Los primeros viajes de los niños y niñas son con sus padres y familiares cercanos. Está la casa de los abuelos en el pueblo, las vacaciones a la playa, y si acaso, alguna escapada al extranjero, aunque sinceramente, eso suele ser menos habitual. Más excitantes son los viajes con el colegio en los que se comparten varios días con los compañeros y compañeras, o lo que es mejor: con las amistades.
Cuando te haces mayor, es más común viajar con amigos y en pareja, y cuando te haces todavía más mayor, con tu propia familia, y así continúa el ciclo de la vida generación tras generación, y dando gracias por poder seguir viajando. Pero hay más... por cumplir años no hay por qué olvidarse de que las madres (también los padres, pero en este caso toca hablar de ellas) siempre disfrutan pasando tiempo con sus vástagos.
Y tú, aunque no lo reconozcas, también te lo puedes pasar genial en compañía de tu progenitora, y si apuestas por hacer un viaje, o dos o tres, en función de la capacidad económica y del éxito del tour, comprobarás que compartir vacaciones con tu madre te puede sentar muy bien. De momento, tiene varias ventajas que no aparecen si viajas con tu pareja o con tus amigos.
Tú eliges destino
Con tu pareja tienes que negociar, aunque quizás si tienes un poco de poder de persuasión te salgas con la tuya, pero te va a costar. Lo más lógico es que si sois de gustos antagónicos, te toque elegir un año sí y otro no. Por otro lado, ponerse de acuerdo con el grupo de amigos es complicado, y salvo que tengas una gran idea o seas el líder y te sigan en todas tus decisiones, es posible que debas ceder en más de una ocasión y te quedes sin viajar a ese destino que tantas ganas tienes de conocer.
Con tu madre eso no te va a pasar porque tú solo tienes que proponer un lugar, y ella, salvo que sea Carmen Sandiego, es posible que no haya viajado ni la mitad que tú aunque tenga unos cuantos años más, así que te va a decir que sí. Con tu madre no vas a discutir por el destino, porque si hay que ceder, va a claudicar ella. Todo por sus hijos.
La generosidad de una madre
Cuando vas con tu madre, lo lógico es que se pague a medias, pero no suele ser así. Quizás has conseguido pagar tu billete y la parte del hotel que te corresponde, pero olvídate de que te deje abonar comidas, entradas y demás gastos. Puedes intentarlo, pero difícilmente va a consentir que saques la cartera a pasear.
Aunque te sientas mal, no deberías hacerlo salvo que te estés aprovechando de ella, algo que cualquier hijo o hija decente no haría. Lo cierto es que ella te va a pagar todo lo que pueda encantada y el viaje te va a salir muy barato. Sí, es una gran ventaja, pero negocia un límite y a partir de ahí, no cedas, que tampoco es cuestión de que a mamá le salga el viaje por un ojo de la cara.
Mamá te sigue en la ruta sin rechistar
Siempre hay alguien al que le gusta llevar la voz cantante en todos los órdenes en la vida, y con mayor motivo cuando se trata de un viaje y es necesaria la organización para que todo salga bien. Quizás tu madre no pueda ayudarte mucho con todo el tema organizativo, o sí, depende de cómo sea y la experiencia con la que cuente, pero seguro que no te va a poner pegas.
¿Que te apetece ver un lugar alejado de la ruta? Ella te va a decir que sí. ¿Eres fan de alguien que vive en el sitio que visitas, o hay una ruta de un libro o una película que te apasiona? Otros acompañantes igual te dicen que prefieren no acompañarte, pero ella seguro que sí. Se lo va a pasar muy bien contigo, le va a parecer todo muy bien y va a estar encantada con todo lo que le vas a enseñar. Las madres saben ser agradecidas.
El vínculo madre-hijos se fortalece
En ocasiones, el vínculo entre padres e hijos es muy fuerte durante toda la vida, pero otras veces va debilitándose con el paso del tiempo por la distancia o circunstancias que pueden suceder. Un viaje es un momento perfecto para volver a conectar, recordar los buenos momentos y generar nuevos recuerdos, que seguro que son divertidos e interesantes. Una de las mejores cosas que tienen los viajes es recordarlos junto a la persona o las personas con las que lo has hecho, y si es tu madre, mejor que mejor. Muy mal se os tiene que dar para que el vínculo existente entre los dos no crezca después de unas vacaciones juntos. Todo ello provoca que la relación se haga más íntima y estrecha, solo que si tienes hermanas o hermanos, van a tener envidia y luego os vais a tener que repartir a mamá, que no va a dar abasto con tanto viaje.
Madre no hay más que una y hay que disfrutarla
Es muy duro decirlo, pero en algún momento, nuestras madres tendrán que irse. Hay que aprovechar el tiempo, ya que aunque probablemente será mucho, el reloj avanza muy rápido, y cuando te quieres dar cuenta ha pasado la vida. Igual que ellas nos dieron todo en nuestra infancia y adolescencia y nos siguen dando a lo largo de nuestra existencia, ellas merecen que pasemos tiempo con ellas, que nos preocupemos y que nos divirtamos junto a ellas.
Cualquier excusa es buena para estar con una madre, pero la mejor es un viaje. La experiencia será increíble y seguro que tanto tú como ella vais a querer repetir tras el éxito del primer desplazamiento. Así que ya sabes, la próxima vez que tengas unos días libres, habla con la mujer que te ha dado la vida y/o te ha criado y hazle una propuesta que no va a querer rechazar: un viaje.