Decía Felipe II, Rey que gobernó sobre aquella España en la que nunca se llegó a poner el sol, que con la construcción de El Escorial "quiero elevar un palacio para Dios y una choza para el rey". Sin duda, no se entendería esta imponente obra de la arquitectura renacentista refugiada por la naturaleza de Guadarrama y el Monte Abantos sin la figura de este prudente monarca. Felipe II y El Escorial van dados de la mano, ya que la leyenda negra del bisnieto de los Reyes Católicos también pasa por este enigmático lugar de la sierra norte de Madrid, del que se dice que guarda secretos ocultos entre sus muros y suelos. Sin formar parte de la lista de las siete maravillas del mundo, podría ser perfectamente la octava, siendo un majestuoso monumento de granito y pizarra que no se alcanza a ver con la vista. Descubre con Bekia todo lo que tienes que saber sobre el Monasterio de El Escorial para no perderte ningún detalle durante tu visita.
Apuntes de historia: el origen del Monasterio de El Escorial
El Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial fue el capricho personal de Felipe II. Se trata de un portentoso complejo religioso y civil cargado de historia en donde el rey mandó construir una basílica, cripta familiar, monasterio, convento, palacio o biblioteca. Después de esta lista, seguro que a nadie le sorprenderá saber que toda la construcción llegar a contar con una superficie de 33.327 m², algo más de tres hectáreas, y tan solo tardaron 21 años en construirlo. Pero, ¿por qué Felipe II hizo levantar esta magnífica obra? La verdadera razón reside en dos hechos fundamentales:
- Se quiso conmemorar la victoria española frente a los franceses en la Batalla de San Quintín, ocurrida el 10 de agosto de 1557, día de San Lorenzo.
- El segundo motivo tiene su origen en el testamento del Emperador Carlos I, su padre, quien dejó dicho que se debía crear un panteón familiar para la nueva dinastía, Los Austrias, alejándose de sus antecesores Trastámara.
Aunque la historia nos remite a esas dos causas, lo cierto es que siempre hay una cara oculta de la moneda que también es importante dar a conocer. La leyenda negra de Felipe II, instigada principalmente por historiadores ingleses contrarios a la doctrina católica que marcó la vida del Monarca, siempre ha dejado caer que este fanático y devoto rey quiso tapar con El Escorial una obsesión, la creencia de que existía una entrada al mismísimo infierno localizada bajo los suelos del monasterio. Cuando os pregunten sobre el secreto de El Escorial, no es más ni menos que eso. Ya sea verdad o mentira, este debate se lo dejamos a Iker Jiménez y Cuarto Milenio.
Conoce el interior del Monasterio de El Escorial
Visitar El Escorial es un imprescindible a la hora de realizar un viaje a la capital de España. Se trata de uno de los rincones culturales más importantes de la Comunidad de Madrid, lo que le llevó a contar con la declaración de Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Es un impresionante edificio cuyas cuatro esquinas quedan coronadas por torres que recuerdan a los tradicionales alcázares castellanos. Diseñado en trazas renacentistas, el sello del arquitecto Juan de Herrera queda presente en todos sus rincones, lo que hace que El Escorial sea la obra por excelencia del estilo herreriano.
Realizar la visita guiada al Monasterio de El Escorial supone pasear por un auténtico museo, como suele ocurrir con este tipo de lugares. Aunque muchas obras han sido trasladadas al Museo Nacional del Prado, sus paredes todavía conservan importantes cuadros de Velázquez, Van Dyck, El Bosco, Tziano, Zurbarán o Alonso Cano. Además, este retiro de paz para reyes acoge una de las colecciones de reliquias de santos más importantes de la esfera católica, conservadas en relicarios que son verdaderas obras de arte de orfebrería.
El Patio de los Reyes
El primer elemento con el que se encuentran los visitantes es el Patio de los Reyes, que da acceso a la basílica tras la atenta mirada de las esculturas de diferentes reyes bíblicos que se alzan en su fachada, como David o Salomón.
La Basílica
La Basílica de El Escorial no tiene nada que envidiar a la de San Pedro del Vaticano, salvo que en la española la luz que entra por sus ventanales es más tenue, invitando al silencio y la relajación. Un magnífico retablo diseñado por el propio Juan de Herrera preside el altar mayor, al que se accede por una bonita escalera que le da mayor volumen. A los laterales, las efigies funerarias en actitud orante de Felipe II, el Emperador Carlos I y sus familiares cercanos. Tampoco se puede dejar de pasear por sus pasillos y capillas, donde verdaderas obras de arte cuelgan por sus paredes y adornan sus altares. La tímida y reservada elegancia de la basílica contrasta con la extrema sencillez de la Iglesia Vieja, una capilla situada fuera del propio templo basilical en donde el toque de color solo lo pone una pintura de Tziano sobre el martirio de San Lorenzo.
