauguró el Monumento Nacional de Recuerdo y Conmemoración de Sachsenhausen para recordar a las víctimas del fascismo. A partir de 1993, ya con una Alemania reunificada, se reestructuró y se restauró este lugar como Sitio Conmemorativo y Museo de Sachsenhausen para convertirlo en un espacio para la memoria y el recuerdo.
El visitante accede por un edificio que sirve a modo de centro de información. En su momento esta construcción sirvió como taller para el mantenimiento y cuidado del armamento. Desde la Lagerstrasse, por donde entraban los prisioneros, se llega a la entrada a la comandancia y al campo de prisioneros. Llama la atención el reloj situado en la torre de entrada, parado a las 11:00 horas del 22 de abril de 1945, fecha de la liberación de Sachsenhausen. Se puede recorrer el campo para observar los barracones en los que malvivían los prisioneros, fijarse en el obelisco levantado en 1961 en tiempos de la RDA o el museo en el que hay fotos, documentos y otros recuerdos de aquel horror, así como los escalofriantes lugares utilizados por los nazis para exterminar a los prisioneros.
Museo de Sachsenhausen
- Dónde: Straße der Nationen 22 D-16515 Oranienburg
- Horario de verano: del 15 de marzo al 14 de octubre: Todos los días de 08:30 a 18:00 horas
- Horario de invierno: del 15 de octubre al 14 de marzo Todos los días de 08:30 a 16:30 horas
- Precio: Gratuito salvo visitas guiadas
- Página web: Lugar Conmemorativo y Museo de Sachsenhausen
Cómo llegar a Sachsenhausen desde Berlín
Para llegar hasta allí se puede optar por uno de los tours que se ofrecen desde Berlín y que tienen guía en español. Es lo más recomendable ya no solo por la comodidad, sino por lo interesante que resulta recibir las explicaciones durante el paso del visitante por Sachsenhausen. Si se decide ir por libre se puede viajar hasta la zona en transporte público mediante estas opciones:
- En tren con la línea S1 (S-Bahn) : Se toma el tren desde Berlin-Friedrichstraße hacia Wannsee-Oranienburg. Tras unos 45 minutos de trayecto hay que bajarse en Oranienburg. Desde allí hay que caminar hasta Oranienburg.
- En tren regional RE5 : Se toma el tren en dirección Stralsund/Rostock con salida en Berlin-Hauptbahnhof y llegada en Oranienburg. Dura unos 25 minutos
- En tren regional RB21 : Este tren se coge en Berlin-Lichtenberg en dirección Templin. La parada nuevamente es Oranienburg. El trayecto es también de 25 minutos.
Una vez en Oranienburg existe la opción de ir andando por un camino señalizado que lleva hacia el Campo de concentración de Sachsenhausen. El trayecto se realiza en unos 20-30 minutos. Si no se quiere o no se puede ir andando, se puede tomar el autobús 804 desde la plaza de la estación de Oranienburg en dirección Malz. La parada en la que hay que bajarse es Gedenkstätte.