Junto con los palacios y jardines de La Granja de San Ildefonso, el Monasterio de Las Huelgas y el Palacio de Riofrío, la lista de Reales Sitios de Patrimonio Nacional se completa en Castilla y León con el Real Monasterio de Santa Clara de Tordesillas. Se trata de uno de los edificios más importantes desde el punto de vista artístico en la comunidad, al ser una de las principales representaciones del arte mudéjar de toda la región. Con un largo pasado y multitud de personajes que han paseado por sus diferentes estancias, es el principal monumento que hay que visitar en este histórico pueblo de la provincia de Valladolid.
Son muchos los turistas que acuden hasta este convento para alcanzar las huellas de la enigmática Juana I de Castilla, tristemente conocida como La Loca. Las aguas del Duero todavía recuerdan las oraciones de aquella joven reina de 29 años que llegó a Tordesillas acompañando el cuerpo de su difunto marido, Felipe El Hermoso, a esta villa de aquella vieja Castilla que se convirtió en una auténtica cárcel para ella. Egoísta ha sido la historia con esta mujer a la que se privó el gobierno del que, en aquel momento, era el reino más poderoso del mundo. Si quieres intentar escuchar los susurros de Juana en el Monasterio de Santa Clara, prepara una visita con todo lo que te vamos a contar a continuación.
De palacio a monasterio
La Batalla del Salado fue una de las más decisivas del período de Reconquista castellano. Tuvo lugar en la provincia de Cádiz en 1340 y se saldó con la victoria de Alfonso XI de Castilla, que con el botín de guerra decidió emprender la construcción de un palacio de estilo mudéjar en Tordesillas, levantándolo sobre los restos de una construcción anterior de tiempos de Alfonso VIII de Castilla. El rey nunca vería finalizada su obra, por lo que tuvo que continuarla su hijo, Pedro I, conocido como El Cruel.
Sin embargo, en el testamento de Pedro I se dejó escrito que toda la villa de Tordesillas se cediera a su hija, la infanta Beatriz, a quien además ordena reconvertir el palacio en un convento de monjas clarisas, que todavía hoy habitan aquí. Es entonces cuando en 1363 comenzaron las obras de remodelación para adaptarlo al nuevo uso, lo que explica que en este edificio, además del mudéjar originario, se vean también otros estilos sucesivos como el gótico.
El Monasterio de Santa Clara de Tordesillas siempre estuvo ligado a la Corona de Castilla, ya que fueron varias las mujeres de la realeza que decidieron ingresar en la comunidad o convivir por temporadas junto a las monjas, destacando Juana Alfonso de Castilla, Leonor de Castro o las reinas Juana Manuel y Leonor de Alburquerque. Además, desde 1509 la iglesia del convento acogió los restos de Felipe El Hermoso, al que su amada Juana acudía a rezar siempre que podía, hasta que en 1525 fueron traslados a la Capilla Real de Granada, donde descansan todavía hoy.
Una de las curiosidades históricas del Monasterio de Santa Clara de Tordesillas es que durante la Guerra de la Independencia acogió a Napoleón Bonaparte, concretamente la noche del 25 de diciembre de 1808. El emperador tuvo que hacer una parada debido a una fuerte nevada de las que azotaban antaño a Castilla. Al día siguiente prosiguió su camino hacia un conflicto que acabó perdiendo, no sin antes indultar a unos presos. En 1852, el monasterio acogió la última visita real, alojando en su Hospedería a toda la Familia Real, encabezada por Isabel II, siendo ahora los turistas los que se adentran en su interior.
Qué ver en el Monasterio de Santa Clara
Como hemos dicho, visitar el Monasterio de Santa Clara es una de las cosas que obligatoriamente hay que hacer en Tordesillas. Se trata de un monumento vivo en el que todavía habita una reducida comunidad de clarisas, pero no por ello no se puede pasear por su interior para desgranar todos los secretos de este Bien de Interés Cultural, declaración que obtuvo en 1931.
El monasterio
Tras cruzar dos arcos ojivales de ladrillo que se conservan del antiguo recinto amurallado, se accede al patio central, el lugar en el que se inicia la visita. Algunos historiadores apuntan a que este sería el patio de armas del palacio, pero no hay datos que lo confirmen al completo. Lo que si está claro es que la fachada que preside el lugar es la primitiva de la construcción palatina, siendo conocida como de Alfonso XI. Contiene inscripciones relativas a la Batalla del Salado y sigue los modelos del arte almohade, existiendo detrás de ella una preciosa capilla mudéjar.
