Conocida como la Città Eterna, Roma es una de las ciudades del planeta más visitadas cada año y con más siglos de historia a sus espaldas. Esto último ha permitido que la capital de Italia cuente con un vasto inventario cultural y patrimonial, llegando a formar parte su centro histórico y tres de sus iglesias de la Lista Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Sin embargo, su internacional gastronomía o el carácter mediterráneo de sus habitantes son otros de los motivos que invitan a conocer la urbe romana. La capital se puede dividir en diferentes áreas, desde la Roma Clásica, pasando por la Renacentista hasta llegar a la Roma Barroca, existiendo una serie de imprescindibles que ningún viajero puede perderse en su visita a la monumental Ciudad Eterna italiana.
Coliseo y alrededores
No se puede entender Roma sin el Coliseo, una de las estructuras actuales de la arquitectura romana más grandes del mundo. Es, por excelencia, el centro de la Roma Clásica, además del lugar donde se desarrollaban los bárbaros y asombrosos juegos de gladiadores del Imperio Romano, pudiendo acoger entre sus gradas a más de 50.000 espectadores. El símbolo por excelencia de Roma se encuentra rodeado por tres de las siete colinas que sirvieron para la fundación de la ciudad, hablando en este caso de los montes Celio, Esquilino y Palatino.
La Via dei Fori Imperiali es la mejor calle para poder contemplar las impresionantes dimensiones del Coliseo, destacando también su visita interior. Esta construcción se encuentra cerca del Foro Romano, el centro político, económico y cultural de la antigua Roma y que hoy en día es un conjunto de ruinas y edificios con casi mil años de historia. Del mismo modo, dentro de esta zona tan increíble de Roma se pueden visitar los Foros Imperiales, que fueron erigidos por diferentes emperadores romanos: Trajano, César, Augusto y Nerva. Con ellos se buscaba personificar el poder de los gobernantes, sirviendo también como ampliación para los usos políticos del Foro Romano. Destaca la Columna de Trajano como una de las fotografías más típicas de esta monumental área.
El Vaticano
Aunque se sitúa como parte de Roma, realmente la visita a la Ciudad del Vaticano supone cambiar de Estado. No deja de ser curioso también que la iglesia más grande del mundo se encuentre en el país más pequeño del planeta. Con todo ello, siempre existe el problema de la falta de tiempo cuando se programa la visita a este minúsculo rincón localizado en la península itálica por todos los secretos que esconde.
El reclamo turístico principal es la Basílica de San Pedro. En ella se encuentran obras tan reconocidas como La Piedad de Miguel Ángel, exponente máximo del Renacimiento, pero realmente uno de los grandes secretos que guarda el templo es la subida a la cúpula, desde donde podrás observar una de las mejores vistas de Roma.
Tampoco se entendería la visita al Vaticano sin acercarse a los Museos Vaticanos, los cuales abarcan tantas riquezas y obras de arte que se necesitarían años para poder descubrirlos en su totalidad. Entre sus muchas salas, imprescindible la visita a la Capilla Sixtina para observar el famoso fresco de Miguel Ángel, pero también la Pinacoteca o las Estancias de Rafael.
Para poder contemplar la Basílica de San Pedro en todo su apogeo es conveniente que se acceda a la plaza desde Via della Conciliazione. Además, al comienzo de esta calle se encuentra el Castillo de Sant'Angelo, otra de las construcciones de la herencia del Imperio Romano y desde cuya terraza se avista una bonita postal de la ciudad vaticana.
Barrio de Trastevere
Quien visita Roma tiene que pasar por el barrio de Trastevere. Se encuentra situado al otro lado del río Tíber y es prácticamente una ciudad dentro de otra, caracterizada por sus estrechas calles y plazas y por su ambiente intimista y tradicional. Además, es también un rincón perfecto para disfrutar de su gastronomía italiana, con ricos restaurantes y terrazas.
En Trastevere destaca la visita a la Basílica de Santa Maria in Trastevere, cuyos orígenes históricos se remontan al siglo III y que conserva en su interior un maravilloso mosaico del siglo XII que representa la Coronación de la Virgen. La iglesia se encuentra situada en la principal plaza del barrio, que recibe el mismo nombre que el templo. Sin embargo, también se puede visitar San Pietro in Montorio, una iglesia conventual franciscana de origen puramente español, ya que fue mandada construir por los Reyes Católicos. Del conjunto es imprescindible la visita al Templete de Bramante, el lugar donde la leyenda dice que San Pedro fue martirizado.
