Cuando hablamos de un castillo, todo el mundo tiende a imaginarse un edificio formado por altos muros que hacen las veces de murallas defensivas, rodeado por un foso que se cruza a través de un puente levadizo y flanqueado por cuatro torres coronadas por un estandarte o bandera que sirven también para su protección. Sin embargo, no siempre es así, y con el Castillo de Praga tenemos un gran ejemplo que lo demuestra. Se trata de un conjunto arquitectónico formado por palacios, galerías, jardines o iglesias que, debido a la superficie que ocupa, se llega a considerar el castillo de origen medieval más grande del mundo.
Fiel reflejo de la evolución histórica, social y cultural de la capital de República Checa, el Castillo de Praga es su monumento más importante y por el que obligatoriamente hay que pasar, dedicando media jornada para recorrerlo. Situado en la colina de la ciudad, presenta una posición estratégica única para poder vigilar y controlar todo lo que acontecía en la urbe, habiendo sido desde siempre residencia de los gobernantes checos, algo que continúa dándose en la actualidad. Descubre a continuación com Bekia Viajes más secretos y curiosidades sobre el Castillo de Praga y prepara su visita a la perfección.
Historia del Castillo de Praga
Más de mil años de historia carga a sus espaldas el Castillo de Praga. Gracias a la documentación, se sabe que el primer edificio que se levantó en este emplazamiento se construyó en el 880, siendo una iglesia dedicada a la Virgen María que hoy en día ya no existe. Tenemos que trasladarnos hasta el siglo X para encontrar las primeras referencias arquitectónicas que atestiguan materialmente la antigüedad del Castillo de Praga, localizándose en los elementos románicos de algunos edificios actuales, como la Basílica de San Jorge.
Fue a partir del siglo XIV, durante el reinado del emperador Carlos IV, cuando se convirtió en la sede del poder real en la ciudad y en una de las residencias reales favoritas de la familia imperial. En ese momento, el estilo gótico llegó al Palacio Real, siendo el momento en que se construyó el gran salón abovedado que a todo el mundo deja boquiabierto, así como se produjo el inicio de las obras de la Catedral de San Vito, que sigue el gusto de las catedrales góticas alemanas. Ya con los Habsburgo en el trono del Sacro Imperio, el estilo renacentista conquistó todo el recinto, siendo cuando se construyeron las estancias palaciegas a lo largo de la muralla o los Jardines Reales.
Durante los siglos venideros, se continuaron haciendo reformas y ampliaciones, ocupando actualmente una superficie de cerca de 70.000 metros cuadrados. La Catedral de San Vito se finalizó por completo en 1929 y, a día de hoy, se siguen haciendo remodelaciones en el castillo, ya que se trata de un monumento vivo cuya historia todavía no se ha terminado de escribir y que mantiene su función originaria como sede del poder gubernamental, del Jefe del Estado.
Qué ver en el Castillo de Praga
Repasando brevemente la historia del Castillo de Praga, es fácil darse cuenta que es un lugar en el que pasado y presente de dan la mano. Sus muros han sido testigos de la evolución de una región que ha terminado convirtiéndose en un país independiente, y entre ellos se custodian las joyas de la antigua Corona de Bohemia, reliquias religiosas que han escuchado durante siglos las plegarias de los checos e importantes fuentes documentales que relatan las grandezas del país. Sin embargo, son sus edificios el mayor ejemplo de lo que este monumento significa para la República Checa, siendo varios los que tienes que visitar.
- Antiguo Palacio Real: El Castillo de Praga siempre ha sido la sede del poder real de Bohemia, principalmente por en él se encontraba la residencia del monarca desde comienzos del siglo X. El palacio románico que se había construido fue modificado por el emperador Carlos IV en el siglo XIV siguiendo las trazas góticas. Una de las salas preferidas es el Salón de Vladislav, donde una enorme bóveda de estilo gótico y remates renacentista cubre toda la estancia. Los Habsburgo también residieron en este palacio, pero construyeron para ello un ala renacentista en su parte oeste. Dentro del palacio hay que visitar la Iglesia de Todos Los Santos, abierta solo durante las misas.
- Catedral de San Vito: La Catedral de San Vito es la iglesia católica más grande e importante de Praga. Comenzó a ser construida por Carlos IV en estilo gótico, tal y como se puede ver, pero las guerras provocaron que la obra se interrumpiera, no dándose por finalizada hasta el siglo XIX, haciendo uso para ello del neogótico. De hecho, el templo fue consagrado en 1929. Desde el punto de vista histórico, también es importante, ya que aquí se han celebrado las coronaciones reales y se han inhumado a los personajes de la realeza del reino de Bohemia. La Capilla de San Wenceslao es una de las más bonitas de la catedral, así como la Cámara de las Joyas de la Corona.
