Conocida por ser la villa de las ferias y el lugar en el que se escuchó el último latido del corazón de la reina Isabel I de Castilla, más conocida por todos como Isabel La Católica, Medina del Campo es uno de los pueblos imprescindibles que hay que visitar cuando se hace una ruta por la provincia de Valladolid. Son muchos los atractivos turísticos y patrimoniales que el turista se encuentra cuando pasea por sus calles, estando todos ellos ligados a su larga historia pasada.
Situada al suroeste de Valladolid, la villa ha sido desde siempre un punto estratégico de Castilla y León, ya que se encuentra ubicada a menos de 100 kilómetros de varias de las capitales de provincia de la actual comunidad autónoma. Los campos de cereales, como la cebada, el trigo o el centeno, rodean esta localidad vallisoletana, formando un precioso paisaje cada primavera que se torna en auténtico secano con la llegada de los meses estivales. Pero si algo permanece y no cambia en Medina del Campo es la La Mota, como así es conocido su castillo, protagonista de su biografía. Te contamos a continuación qué más secretos tienes que descubrir en una excursión de un día, una jornada en la que no faltarán las iglesias, los palacios y las casas nobiliarias.
Castillo de La Mota
Sin duda, el principal monumento de Medina del Campo es el Castillo de La Mota, declarado Bien de Interés Cultural. Su torre del homenaje presume de ser una de las más altas de toda la comunidad autónoma castellanoleonesa, contando con heridas de artillería de los conflictos a los que se ha enfrentado. La fortaleza se levanta sobre una mota, de donde recibe su nombre, es decir, un promontorio situado a las afueras de la villa y desde donde domina toda la comarca. Construido durante el reinado de Juan II de Castilla, su fisionomía actual se consiguió durante el reinado de su hija, Isabel La Católica, y su marido, el rey Fernando de Aragón, quienes llevaron a cabo importante obras en él, como la barrera defensiva.
Aunque los Reyes Católicos nunca habitaron en el castillo, lo utilizaron como prisión real, destacando la estancia de Cesar Borgia, hijo del Papa Alejandro VI. No obstante, Juana La Loca es la moradora más regia que ha tenido la fortaleza, al ser el lugar en el que sus padres la retuvieron para evitar que retornase a Flandes al lado de su esposo, Felipe El Hermoso. Nada pudieron hacer, convirtiéndose La Mota en testigo del ultimo encuentro entre reina y heredera, y en definitiva madre e hija. De la breve estancia de Juana todavía se acuerdan los muros del castillo, que le dedican un rincón conocido como mirador de la reina. Tampoco hay que perderse la capilla del castillo, su escalera ni su patio de armas, así como los artesonados mudéjares de algunas de sus salas, hoy en día reservadas para las visitas guiadas y como espacio de congresos y conferencias.
Plaza Mayor de la Hispanidad
No hay turista que no se asombre cuando pisa la Plaza Mayor de Medina del Campo, una de las más grandes de todo el país gracias a sus 14.000 m² de extensión. También conocida como Plaza de la Hispanidad, es una de las piezas clave que ayudan a entender el puzzle de la historia de España, ya que en ella están concentrados al mismo tiempo los tres estamentos de la Edad Media y Moderna: la Corona, el pueblo y la Iglesia. La primera queda representada a través del Palacio Real, situado en una de las esquinas, el pueblo mediante la Casa Consistorial y el clero con la portentosa Colegiata de San Antolín.
La propia historia de Medina del Campo no se entiende sin las piedras de la Plaza Mayor, siendo ellas las que narran la huella que han dejado las multitudinarias ferias que ha celebrado la villa a lo largo de los siglos. Fue en 1421 cuando se promulgaron las Ordenanzas y Aposentamientos de Feriantes, que convirtieron a la localidad vallisoletana en la capital del comercio de la Corona de Castilla, celebrando aquí las Ferias Generales del Reino desde que así lo dictasen los Reyes Católicos en 1491. Toda Europa comenzó a mirar entonces a Medina del Campo, especialmente por la lana, el principal bien. Cuando en el siglo XVII se traslada la capital de España a Madrid, las ferias perdieron esplendor, aunque no por ello el municipio se sigue conociendo como "la villa de las mil ferias". De hecho, otra de las visitas que hay que hacer es al Museo de las Ferias, el único en su temática en todo el país.
