Al noroeste de la Comunidad de Madrid se levanta uno de los palacios reales ligados a la Corona española y cuyo origen histórico se remonta al período de los Trastámara. Enclavado en el Monte de El Pardo, considerado el bosque mediterráneo más importante de Madrid que casi alcanza las 16.000 hectáreas de extensión, el Palacio Real de El Pardo sirve hoy en día de residencia para los jefes de Estado que visitan España y es también lugar de celebraciones de audiencias y eventos de la Familia Real española. Configurado actualmente como espacio museístico visitable, el Palacio Real de El Pardo forma parte de la red de Patrimonio Nacional y entre sus muros han habitado a lo largo de la historia numeroso personajes que han ido dejando en él su propia huella.
La larga historia del Palacio Real de El Pardo
Por todos es sabido que la caza siempre ha sido una de las actividades preferidas por los reyes que han dirigido el destino de los reinos hispánicos a lo largo de los siglos, por lo que el origen de la mayor parte de los espléndidos palacios que contemplamos hoy en día se encuentra en pabellones de caza medievales. Así encontramos el ejemplo del Palacio Real de El Pardo, cuyo antecedente más lejano se encuentra en 1405, cuando el Rey Enrique III de Castilla, perteneciente a la dinastía Trastámara, ordena construir una casona en el Monte de El Pardo para alejarse de las intrigas de la Corte y disfrutar de la caza gracias a la rica fauna que se escondía en su frondoso bosque. Años después, Enrique IV de Castilla lo amplia y convierte en castillo.
El actual modelo palatino que observamos hoy en día comenzó a tomar forma durante el reinado del Emperador Carlos I quien, por intercesión de su hijo, el futuro Felipe II, lo transforma en palacio, construyendo un edificio que respondía al prototipo de alcázar castellano, es decir, un conjunto cuadrado con torres a cada extremo y un patio porticado en torno al cual giraba la vida de sus inquilinos. El palacio, que servía de residencia ocasional de los monarcas españoles, sobre todo en períodos invernales, fue lujosamente decorado con cuadros de Sánchez Coello o Tziano, del cual destacaba la Venus de El Pardo, conservada hoy en día en el Louvre de París.
Con la llegada de los Borbones al trono español comenzó a afrancesarse el Palacio de El Pardo al igual que ocurrió con otras residencias reales, ya que Felipe V lo encontraba lúgubre, sustituyendo los retratos flamencos por tapices, entre otras reformas. Las ampliaciones del edificio se sucedieron en reinados posteriores, ya sea a raíz de incendios que ha sufrido a lo largo de los siglos o para acoger a la Corte cada vez más amplia.
En este palacio falleció Alfonso XII, uno de los últimos reyes que lo habitó junto a su sucesor Alfonso XIII. Con la República fue habilitado como residencia para mandatarios extranjeros que venían a España de visita, función que mantiene actualmente desde 1983. El período intermedio responde al uso que hizo de este palacio el dictador Francisco Franco, que lo habilitó como su residencia oficial y en el que se asentó toda su familia. Con su muerte y la llegada de la Democracia, el Palacio Real de El Pardo volvió a ser reformado, convirtiéndose en un espacio museístico de la red de Patrimonio Nacional que se puede visitar cuando no está siendo utilizado por algún jefe de Estado extranjero, habiendo pasado por él reyes de otras monarquías europeas o presidentes de gobierno, o por la Familia Real, que celebra en él audiencias o eventos.
Qué ver en el Palacio de El Pardo
Después de haber descubierto la historia que se esconde entre los muros del centenario Palacio de El Pardo, bien merece una visita para descubrir en primera persona todos sus secretos. Se trata de un bello edificio que conserva estilos de diferentes épocas que abarcan desde los restos medievales del foso del primitivo castillo, pasando por el gusto renacentista de los Austrias que se observa en el patio que ellos construyeron o los frescos de Gaspar Becerra en uno de los torreones hasta el estilo barroco y rococó de la huella Borbón de la decoración interior.
Son varias las estancias que forman parte de la visita al palacio. Destacan los aposentos del Rey y la Reina, el comedor del Rey, que sirvió de despacho para el dictador durante los años que habitó la residencia, o el teatro, que durante el franquismo se convirtió en sala de cine pero que con las restauraciones posteriores ha recuperado su esplendor neoclásico pasado, siendo de los pocos teatros de corte que se conservan en todo el país. Numerosos tapices cubren las paredes del palacio, que cuenta con rico mobiliario de tipo imperio, una gran cantidad de relojes y también con varias obras de arte importantes, como el Retrato de Isabel La Católica de Juan de Flandes o el Retrato de Don Juan José de Austria a caballo de José de Ribera, mientras que otras muchas piezas que vestían las estancias del palacio están esparcidas por el mundo, como la Venus del espejo de Velázquez, actualmente en la National Gallery de Londres.
Cuándo visitar el Palacio de El Pardo
Desde que la familia Franco tuvo que abandonar el palacio tras la muerte del dictador, el Palacio Real de El Pardo volvió a manos de sus primitivos propietarios, es decir, los Reyes de España. La residencia real pasó a integrarse en el inventario de Reales Sitios de Patrimonio Nacional, que es la institución que lo gestiona. Se puede visitar todos los días del año, aunque hay que tener en cuenta que no se realizan visitas públicas cuando en el palacio se realizan actos oficiales ligados a la Familia Real o por estar en él alojados mandatarios extranjeros.
Durante los meses invernales de octubre a marzo, el Palacio Real de El Pardo se puede visitar diariamente de 10:00h a 18:00h, mientras que el horario de cierre se ve ampliado hasta las 20:00h durante los meses de abril a septiembre. Además, se puede visitar de manera gratuita los miércoles y jueves de todo el año durante las tres últimas horas de apertura. Las entradas se pueden adquirir tanto online a través de la web de Patrimonio Nacional como en la propia taquilla de acceso al palacio.