La Rioja es una de las comunidades autónomas españolas por la que pasan a diario miles de viajeros para conocer los secretos de sus increíbles bodegas y catar sus excelentes vinos. Además de estas, existen otras muchas piezas que forman el maravilloso puzzle turístico de la región, como cultura, tradiciones, naturaleza, gastronomía o actividades al aire libre, aunque hay una de ellas que destaca por encima de todas: Logroño. La capital riojana ha conquista una posición privilegiada entre las ciudades españolas del norte del país al haber conseguido reinventarse para ofrecer una oferta turística actualizada y variada con la que poder satisfacer a todos sus visitantes. Descubre a continuación todo lo que tienes que ver y hacer en Logroño para sacarle el máximo partido.
Atractivos turísticos de Logroño
A la hora de planificar la visita turística a Logroño, es importante tener en cuenta que es una ciudad que en dos días se ha visto perfectamente, además que se puede recorrer andando porque no es excesivamente grande. La Concatedral de Santa María la Redonda es uno de sus principales monumentos, siendo una construcción que comenzó a construirse durante el período gótico pero que se convirtió en un imponente templo barroco durante los siglos XVII-XVIII. Este templo es Bien de Interés Cultural, además de formar parte del Camino de Santiago Francés, por lo que también se aprovecha de la declaración que esta vía tiene de Patrimonio de la Humanidad para ser un bien protegido por la UNESCO. Una de las curiosidades de la catedral de Logroño es que cuenta con un cuadro que representa la Crucifixión y que, según diversos estudios, fue pintado por el mismísimo Miguel Ángel, toda una obra de arte con la que engrandecer esta iglesia riojana.
Además de la concatedral, en Logroño también merece la pena visitar otras iglesias de alto valor artístico. Así, encontramos la Iglesia de San Bartolomé, una de las más antiguas de la ciudad al remontarse su construcción al siglo XII. Presenta una espectacular portada gótica que sorprende a todo el que la contempla porque está a la altura de cualquier catedral centroeuropea. La torre de rasgos mudéjares o su sencilla arquitectura interior son otros de los elementos que sorprenden. Finalmente, también deberías acercarte hasta la Iglesia de Santa María de Palacio, cuya torre gótica coronada por una aguja octogonal es la reina del cielo de Logroño al formar parte de todas las panorámicas de la ciudad. Esta iglesia fue construida sobre el palacio que donó Alfonso VII de Castilla en el siglo XII, aunque cuenta con acabados barrocos del siglo XVIII.
En Logroño se encuentra un espacio totalmente dedicado a la cultura y tradición riojana, el Museo de La Rioja. Se encuentra ubicado en un elegante palacio del siglo XVIII, conocido como Palacio de Espartero, y en él se expone una impresionante colección de piezas pictóricas y escultóricas que abarcan de los siglos XII a XIX, destacando las Tablas de San Millán. Sin embargo, también hace las veces de museo etnográfico al contar con objetos propios de la tradición riojana que ayudan a entender la evolución y el estilo de vida propio de esta región española.
No podemos olvidar que Logroño es una de las ciudades por las que transcurre el río Ebro, por lo que una buena visita a su ribera es una gran opción para terminar un día de turismo y descansar mientras se espera a la puesta de sol. Uno de los lugares para disfrutar de este momento es el Parque del Ebro, uno de los muchos que tiene la ciudad junto con el del Espolón o del Carmen. En este rincón verde de la ciudad se puede respirar un poco de naturaleza, aunque también es interesante acercarse a él para visitar la cercana Casa de las Ciencias.
Para cruzar el Ebro, existen en Logroño varios puentes que forman parte también de su patrimonio artístico. El más original es el Puente de Hierro, aunque la postal más famosa de la capital de La Rioja es, sin duda, con el Puente de Piedra en primer plano, que fue reconstruido en el siglo XIX tras el derrumbe del anterior, que podría haber sido levantado en el siglo XI para facilitar el paso de los peregrinos del Camino de Santiago. De hecho, este puente forma parte del escudo heráldico de la ciudad, lo que explica su importancia.
Finalmente, ningún turista que se haya perdido por las calles de Logroño puede irse sin pisar el Paseo del Espolón o del Príncipe de Vergara, una espectacular avenida del siglo XVIII en la que tienen lugar actos festivos relacionados con la vendimia y que se encuentra en el centro económico y empresarial de la capital. El paseo está presidido por el Monumento al General Espartero, rodeado de una impresionante fuente de arcos de agua, y cuenta con numerosos árboles, arbustos y flores, lo que le convierte en el pulmón verde de Logroño.
Qué bodegas visitar en Logroño
Además de los monumentos y parques que hemos comentado anteriormente, también en Logroño hay que dejar tiempo para visitar algunas de las bodegas que hay en la propia ciudad. Tal es el caso de Bodegas Franco Españolas, que se encuentran situadas a escasos 5 minutos del centro histórico y cuenta con una historia en el mundo del vino que supera los 125 años. Cuenta con visitas guiadas a sus instalaciones en las que se cuenta el porqué de su nombre, los procesos de elaboración y finalizan con una cata de algunos de sus mejores vinos.
En la Calle Rúa Vieja se encuentran una serie de calados subterráneos del siglo XVI que constituyen las bodegas más tradicionales de la ciudad, destacando el de San Gregorio. Un poco más alejado del centro, siendo necesario el coche para acercarse hasta ella porque está a más de 3 kilómetros del centro, se puede visitar Bodega-Museo Ontañón, en la que cultura y vino van dados de la mano.
Calle Laurel, gastronomía y vino en Logroño
Para rematar los días de turismo por Logroño, el sitio perfecto en la ciudad es la Calle Laurel, donde se concentran más de 60 establecimientos entre bares y restaurantes que ofrecen los vinos de las bodegas de las Denominaciones de Origen de la región vinícola de Rioja acompañados de los platos protagonistas de la gastronomía riojana. Cabe destacar que cada local se ha especializado en un pincho o tapa estrella, además de las clásicas que en casi todos se pueden degustar.