Colegiata de San Antolín
La Colegiata de San Antolín cuenta con la declaración de Bien de Interés Cultural y, a pesar de este título, dado por Sixto V en 1480 por petición de los Reyes Católicos, desde finales del siglo XIX es la Parroquia principal de Medina del Campo, perdiendo su privilegio de colegiata. Lo que más llama la atención a los visitantes cuando se encuentran a sus pies es la falta de unidad arquitectónica, siendo complicado introducirlo dentro de un estilo artístico u otro, aunque es el gótico y el Renacimiento las corrientes que imperan por todo el cuerpo del templo.
Que la advocación de la parroquia sea de San Antolín no es casual, ya que se debe a que Medina del Campo se repobló en el siglo X-XI con lugareños de Palencia, cuyo patrón es el mismo que el de la colegiata. Cuando los Reyes Católicos consiguieron del papa este título para la iglesia, emprendieron la remodelación del edificio, orientándolo a un proyecto que se asemejaba casi al de una catedral. Las diferentes capillas laterales del templo van contando la historia de toda la fábrica, estando enriquecidas con importantes obras de arte. De entre todas ellas destaca la de Santa María del Pópolo, que cuenta con un altar externo que se orienta a la Plaza Mayor. Este fue construido en el siglo XVI y su función era dar misa en las jornadas de feria.
Palacio Real Testamentario
De entre todas las grandes casas y palacios de Medina del Campo, puede que el Real o Testamentario sea el menos espectacular, aunque es el que más interés suscita a los visitantes. Se trata del único centro de interpretación de la figura de Isabel La Católica que podemos encontrar en España, estando instaurado aquí por ser el lugar en el que la monarca vivió sus últimos días, siendo también donde dictó su testamento y posterior codicilo, un documento trascendental para la historia de España por todo lo que en él se incluía. El edificio comenzó a construirse en el siglo XIII en estilo mudéjar, siendo utilizado como palacio real durante el reinado de los Reyes Católicos, que lo tomaron como residencia cuando visitaban la villa.
De su aspecto actual apenas queda nada, ya que prácticamente es una reconstrucción que se hizo para la apertura como espacio museístico en 2004. En su interior se puede visitar la alcoba en la que la reina falleció el 26 de noviembre de 1504, una recreación que responde al famoso cuadro "Doña Isabel la Católica dictando su testamento", de Eduardo Rosales, que se puede visitar en las salas del Museo Nacional del Prado. Del mismo modo, en una de las salas se puede ver una copia del testamento de la reina Isabel, dictado el 12 de octubre de 1504. Desde que se estrenase la serie "Isabel" de TVE, que narraba la vida de la monarca, este palacio vio incrementadas sus visitas, además de ser una parada clave de la Ruta de Isabel en Castilla y León.
Palacio de Las Dueñas
Posiblemente, el Palacio de Las Dueñas sea la máxima expresión del arte renacentista en Medina del Campo y toda la provincia de Valladolid. Esta casa palaciega de carácter urbano está declarada Bien de Interés Cultural, destacando su patio, la capilla o los techos artesonados. Actualmente es un instituto de educación secundaria, aunque en el pasado fue uno de los centros de poder más importantes de la villa, llegando algunos cronistas incluso a recoger que aquí pernoctó el emperador Carlos I de España. Este palacio contaba además con una finca de recreo situada a las afueras de la localidad, conocida como Casa Blanca.
Otros monumentos de Medina del Campo
Además de los recursos culturales que hemos comentado, los principales cuando solamente tienes un día para visitar Medina del Campo, en la villa hay muchos más por lo que también merecería la pena pasar. La importancia de sus ferias permitió que sus casco urbano, considerado Conjunto Histórico-Artístico desde 1978, se enriqueciera con multitud de edificios. Más de 10 capillas o ermitas se distribuyen por sus rincones, cerca de 8 iglesias o monasterios y alrededor de 15 palacios o casonas se pueden encontrar paseando por la localidad.
Por las calles de Medina del Campo, además de reyes y nobles, también han pasado personajes como Santa Teresa de Jesús, que fundó en el Convento de San José el segundo centro monacal carmelita descalzo, o San Juan de la Cruz, que se ordenó sacerdote en la desaparecida Capilla del Cristo. La mejor época del año para visitar este municipio de Valladolid es en agosto, cuando celebran la Semana Renacentista, una fiesta temática en la que alrededor de 4.000 figurantes consiguen transportar a todos los curiosos que se acercan a los siglos XVI y XVII, la época dorada de la villa. No obstante, cualquier momento es bueno para conocer todo este legado artístico e histórico.