Fontana di Trevi
Sin duda, la fuente más fotografiada de la ciudad y algunos llegan incluso a afirmar que la más bonita del mundo. Su origen se remonta al período del Imperio Romano, cuando se mandó construir en el 19 a.C. un acueducto que llevase el agua al centro de la ciudad desde este manantial. Ya durante el Barroco del siglo XVIII se llevó a cabo la construcción de la monumental fontana que hoy en día miles de turistas fotografían.
Lo más llamativo de la visita a esta imponente fuente es que se encuentra emplazada en una estrecha y escondida plaza, por lo que la percepción de majestuosidad es todavía más increíble al toparse con ella casi por casualidad. No te puedes ir sin lanzar de espaldas a la fuente una moneda con la mano derecha y sobre el hombro izquierdo, para así asegurar tu vuelta a la Città Eterna. Si lanzas dos monedas, encontrarás el amor de un italiano o italiana, pero si lanzas tres te llegarás a casar con esa persona.
Roma cristiana
Destaca en Roma la realización del peregrinaje de las siete iglesias, una tradición establecida en el siglo XVI que ha llegado hasta nuestros días. Con ella se visitan siete grandes basílicas de la ciudad : San Pedro del Vaticano, San Pablo Extramuros, San Sebastián Extramuros, San Juan de Letrán, Santa Cruz de Jerusalén, San Lorenzo Extramuros y Santa María La Mayor.
Es importante destacar San Juan de Letrán, por ser la basílica que acoge la catedral de Roma y la Santa Escalera o Scala Santa, una de las reliquias más importantes del catolicismo, puesto que por ella subió Cristo antes de ser crucificado. Además, andando unos minutos también se llega a las Termas de Caracalla, que eran las más lujosas del Imperio Romano y todavía hoy son un gran complejo monumental.
Además de esas siete basílicas, Roma cuenta con cientos de iglesias y todas ellas sorprenden al turista que entra a visitarlas, aunque algunas merecen una parada obligada. La primera de ellas es el Panteón de Agripa, una obra de ingeniería romana espléndidamente conservada que desde el siglo VI es un templo católico dedicado a los mártires, destacando su impresionante cúpula por ser la más grande del mundo hasta la introducción del cemento en el siglo XX.
Por último, otras iglesias importantes de la Roma Cristiana son Santa Maria della Vittoria, puesto que en ella se encuentra una de las grandes obras de Bernini y del Barroco, el Éxtasis de Santa Teresa de Ávila, o la Iglesia de San Pietro in Vincoli, que sobresale por custodiar las cadenas con las que ataron a San Pedro y por la enorme escultura del Moisés de Miguel Ángel.
Las piazza de Roma
Roma no sería Roma sin sus impresionantes plazas, o piazza como se dice en italiano. Algunas de ellas son, de por sí, extraordinarias obras arquitectónicas, pero suelen albergar también otros grandes monumentos. De entre todas, el turista que visita Roma no se puede perder la Piazza Navona, que acoge tres impresionantes fuentes, destacando la de los Cuatro Ríos de Bernini, y la iglesia de Sant'Agnese in Agone, que sorprende por sus simétricos campanarios presidiendo la plaza. Es una de las mejores zonas para tomar helado en Roma.
Del mismo modo, la Piazza di Spagna, conocida por la famosa Escalinata de España por la que se sube hasta la iglesia de la Trinità dei Monti, mandada construir por Carlos VIII de Francia y todavía hoy en manos francesas. También merecen una visita Piazza Venezia, ya que en ella se encuentra el Monumento a Vittorio Emanuele II junto con el Monumento al Soldado Desconocido de la I Guerra Mundial, y Piazza del Popolo, que sobresale por sus iglesias gemelas, el obelisco egipcio que la preside y porque sus cuatro extremos están adornados cada uno con una fuente que simboliza una estación del año diferente.
El secreto de Roma
Roma es una ciudad mágica para perderse, llena de rincones increíbles pero también de secretos. No te puedes ir de la urbe sin acercarte hasta el monte Aventino, una de sus siete colinas. Desde allí se contempla uno de los mejores atardeceres de la capital, viendo caer el sol mientras observas los tejados, torres y cúpulas de sus iglesias y edificios civiles.
Muy pocas personas tienen conocimiento de este jardín, pero guarda el secreto de la ciudad. A través de la cerradura de la puerta de una villa de la Piazza dei Cavalieri di Malta, observarás en todo su esplendor la cúpula de San Pedro del Vaticano, sin duda uno de los recuerdos más bonitos que te llevarás de la Ciudad Eterna.