Aunque en España los vinos de las denominaciones de origen Rioja y Ribera de Duero suelen ser los más conocidos por los winelovers nacionales e internacionales, existen otras muchas que también merece la pena descubrir. En la zona de Valladolid y parte de Palencia se encuentra una de ellas, y no estamos hablando de Rueda, que también destaca en la provincia pucelana por sus refrescantes vinos blancos verdejos, sino de Cigales. En torno a esta última denominación, que es famosa por los claretes o rosados, aunque también hay algunas bodegas que llevan a cabo la elaboración de tintos, se ha creado toda una ruta con la que se propone descubrir también la cara más cultural de los municipios que componen esta región vinícola, más allá de catar sus caldos y disfrutar de la buena gastronomía.
Iglesia de Santiago Apóstol en Cigales | Foto: Ayuntamiento de CigalesSon doce los pueblos que se han integrado a la Ruta del Vino de Cigales, siendo los tres más importantes Dueñas, Fuensaldaña y Cigales, sobre todo este último como capital histórica de esta denominación de origen a la que precisamente da nombre y que se encuentra bañada por las aguas del río Pisuerga. Junto al patrimonio artístico que se puede contemplar en cada uno de ellos, las otras grandes protagonistas que dan vida a este itinerario son las decenas de bodegas que se pueden encontrar repartidas por todos ellos, organizando la gran mayoría de ellas visitas guiadas a sus instalaciones en las que también se degustan los vinos que elaboran. Descubre a continuación en Bekia Viajes todo lo que tienes que ver en la Ruta del Vino de Cigales para sacarle el máximo partido.
Qué pueblos visitar en la Ruta del Vino Cigales
Santovenia de Pisuerga, San Martín de Valvení, Cabezón de Pisuerga, Trigueros del Valle, Valoria la Buena, Dueñas, Cubillas de Santa Marta, Quintanilla de Trigueros, Corcos del Valle, Cigales, Mucientes y Fuensaldaña son los municipios que forman parte de la Ruta del Vino Cigales. Cada uno de ellos con una historia propia, pero todas desarrollándose a través de un mismo hilo conductor : el vino clarete cigaleño. De entre todos ellos, tienes que visitar de forma obligada los tres que te contamos a continuación.
Monasterio de San Isidro en Dueñas | Foto: Ayuntamiento de Dueñas- Cigales : Este municipio se encuentra situado a 15 kilómetros de Valladolid y constituye el epicentro de la ruta del vino. El principal monumento que nadie debe perderse es la Iglesia parroquial de Santiago Apóstol, declarada Bien de Interés Cultural y una de las joyas renacentistas de toda la comarca. Sus dimensiones han permitido que se haya ganado el sobrenombre de Catedral del Vino y en su interior se contemplan maravillosos retablos barrocos y obras del taller de Gregorio Fernández. Cigales se situó en la historia porque aquí nació la reina Ana de Austria, esposa de Felipe II, pues en su momento fue una villa castellana de renombre que contó con muralla y palacios nobiliarios.
- Dueñas : Esta villa de Palencia cuenta con la declaración de Conjunto Histórico-Artístico y ha sido un importante enclave en el devenir histórico de la antigua Corona de Castilla. Cabe destacar que los Reyes Católicos pasaron en ella algunas temporadas, ya que se encontraba en el camino real a Burgos, destacando que fue aquí donde nació su primogénita, la reina Isabel de Portugal. Paseando por Dueñas hay que pararse en la Iglesia de Santa María, que impacta con su retablo mayor de estilo tardogótico o con obras de imagineros reconocidos, como Diego de Siloé. Del mismo modo, el Convento de San Agustín o el Monasterio de San Isidro son imprescindibles que deben visitarse.
- Fuensaldaña : Uno de los castillos más famosos de todos los que se levantaron en la actual comunidad autónoma de Castilla y León se encuentra en Fuelsaldaña. Se hizo conocido porque en su momento albergó la sede de las Cortes, hasta su traslado al edificio actual situado en Valladolid, destacando de su arquitectura la torre del homenaje, que alcanza los 34 metros de altura. Sin embargo, de Fuensaldaña también hay que visitar la Iglesia de San Cipriano, cuyo campanario está construido mitad en piedra y ladrillo, ya que la influencia mudéjar se aprecia en todo el templo, aunque también cuenta con detalles góticos.
