Situado al sur de Francia, Toulouse se ha coronado como el destino estrella para una escapada de fin de semana en Europa cerca de España, además de ser asequible para todos los bolsillos. Con líneas aéreas low cost que parten desde distintos puntos del país y trenes desde Cataluña, se trata de una encantadora ciudad que cuenta con muchísimos atractivos turísticos a su alrededor, por lo que también es un buen punto desde el que programar excursiones adicionales para hacer más completa la escapada. Con una vida nocturna muy animada gracias al ambiente universitario que le caracteriza, una gastronomía basada en sus famosos crepes y multitud de secretos escondidos en sus calles y avenidas, solo tienes que buscar un fin de semana y preparar la maleta para dejarte llevar por el encanto de Toulouse.
Los imprescindibles de Toulouse
Lo bueno de las ciudades como Toulouse, que no se caracteriza precisamente por su tamaño, es que se pueden recorrer perfectamente a pie, descubriendo de primera mano todos y cada uno de sus monumentos. El metro y el transporte público están reservados para los traslados al aeropuerto o los alrededores, ya que su centro histórico se descubre caminando. La Plaza del Capitolio es el centro por excelencia de la ciudad y desde ella parten sus principales arterías, donde encontrarás los bares y restaurantes más reconocidos. Se trata de una impresionante explanada que queda presidida por el edificio del Capitolio, construido en el siglo XV-XVI y que sirve hoy en día de Ayuntamiento de Toulouse, así como de teatro. Además, de manera gratuita se puede visitar su interior, donde los turistas quedan impresionados por sus ricas salas decoradas con tapices, frescos y pinturas que para nada esperan encontrar.
Desde la Plaza del Capitolio la visita continúa por la Rue du Taur, en cuyo final se encuentra la iglesia románica más grande de Occitania y la segunda más antigua de toda Francia. La Basílica de Saint-Sernin es uno de los grandes descubrimientos de la ciudad, todo un gigante de piedra que fue levantado entre los siglos XI-XII y que, en su origen, formaba parte de una abadía. Hoy en día es una de las joyas románicas más importantes del mundo, contando con la distinción de Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO como parte del Camino de Santiago en Francia, no habiendo excusa para entrar a visitarla ya que es totalmente gratuita.
Del románico de Saint-Sernin pasamos al gótico de la Iglesia conventual de Los Jacobinos, otro de los grandes tesoros arquitectónicos de la ciudad. Fue construida en el siglo XIII y hasta ella acuden los turistas en busca de "la palmera", su famosa bóveda enervada que tiene la forma de esta especie arbórea, y la tumba de Santo Tomás de Aquino, teólogo, filósofo y considerado uno de los Doctores de la Iglesia Católica. De la época del gótico es también el Museo de los Agustinos, localizado en el antiguo convento del que tomó su nombre y que sirve de espacio museístico de Bellas Artes en la ciudad, siendo la espectacular panorámica de su claustro uno de los motivos principales que atraen a los turistas que acceden a él.
Después de haber contemplado el románico y góticos puros, la tercera parada será en la Catedral Saint-Étienne de Toulouse, levantada conjuntamente en ambos estilos arquitectónicos. Exteriormente no muestra la belleza de los anteriores templos, pero su interior sorprende por la luz que penetra por sus vidrieras, así como por las obras de arte que se pueden contemplar en ella. Ningún turista puede perderse tampoco su majestuoso rosetón, que llega a hacer sombra al de la propia Catedral de Notre-Dame de París. La última parada en las iglesias de Toulouse es a orillas del río Garona, donde se puede visitar la Iglesia de Notre-Dame de la Daurade, en cuyo interior se venera la talla de una virgen negra muy famosa en la ciudad.
Desde la Iglesia de la Daurade se puede comenzar este paseo por la orilla fluvial, encontrando monumentos como el Puente Nuevo o Pont Neuf, que fue construido entre los siglos XVI-XVII y desde el cual se refleja una de las panorámicas más románticas de la ciudad. Con esta vista se puede entender por qué Toulouse es conocida como la "Ciudad Rosa" de Francia, puesto que desde aquí se observa a la perfección la armonía arquitectónica con la que cuenta gracias a que la mayor parte de sus edificios han sido construidos en ladrillo.