- Capilla Dorada. Se trata de uno de los tesoros por excelencia de todo el conjunto monacal. Sus cimientos son los primitivos del palacio de Alfonso VIII sobre los que Alfonso XI emprendió la construcción del suyo propio. Se trata de una antigua sala cuadrada que destaca por su maravillosa cúpula que estaba toda recubierta de ornamentación dorada, pero que se perdió en un incendio. Aquí se expone hoy en día un antiguo órgano que perteneció a Juana I de Castilla, uno de los pocos objetos personales que se conservan de esta reina.
- Patio Árabe. También originario es este patio mudéjar que, por su fisionomía y estilo, es conocido como Patio Árabe. No es excesivamente grande, aunque las yeserías de sus arcos son espectaculares y a muchos recuerdan a las de la Aljafería de Zaragoza o a los de los patios de los Reales Alcázares de Sevilla. Sin duda, una grata sorpresa para los visitantes, atónitos ante la belleza andalusí que desprende en mitad de un convento que respira sentimiento castellano.
- Refectorio. Fue un salón del antiguo palacio y en él se conserva el mobiliario original de madera del convento. Destacan por encima de todo las armas de Felipe II y de Castilla y León.
- Claustro. Conocido también como Patio del Vergel, el claustro del palacio sigue las trazas del estilo clasicista del siglo XVII, siendo obra de Francisco de Praves. Sustituyó a uno anterior mudéjar, que seguramente no sería tan austero como el actual, que es de dos pisos y arcos de medio punto, destacando algo de vegetación que pone el toque de color.
- Antecoro y Coro Largo. Estas dos estancias también forman parte de la visita al monasterio. El antecoro es del siglo XV y cuenta con una buena colección de esculturas, mientras que el Coro Largo es del XVII, cuando el salón principal del antiguo palacio se transformó a este uso. Destaca en él un maravilloso retablo plateresco defendido por una reja de madera.
Iglesia monacal
Una única nave da forma a la iglesia del convento en la todavía que se escucha misa cada semana. Fue construida entre mediados del siglo XV y principios del XVI, siendo de estilo gótico. De ladrillo y piedra, en ella estuvieron depositados los restos de Felipe El Hermoso para ser velados durante años por la reina Juana.
- Capilla mayor. La mirada de los visitantes se dirige directamente nada más que entran a la iglesia hacia la capilla mayor, cuya bóveda está recubierta de un impresionante armazón de madera dorada de estilo mudéjar de mediados del siglo XV y en la que se representan a multitud de santos, así como a Cristo y la Virgen. El altar está presidido, en cambio, por un sencillo tríptico, estando custodiado por las armas imperiales de Carlos I. Una reja cerraría esta capilla, de la que tan solo queda el Calvario gótico superior que la adornaría.
- Capilla de los Saldaña. En el lado derecho o de la Epístola se encuentra la Capilla de los Saldaña, construida en 1430. También de estilo gótico, en su cripta fue enterrada provisionalmente la reina Juana tras su fallecimiento en 1555. Tuvieron que pasar cerca de 20 años hasta que se llevara a cabo el traslado de su cuerpo hasta Granada por orden de su nieto Felipe II, haciendo una breve parada en Monasterio de El Escorial, para descansar eternamente junto a sus padres, los Reyes Católicos, y su esposo. Del mismo modo, en esta capilla se contemplan unos bellos sepulcros de alabastro de sus fundadores, así como un retablo de estilo flamenco atribuido a Nicolás Francés.
Baños árabes
Una de las estancias que también forman parte de la visita al Real Monasterio de Santa Clara de Tordesillas son los baños árabes, aunque ambos edificios están completamente separados. Se trata de un espacio que únicamente se recorre en día secos y soleados, por lo que quien tiene la suerte de adentrarse en él es un privilegiado. Está formado por 4 partes, como así es el tepidarium o zona templada, apodyterium o vestuarios, frigidarium o zona fría y caldarium o zona caliente. Todas estas salas cuentan con tragaluces en forma de estrella por los que se cuela de forma tenue un hilo de luz, creando una atmósfera realmente mágica.
Cuándo visitar el monasterio
El monumento está gestionado por Patrimonio Nacional, pudiendo comprar las entradas directamente en la web o en las taquillas. Salvo los lunes, abre todos los días, destacando que miércoles y jueves de 16:00 a 18:30h el acceso es gratuito para ciudadanos de la Unión Europea e iberoamericanos.