Después de la Alhambra, la Capilla Real es el tesoro por excelencia de Granada. Situada en el complejo catedralicio de la ciudad, se trata de una de las obras culmen de la arquitectura gótica isabelina. De hecho, no podía ser menos, ya que en su interior se encuentra el panteón de los Reyes Católicos, junto con el de Juana La loca, Felipe El Hermoso y el príncipe Miguel de la Paz.
Es uno de los monumentos funerarios más espectaculares de toda la península Ibérica y se llegó a plantear como el lugar de descanso para todos los monarcas que les sucedieran, pero todo se quedó en un proyecto. A pesar de ello, no deja de ser hoy en día un recurso turístico de obligada visita cuando se hace un viaje a Granada, una ciudad cuya magia se aprecia en cada rincón, incluido en la Capilla Real. Te contamos a continuación la historia de este lugar y todo lo que tienes que ver en su interior.
Historia de la Capilla Real
En septiembre de 1504, unos meses antes del fallecimiento de la Reina Isabel, su marido y ella ordenaron emprender la construcción de una capilla funeraria que estuviera junto a la nueva catedral que se iba a construir en la ya cristianizada Granada a través de una Real Cédula. No es de extrañar que decidieran situar allí el emplazamiento para su enterramiento, ya que la conquista de la ciudad fue, sin duda alguna, la gran empresa de su reinado junto con el Descubrimiento de América, quedando de este modo a perpetuidad su hazaña y triunfo. Son de hecho, los únicos reyes de la monarquía hispánica que tomaron esta decisión tan trascendental.
La historia quiso que la Capilla Real de Granada se comenzara a construir un año después de la muerte de la Reina Isabel y se finalizara un año después de la muerte del Rey Fernando, acontecida en 1516. Ni uno ni otro de sus fundadores la vieron terminada al completo. De hecho, sus cuerpos fueron inhumados en un primer momento en el Convento de San Francisco de la Alhambra, hasta que en noviembre de 1521 bajaron desde la ciudad palatina en un solemne entierro a su lugar definitivo, donde llevan descansando desde entonces. Años después les acompañarían su hija Juana y su yerno Felipe, así como su nieto Miguel de la Paz.
Durante unos años, los cuerpos de la Emperatriz Isabel, que fue esposa de Carlos V, así como los de otros miembros de la Familia Real estuvieron sepultados también en esta Capilla Real. En Granada hubo un intento de crear el primer panteón regio en el que se depositaran todos los restos de los Reyes de España desde la unión dinástica de los reinos. De hecho, se puede observar en el altar mayor de la Catedral diferentes huecos para ello.
El propio Emperador quiso en uno de sus testamentos enterrarse en esta ciudad, pero en el último de todos dejó la decisión en manos de su hijo y sucesor, Felipe II, que construyó El Escorial y trasladó allí todos los cuerpos, a excepción de los que todavía hoy descansan en la tierra que tanto sacrificio y lucha les costó conseguir. A pesar de esta decisión, la Capilla Real granadina continuó siendo engrandecida por los reyes venideros, hasta que en el siglo XX, con la llegada del turismo, se abrió al público en general y se convirtió en un centro de peregrinación de los amantes del arte y la historia.
Qué ver en la Capilla Real
El arquitecto principal de las obras fue Enrique Egas, elegido personalmente por la Reina Isabel, ya que había confiado en él en sucesivas ocasiones para construir algunos de los edificios que marcaron su reinado, como el Hospital Real de Santiago de Compostela, actualmente el Parador Nacional de turismo de la capital gallega. Desde un punto de vista artístico, la Capilla Real se enmarca entre el gótico y el Renacimiento, con un ambiente medieval que avanza las nuevas formas que llegaron con la Edad Moderna. Es, por tanto, reflejo de la vida de sus fundadores, que se movieron a caballo entre dos mundos al coincidir su reinado con el cambio de tiempo y la transición a una nueva era.
La Lonja
El primer espacio con el que se encuentran los turistas es la Lonja. Aunque Granada se encuentre alejada del mar, recibe este nombre porque fue una dependencia que se construyó para asentar una banca y comercio en la ciudad. Construida a partir de 1518, en pleno reinado de Carlos V, los escudos heráldicos de los Reyes Católicos siguen siendo motivo de decoración de su fachada, de clara tendencia gótica, estando armonizada con la Capilla Real, anexa a la misma.