Todo viajero que visita Toulouse tiene que pasar también por el Jardín Japonés, uno de los atractivos turísticos imprescindibles de este rincón del sur de Francia. Este bucólico espacio verde, que acerca al turista a las formas orientales del País del Sol Naciente, invitando a la abstracción y la relajación, se encuentra situado en el corazón financiero y administrativo de la ciudad. Mundo mineral, vegetal y acuático quedan representados en este jardín, donde las plantas exóticas y el pabellón del té son algunas de las postales más fotografiadas por los turistas. Además, si todavía se busca más calma y tranquilidad durante el viaje, el Canal du Midi, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y que continúa uniendo la ciudad con el mar Mediterráneo, es otro de los puntos por los que deberás pasar, sobre todo si organizas tu visita en verano.
Dónde comer en Toulouse
La gastronomía forma parte de cualquier viaje que se lleve a cabo. Visitar una ciudad implica también recorrer la tradición culinaria que la caracteriza. En el caso de Toulouse, aunque las crepes son la principal atracción de los turistas, hay que probar otras muchas cosas más. La cassoulet es el plato típico de la ciudad, un guiso a base de alubias y carne que es bastante contundente como para recuperar las fuerzas después de una mañana caminando y descubriendo los secretos tolosanos.
Los embutidos y quesos son también pieza destacada del puzle gastronómico de Toulouse, destacando su famosa salchicha enrollada sobre sí misma. Todos estos manjares se pueden degustar en el Mercado de Víctor Hugo, punto de encuentro para los amantes del buen comer que cuenta con varios restaurantes en los que disfrutar de la cocina tradicional de esta ciudad francesa.
Pero como a nadie le amarga un dulce, tampoco podían faltar en el artículo algunos nombres de creperías famosas en Toulouse y que se han convertido en verdaderos lugares de peregrinaje para los turistas. Una de ellas es Le Sharpa, una pequeña crêperie donde ofrecen auténticas y deliciosas crepes, destacando las tradicionales de chocolate o caramelo. Pastel et Sarrasin, situada cerca de la Basílica de Saint-Sernin, es otro de los restaurantes donde también se pueden degustar, ya sean dulces, como las de helado de cholate Kinder, o saladas, cuyo interior esconde buenas ensaladas. Además, también hay numerosos puestos en la calle para poder comerlas en cualquier momento.
Qué ver cerca de Toulouse
No podemos olvidarnos de los alrededores de Toulouse. Se trata de una ciudad que se ve en un fin de semana, pero también hay tiempo de sobra para programar una excursión de medio día a alguno de los secretos que se esconden en esta región de Francia. Sin embargo, en tan solo tres días no podrás conocer todos, por lo que tendrás que decidirte por alguno de los que os contamos a continuación.
¿Quién no ha oído hablar de Carcassonne ? Esta ciudad fortificada de origen medieval, que está declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, se encuentra situada a 90 kilómetros de Toulouse, siendo el alquiler de un coche la opción más recomendable para visitarla, aunque también hay trenes que conectan ambas ciudades. Carcassonne te traslada al medievo, pero lo cierto es que es una ciudad rehabilitada en el siglo XIX por Viollet-le-Duc, famoso arquitecto que ha pasado a la historia por reinterpretar las restauraciones de edificios.
Otra de las opciones es Albi, que también está declarada Ciudad Patrimonio de la Humanidad. El Museo de Toulouse-Lautrec, emplazado en el Palacio de la Berbei, cuyas terrazas ofrecen una de las panorámicas más bonitas del río Tarn, o la Catedral de Santa Cecilia son algunos de sus monumentos más emblemáticos. Pasear por esta villa es un verdadero placer, porque parece que por ella no haya pasado el tiempo. Sus calles empedradas, sus coquetos comercios y restaurantes o sus tradicionales establecimientos de quesos o charcuterías intensifican la magia de esta ciudad.
Cordes-sur-Ciel está considerado uno de los pueblos más bonitos de Francia y dista de Toulouse en 80 kilómetros, siendo el coche la opción más cómoda para llegar hasta él. Fue elegido "Pueblo favorito de los franceses" en 2014 y se trata de una villa medieval amurallada situada sobre una colina que conserva una importante herencia gótica, escondida entre las nubes. En su inventario arquitectónico destaca la Maison Grand Veneur, un impresionante palacete del siglo XIII, y la Iglesia de San Miguel, estando ambos edificios declarados Monumentos Históricos de Francia. Sin embargo, también sobresale el Jardín del Paraíso, un espacio verde dedicado a las especies botánicas más exóticas, y el Museo Arts du Sucre et Chocolat, localizado en la casa Prunet y que expone una colección de piezas de arte hechas a base de azúcar y chocolate únicamente.