- Callejón del Oro: Conocido en un principio como el callejón de los orfebres, se trata de la calle intramuros en la que se alojaba el personal que atendía a la Corte, formada por pintorescas casitas de estilo renacentista en su mayoría que fueron levantadas en el siglo XV. Entre ellas, cabe destacar la nº 22, ya que fue en la que vivió Franz Kafka entre 1916 y 1917. Hoy en día es un conjunto de tiendas de artesanías, ya que desde la Segunda Guerra Mundial perdieron su uso tradicional de viviendas. También hay que visitar en el callejón la Torre Daliborka, con una exposición de corte militar muy interesante en las que eran las antiguas mazmorras del castillo.
- Basílica de San Jorge: Los cimientos de esta iglesia que se encuentra entre la catedral y el palacio datan del siglo X, aunque su cuerpo es de unos años más tarde, ya que el anterior se perdió en un incendio. En e interior, el estilo románico corre por las venas de piedra del templo, que sobresale por su austeridad pero sin perder un ápice de monumentalidad, mientras que su exterior es propio de la época barroca. Cabe destacar que en la Basílica de San Jorge también se encuentra sepultado algún antiguo rey bohemio, demostrando la importancia inicial que esta iglesia tenía para la Corte.
- Palacio de Rosenberg: En el siglo XVI, en el Castillo de Praga se construyó un hermoso palacio renacentista de la mano de la familia Rosenberg. Sin embargo, cuando la emperatriz María Teresa, de la Casa Habsburgo, llega al trono imperial, lo convierte en una residencia para hijas de familias nobles que no se casaban. Además del valor histórico, es una joya arquitectónica del entorno del castillo que se debe visitar, destacando su capilla o la sala renacentista, además de una exposición en la que se cuenta cómo era la vida de sus moradoras.
- Tesoro de San Vito: En la Capilla de la Santa Cruz, ubicada en el segundo patio del Castillo de Praga, se encuentra custodiado el conocido como Tesoro de San Vito. Se trata de uno de los tesoros catedralicios más importantes de todo el continente europeo, destacando por la extensa colección de reliquias de santos y mártires, todas ellas conservadas dentro de elemento de orfebrería de un valor excepcional. Del mismo modo, destacan los objetos litúrgicos que se exponen, como cruces procesionales o custodias. A pesar del valor religioso, el artístico es incalculable, y por esta sala museística se puede repesar también la Historia del Arte checo.
- Pinacoteca del Castillo de Praga: Junto con Carlos IV, Rodolfo II es otro de los emperadores del Sacro Imperio Romano Germánico que más predilección sintieron por la ciudad de Praga. Es por ello que, unido esto último a su carácter coleccionista, decidió enriquecer enormemente el Castillo de Praga, a quien convirtió en una rica sede de la Corte imperial. Su herencia ha llegado hasta nuestro días a través de la Pinacoteca, que es, además, la más antigua de la República Checa, ya que a todos los efecto viene funcionando desde el siglo XVI. Aunque durante los siglos muchas obras han acabado en ciudades como Viena, todavía sigue siendo todo una galería artística por la que es obligatorio pasar.
- Torre de la Pólvora Mihulka: No debe de confundirse con la Torre de la Pólvora de color negrizo que se encuentra en el casco histórico de la ciudad, siendo una de las torres fortificadas que forman parte del Castillo de Praga, circular y en la que llegó a haber un taller de alquimia. También sirvió de vivienda al sacristán de la Catedral de San Vito.
Cómo llegar al Castillo de Praga
Situado en pleno centro de la ciudad, no es difícil llegar hasta el Castillo de Praga, solo que su situación, en una colina sobre el río Moldava, hace que la gran mayoría de los turistas se desplace hasta él en transporte público. Los tranvías 22 y 23 son los que llegan hasta los diferentes rincones del recinto, teniendo que elegir una u otra parada dependiendo de la altura a la que te quieras quedar o lo mucho o poco que quieras andar para llegar hasta los monumentos.
Entradas para el Castillo de Praga
Aunque muchas empresas de tours turísticos ofrecen pases diarios para visitar el Castillo de Praga de forma guiada, hay quienes prefieren hacerlo por su cuenta. Para ello, existen tres tipos de circuitos diferentes, dependiendo de lo que cada turista prefiera hacer.
- Circuito A : incluye el Antiguo Palacio Real, Basílica de San Jorge, Callejón del Oro y Torre Daliborka, Torre de la Pólvora, Palacio de Rosenberg y la Catedral de San Vito.
- Circuito B : Se reduce al Antiguo Palacio Real, Basílica de San Jorge, Callejón del Oro y Torre Daliborka, y Catedral de San Vito.
- Circuito C : Finalmente, los amantes del arte se decantan por el Tesoro de San Vito y Pinacoteca.