El Panteón de Reyes e Infantes
Unas infinitas escaleras conducen hasta la Cripta Real del Monasterio de El Escorial, también conocida como Panteón de Reyes. Se cumplió la voluntad de Carlos I de juntar en un mismo panteón a sus familiares, aunque sería a partir de su nieto Felipe III cuando se decidió que en dicho cementerio solamente serían enterrados los reyes y consortes que hubieran dado heredero a la Corona. Este rincón del monasterio es el más sobrecogedor de todos, una sala circular donde se encuentran todos los féretros de los monarcas de la Monarquía española desde la Casa de Austria hasta los Borbones, con excepciones. Ellos son y serán siempre los eternos moradores de este sobrecogedor monasterio. Sin embargo, la cripta está completa y no caben más cuerpos, por lo que la incógnita ahora está en saber dónde serán enterrados el rey Juan Carlos y sus sucesores. Junto al Panteón de Reyes, el paseo por esta sepulcral zona continúa por el Panteón de Infantes, donde se contemplan verdaderas obras de arte de la escultura funeraria.
El ala civil
El ala civil del monasterio está dedicada a la zona palatina en la que habitaron los reyes españoles en sus retiros hasta este guardián de piedra de la Sierra de Guadarrama. Se trata del Palacio de Felipe II o de Los Austrias y del de Los Borbones. Enfrentados en estilos, formas y decoración, mientras que el primero parece sacado del mismísimo Alcázar de Segovia, el segundo recuerda a las estancias del Palacio Real de Madrid o La Granja de San Ildefonso, donde los salones rococó no faltan. Con El Escorial se observa la clara diferencia que existía entre la mentalidad y gusto de una y otra dinastía, aunque ambas compartían una misma fe, lo que queda claro con las ventanas que desde las habitaciones salen a la propia basílica. De este modo, escuchaban la misa sin salir de sus aposentos.
La biblioteca
Otro de los grandes secretos que más sorprende a los visitantes del Monasterio de El Escorial es la biblioteca. En ella se conservan los originales de grandes obras de las letras castellanas, aunque también dispone de manuales griegos, árabes, latinos y hebreos. Distintos incendios a lo largo de su historia provocaron que se perdieran muchos libros, como así la invasión francesa de España, aunque todavía dispone de verdaderos tesoros como el misal de Isabel La Católica, códices o pergaminos. Su decoración, basada en frescos que representan a las ciencias o un maravilloso globo terráqueo, pone le punto necesario para abstraerse en esta joya para los amantes de los libros.
La Sala de las Batallas y los Jardines
La visita al Monasterio de El Escorial también pasa por estancias como la Sala de Las Batallas. Deja impresionado y boquiabierto a todos los que pasan por ella, ya sea por sus vastas dimensiones o por la minuciosidad de los frescos que adornan sus techos. En ellos se representan tres victorias hispánicas; la más antigua es la Batalla de La Higueruela, que tuvo lugar en 1431 entre tropas castellanas del rey Juan II de Castilla y los musulmanes granadinos. Por su parte, las dos restantes son de tiempos de Felipe II, como así son la Batalla de la Isla Terceira y la Batalla de San Quintín, muy ligada esta última al monasterio, por lo que no podía faltar.
Para finalizar la visita, nada mejor que pasear por los Jardines de los Frailes, que se construyeron en tiempos del fundador del monasterio, Felipe II, y todavía conservan la esencia botánica que también caracterizaba al rey.
Los alrededores del Monasterio de El Escorial
Cuando nos preguntan qué ver en El Escorial, no solo nos podemos quedar en el monasterio, a pesar de que sea el principal protagonista del lugar.
- Puedes seguir empapándote de arte e historia visitando la Casita del Príncipe y la Casita del Infante, dos construcciones neoclásicas del siglo XVIII que servían como lugares de recreo y descanso y que cuentan con la declaración de Bien de Interés Cultural.
- La Silla de Felipe II te espera con la mejor panorámica del Monasterio de El Escorial. Dicen que en ella el Rey se sentaba a observar las obras de su capricho de piedra, en el que murió un 13 de septiembre de 1598, día en que se cumplían 14 años desde que se puso la última piedra de este maravilloso y enigmático monumento.