Castillo de Fuensaldaña | Foto: Ayuntamiento de FuensaldañaQué bodegas visitar en la Ruta del Vino Cigales
La historia del vino de Cigales comenzó a escribirse en el siglo X, cuando en la región se inició el cultivo de las vides de las que se lleva extrayendo la uva necesaria para elaborar sus claretes, rosados o tintos, destacando también alguna marca que fermenta blancos. De hecho, el repoblador de la ciudad de Valladolid, el Conde Ansúrez, disponía de viñedos propios en Trigueros del Valle. Durante el tiempo que Valladolid fue capital de España, la Corte fue una gran consumidora de los vinos cigaleños, especialmente en el reinado de Felipe III, durante el siglo XVII.
Interior de la Bodega Ovidio García | Foto: Bodegas Ovidio GarcíaEn los años sucesivos, se produjo un estancamiento y disminución de la demanda, hasta que ya en el siglo XIX, con la llegada del ferrocarril, su fama se extiende fuera de su propia burbuja de influencia. El golpe de gracia definitivo llegó con la creación de la Denominación de Origen en 1991, cuando se recuperó la tradición y se llevó a cabo la profesionalizarla para conseguir que los vinos de Cigales ocupasen un destacado puesto en el mercado. Todos ellos pasan por la supervisión de un Consejo Regulador que trata de asegurar la calidad de la producción, estando su sede en el antiguo Palacio de los Marqueses de Santillana, en el municipio de Cigales. El ejemplo del buen hacer se puede apreciar en estas tres bodegas que nadie debería perderse cuando se visita la zona.
Viñedos de las Bodegas César Príncipe | Foto: Bodegas César Príncipe- Bodega Remigio de Salas Jalón : A pesar de no estar situada en Cigales, ya que se localiza en la villa palentina de Dueñas, esta bodega es una de las más importantes de toda la ruta por su bagaje histórico. Las primeras referencias que hablan sobre ella datan de 1737, y el paso del tiempo no ha conseguido acabar con su magia. Está formada por un conjunto de cuevas subterráneas en las que maduran y reposan los vinos claretes, tintos y blancos que elaboran, todos ellos provenientes de sus centenarios viñedos propios. Remigio de Salas Jalón se puede visitar y el recorrido incluye la cata comentada de 3 vinos de su colección Las Luceras.
- Bodega César Príncipe : Si se visita Fuensaldaña, además de hacerse una foto a los pies de su castillo, también hay que reservar tiempo para acercarse hasta Bodega César Príncipe, una de las más destacadas de toda la Denominación de Origen. Aunque su andadura comenzó oficialmente en 1982 de la mano de Ignacio Príncipe, la tradición les persigue porque la actividad vinícola la venían desarrollando su padre y abuelo en una bodega subterránea del centro de Fuensaldaña. Sus vinos claretes se han hecho un buen hueco en el mercado, manteniendo el concepto familiar tal y como se aprecia en la visita a sus instalaciones.
Dónde comer en la Ruta del Vino Cigales
Realizando la Ruta del Vino Cigales, también hay que reservar tiempo para la gastronomía. Son muchos los bares y restaurantes que se pueden encontrar en los diferentes pueblos que la componen, aunque hay algunos por los que hay que pasar obligatoriamente. Durante la visita a Cigales, la parada hay que hacerla en el Bar Las Barricas, situado cerca de la Plaza Mayor. Abre todos los días de la semana y está especialmente concurrido a la hora del vermú y durante los fines de semana, cuando en la barra se puede encontrar una gran cantidad de pinchos para acompañar los diferentes vinos de la D.O. Cigales que sirven. En el mismo local se encuentra el Restaurante Gastrobar Clandestino, donde innovación y tradición se dan la mano en una carta que te dejará con ganas de repetir en otra ocasión para seguir descubriéndola.
El lechazo al horno de leña es el plato estrellaPor su parte, los amantes de la cocina más tradicional tienen que pasarse por la Bodega y Restaurante La Cueva. El lechazo al horno de leña es la estrella de la carta, aunque también cuenta con otras opciones para quienes prefieren otro tipo de carne, sobresaliendo el chuletón de vaca gallega o las chuletillas a la brasa. Sus menús para cada dos personas incluyen vino de la región y cuentan también con deliciosos entrantes que, en definitiva, te dejarán con el estómago muy lleno sin hacer demasiado roto al bolsillo, ya que sus precios son muy asequibles y económicos, rondando los 35€ por persona de media. Además, la bodega cueva se puede visitar por alrededor de 3€ por persona e incluye la cata de un vino, pero para los comensales del restaurante está incluida.