Hoy en día la Lonja sirve de taquilla para adquirir allí las entradas a la capilla y de antesala para el inicio de la visita como tal. Sus techos artesonados de madera son realmente increíbles, destacando también como parte de la decoración los retratos de Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón, así como una réplica del famoso cuadro de Francisco Pradilla de La rendición de Granada. Al fondo, una puerta cuadrada y bajando unas escaleras los visitantes se trasladan a un ambiente regio y medieval.
El templo
Una inmensa bóveda de crucería sostiene los pilares de la Capilla Real, recordando al Monasterio de San Juan de los Reyes (Toledo). Las dimensiones del templo, dedicado a San Juan Bautista y San Juan Evangelista, no son especialmente grandes, aunque sobrecogen por la decoración interior y por el cargado simbolismo que presenta. El escudo real de los Reyes Católicos se encuentra en cada rincón, así como sus iniciales, por lo que la Capilla Real no es solo un legado vivo de su reinado, sino que con esta institución se pretende dar a entender que siguen presentes y que lo seguirán a perpetuidad.
El coro se encuentra suspendido en la parte trasera, estando el altar mayar y la zona del mausoleo protegidos por una importante verja de estilo plateresco, la primera de esta variante artística que se realizó en España. A los lados, varias capillas terminan de dar forma a este imponente monumento, cuya decoración es propia del Renacimiento, aunque también hay muestras del Barroco, fruto del interés venidero de los reyes españoles en mantener vivo este santuario de la historia del país.
- Capilla de la Santa Cruz. En el lado derecho de la nave se encuentra la Capilla de la Santa Cruz, cuyo retablo barroco es el principal elemento que se puede contemplar en ella. Sin embargo, la mirada de los visitantes también se dirige a los lados, pudiendo contemplar en cada extremo del conjunto dos esculturas religiosas de la escuela barroca granadina que representan a la Virgen Dolorosa y el Ecce Homo.
- Capilla de San Ildefonso. En el lado izquierdo se encuentra esta capilla dedicada a San Ildefonso, donde sobresale el retablo renacentista dedicado a la Cruz y la Creación de Eva, así como un busto del Ecce Homo de Bernardo José de Mora. Un poco más adelante de esta capilla se encuentra el acceso directo a la catedral, cuya puerta permanece cerrada.
- Retablo Mayor. Felipe Bigarny dio forma al espectacular y portentoso retablo mayor de la Capilla Real de Granada entre 1520 y 1522. Se trata de uno de los tesoros por excelencia del arte plateresco español, en el que los detalles y la minuciosidad son sus sellas de identidad. En él se aprecia la unidad religiosa gracias a las escenas de la vida de Cristo, la unidad territorial con la representación de los Reyes Católicos y la conquista de la ciudad y la unidad política a través de las figuras de los Santo Patronos de la capilla, es decir, San Juan Evangelista y San Juan Bautista.
Mausoleo y cripta
La esencia y razón de ser de esta capilla es la institución del panteón real de los últimos Trastámara que gobernaron los reinos españoles. Los sepulcros reales de Isabel, Fernando, Juana y Felipe se encuentra situados entre el altar mayor y la reja mayor. Son auténticas obras de arte renacentista realizadas en mármol de carraca y, mientras que el sarcófago de los Reyes Católicos fue esculpido por el italiano Domenico Fancelli, el de sus herederos por el español Bartolomé Ordoñez.
En mitad del mausoleo se encuentra encendida una vela de forma permanente, lo cual sorprende a muchos, pero fueron los propios Reyes Católicos los que dejaron escrito en la Real Cédula con la que se instituyó esta capilla en 1504 que este cirio debía arder perpetuamente día y noche. Por detrás de los sepulcros se abre una escalera que baja a la cripta, donde se pueden observar los féretros de plomo que contienen los restos mortales de Isabel I de Castilla, Fernando II de Aragón, Juana I de Castilla, Felipe I de Castilla y el Príncipe Miguel de la Paz, hijo de la Infanta Isabel y el Rey Manuel I de Portugal, por tanto nieto de los Reyes Católicos.
Sacristía y museo
Como si de los mismísimos faraones de Egipto se tratase, los Reyes Católicos ordenaron que en su Capilla Real estuvieran los objetos que les pertenecieron en vida. Hoy en día, la sacristía se ha convertido en un espacio museístico en el que se pueden observar valiosas obras de arte que ordenaron confeccionar en vida, ropa, libros o artículos litúrgicos.
Sin embargo, lo que más llama la atención de los visitantes es la corona y cetro de la Reina Isabel y la espada del Rey Fernando, dos símbolos que representan su legado y que hacen que su espíritu siga todavía muy presente en el lugar en el que descansan para la eternidad.