Castilla-La Mancha cuenta con cinco provincias cargadas de encanto. Su historia, su gente e incluso su gastronomía pueden ser un enorme atractivo para visitarlas, sin embargo unas cuentan con mucho más turismo que otras, como es el caso de la menos conocida: Guadalajara.
Guadalajara es una de las ciudades con menos turismo de España, pero se trata de un lugar pequeño con mucho patrimonio guardado. Situada entre las comarcas de La Alcarria y la Campiña del Henares, fue construida entre dos barrancos y, aunque su provincia es mucho más llamativa ya que en ella se han podido grabar incluso capítulos de 'Juego de Tronos', la ciudad también cuenta con muchas cosas que ofrecer.
El Palacio del Infantado
En pleno centro de la ciudad se encuentra el Palacio del Infantado, uno de los edificios más famosos de Guadalajara, sede del Museo Provincial de la ciudad. El Palacio de los Duques del Infantado data de finales del siglo XV, cuando el duque Íñigo López de Mendoza y Luna lo mandó construir. Su especial arquitectura llevó a la UNESCO a incluirlo en la candidatura de Patrimonio de la Humanidad en el año 2015.
El estilo del palacio es hispano, y parte de su decoración es claramente de corte gótico, aunque la influencia morisca se puede observar en la fachada ya que cuenta con varios vanos o cabezas de clavo representativos del arte mudéjar. La parte superior corona el edificio con numerosos balcones, que le aportan mayor elegancia e importancia.
Al entrar en el palacio se encuentra el patio principal, llamado de 'los leones'. En él se aprecia una estructura rectangular en la que se encuentran multitud de arcos decorados con motivos vegetales, escudos y emblemas de la casa de los Mendoza y Luna, y varios leones, motivo central de dichos arcos que dan nombre al famoso patio.
El Panteón
En el siglo XIX la Condesa de la Vega Del Pozo y Duquesa de Sevillano mandó construir un panteón en honor a su padre y familiares, para ser enterrados todos en el mismo lugar. La belleza de su construcción ha hecho que, en la actualidad, sea uno de los edificios históricos más emblemáticos de la ciudad. Al morir la Condesa sin descendencia, el Panteón quedó a cargo de la congregación de las Hermanas Adoratrices fundada por su tía Santa María Micaela.
El panteón de Guadalajara fue edificado por Ricardo Velázquez Bosco, un arquitecto burgalés que también se hizo cargo de otras obras como el famoso Palacio de Cristal del Retiro situado en Madrid. En el exterior del edificio se aprecia una bonita mezcla de estilos arquitectónicos que hacen que la edificación sea aún más especial.
Destaca su cúpula, de cerámica vidriada cuyo llamativo color se ha convertido en todo un hito en la ciudad. El panteón está realizado en planta de cruz griega, y en su interior se encuentran varias piezas clave, como el altar o la falsa cripta, donde se haya el monumento sepulcral donde está enterrada la Duquesa y sus parientes junto a una escultura que representa un cortejo fúnebre.
Palacio de 'La Cotilla'
El palacio de la Cotilla, o de los marqueses de Villamejor, es un palacete que data del siglo XVII. Situado en el centro de Guadalajara, esta edificación es actualmente la escuela municipal de artes, y en su interior guarda numerosas historias y leyendas que son un gran atractivo turístico.
De fachada sencilla y básica, el edificio cuenta con dos plantas que dan a un gran patio interior lleno de columnas y capiteles. En el año 1920 hubo un gran incendio y se tuvieron que realizar obras de reconstrucción, sin embargo la sala más famosa de la edificación quedó bastante intacta. Se trata del salón chino en el que se puede observar un papel de arroz pintado a mano que representa diferentes situaciones de la vida en la China Medieval.
Hay muchas historias al rededor de la elección del curioso nombre de 'la cotilla'. Se dice que en su día estaba ubicado en una zona en la que se controlaban las llegadas de los viajeros, pero también se cuenta que estaba en una zona en la que las criadas se contaban los chismes de su día a día.
Torreones
La ciudad también cuenta con varios torreones, conservados como representación de la antigua muralla que rodeaba la ciudad. Los torreones más famosos son el de Álvar Fáñez y el del Alamín, ambos de gran reconocimiento y reclamo turístico en Guadalajara. Ambas sirven en la actualidad como centros de interpretación, la primera en torno al origen del escudo de la ciudad, mientras que la segunda se dedica a la interpretación de la muralla. Además, los dos torreones han sido declarados como Monumento Nacional.
El torreón de Álvar Fáñez, de forma pentagonal, recibe su nombre porque según la historia que le rodea El Cid entró por dicha puerta para reconquistar la ciudad. Este torreón ha sufrido varias modificaciones, y es que en el año 1858 se derrumbó parcialmente. No fue hasta el año 1986 cuando se produciría la remodelación por completo.
Por su parte, el torreón del Alamín se sitúa en el norte de la antigua muralla, por lo que servía de vigilancia de entrada a la ciudad. Al contrario que el anterior, cuenta con una forma cuadrada y dos pisos comunicados mediante una pequeña escalera. Junto a él se encuentra el puente de las Infantas, nombre que recibe porque las hijas del rey Sancho IV de Castilla, Isabel y Beatriz, lo cruzaban diariamente para acudir a misa.
Concatedral
Muy cerca de los torreones se encuentra la Concatedral de Guadalajara, llamada Concatedral de Santa María de la Fuente la Mayor. Fue construida en el siglo XIV sobre una mezquita, y en su interior se encuentran tres naves diferenciadas que dan a tres pórticos. Junto a la catedral de Santa María de Sigüenza es una de las sedes de la Diócesis de Sigüenza-Guadalajara.
La Concatedral de Guadalajara tiene en su exterior varias columnas y una gran e imponente explanada que sorprende antes de entrar. Una vez dentro se encuentran varias capillas a los lados, y además se pueden ver varias lápidas y fragmentos de lo que fue la antigua mezquita sobre la que está construida.
La torre de la Concatedral, al lado de la fachada de columnas, encabeza el templo. Se puede ver desde varios puntos de la ciudad, y cuenta con un llamativo campanario en la parte superior, unas campanas que se pueden observar a través de los arcos de medio punto que decoran la torre.