Ningún amante de los viajes debería pasar por alto una visita a Viena. A pesar de que Budapest es conocida como "La Perla del Danubio", lo cierto es que la capital de Austria es la segunda de las joyas de este gran río europeo. Se trata de una de las urbes más culturales del Viejo Continente, puesto que no hay calle en la que no se pueda visitar o contemplar algún imponente edificio. ¿El motivo de haber aglutinado tanto patrimonio? La Casa Habsburgo, que ostentaba el título de emperador del Imperio Austríaco y tenía fijada la capital de esta importante configuración política en Viena. Los Habsburgo invirtieron grandes cantidades de dinero en mantener su ciudad y los distintos palacios que se pueden visitar todavía hoy en ella son la prueba del esplendor pasado que vivió y que sigue manteniendo.
María Teresa o la legendaria emperatriz Sissi fueron algunos de los personajes históricos que pisaron y habitaron las estancias de los ricos palacios vieneses, dejando en ellos un espíritu que los turistas que acceden a ellos cada día tratan de buscar y sentir. De entre todas las construcciones palatinas que se pueden visitar, Schönbrunn, Hofburg y Belvedere son los tres más visitados por los viajeros de la ciudad. Si estás pensando en realizar una escapada a Viena, te damos a continuación todos los detalles para preparar tu visita a los palacios imperiales y que no te pierdas ningún detalle de todos ellos.
Schönbrunn, la residencia de verano
Muchos consideran Schönbrunn como el Versalles vienés por los impresionante jardines que rodean al palacio y por su esbelta fachada. Declarado Patrimonio de la Humanidad, es uno de los monumentos más visitados de Austria, dato que ya invita a ser un turista más que lo visite. Situado a las afueras de la ciudad, comenzó a construirse a finales del siglo XVII, pero realmente es un palacio que sigue las trazas barrocas del XVIII. Al comienzo de su historia, los emperadores austríacos no mostraron especial interés por esta construcción, a pesar que su grandeza pretendía competir con la sede de la corte francesa, Versalles. Sin embargo, gracias a la emperatriz María Teresa I de Austria, la única mujer de toda la historia que ha gobernado el Imperio Austríaco, el palacio adquirió a mediados de siglo XVIII la importancia que debía, reconvirtiéndolo en residencia de verano de la Familia Real Habsburgo. Schönbrunn reflejó el esplendor de esta poderosa dinastía, pero también su caída, puesto que en este palacio abdicó Carlos I, último emperador del Imperio Austríaco, en 1918.
Quizás lo más característico del Palacio de Schönbrunn es el color amarillo de su arquitectura exterior, tono que se añadió en pleno siglo XIX cuando la residencia acogió las reuniones del Congreso de Viena, en el cual se llevó a cabo la reorganización territorial de Europa tras la finalización de las guerras napoleónicas, acogiendo para tal hecho la ciudad de Viena a más de 70.000 extranjeros, entre realeza, diplomáticos y aristócratas. Sin embargo, este edificio también respira mucha historia por las vivencias que se vivieron en él a lo largo de varias generaciones de Habsburgo. Sin ir más lejos, el primer recital del prodigioso Mozart se escuchó entre las paredes de este palacio, cuando el maestro contaba solo con 6 años de edad.
El interior de Schönbrunn llegó a albergar más de 1.000 habitaciones, de las que hoy en día solo son visitables 40. Todas ellas recorren las huellas de las dos grandes emperatrices que ha tenido el Imperio Austríaco: María Teresa, que por derecho propio ostentó la corona imperial, y Sissi, consorte de Francisco José I de Austria. Estancias de estilo barroco y rococó en las que observamos ricos muebles, alfombras, espejos, grandes tapices y cuadros, e instrumentos musicales.
Hofburg, el palacio imperial por excelencia
Si ya la residencia de verano de Los Habsburgo nos puede impresionar, puedes imaginar cómo era el palacio en el que la Familia Real austríaca vivía el resto del año. Se trata del Hofburg, una de las construcciones palaciegas más impresionantes y grandes de Europa cuya construcción se remonta al siglo XII, aunque contó con importantes añadidos en el siglo XVI y posteriormente en el XVIII, que le dieron el aspecto barroco que todavía hoy contemplamos. El Museo Sissi, los Apartamentos Imperiales y la Platería Imperial son los tres pilares que sustentan actualmente el palacio, que dejó de ser residencia y centro de poder político para convertirse en monumento en 1918 con la disolución del Imperio Austríaco. Esta residencia también acoge la Biblioteca Nacional, un teatro en el que se celebró un Festival de Eurovisión o la Escuela de Equitación Española.
La residencia de invierno de los Habsburgo se localiza en el corazón de Viena, por lo que es una parada obligada en la visita turística a la ciudad. Desde el año 2004 acoge la exposición sobre la emperatriz Sissi en los apartamentos Stephan, reuniendo una gran cantidad de objetos que pertenecieron a esta enigmática mujer que se ha convertido con el paso de los años en un auténtico mito. Su historia, en parte apoyada por la filmografía que se ha desarrollado sobre ella, ha cautivado y enamorado a todo el mundo, por lo que los amantes de su leyenda. Joyas, vestidos, muebles y retratos componen este espacio museístico tan mágico.
Los Apartamentos Imperiales son otro de los lugares de paso dentro del Hofburg. Durante más de 600 años, los Habsburgo vivieron en ellos, por lo que sus estancias son un verdadero libro de historia con el que repasar los entresijos de esta importante dinastía que controlaba las riendas de media Europa. Por su parte, con el paseo por la Platería Imperial nos damos cuenta de la importancia que las formas tenían para la Casa Imperial, que hasta en los platos, vasos y cubiertos tenían que demostrarlo. Todavía hoy relucen más que el sol muchas de estas piezas, cegando a los visitantes que se acercan a curiosear entre las vitrinas que las exponen.
Belvedere, un palacio convertido en museo de arte
El Palacio de Belvedere se localiza también en el centro de Viena, aunque no es tan impresionante como los anteriores. Fue construido como retiro de verano para el príncipe Eugenio de Saboya, un prestigioso militar que luchó en favor del Sacro Imperio contra los otomanos. Cuando terminó su carrera, pasó sus últimos días en el palacio que se había construido en lo que aquel entonces eran las afueras de Viena, y tras su muerte la residencia fue adquirida por la emperatriz María Teresa. Este conjunto palatino de estilo barroco se encuentra dividido en dos edificios, Belvedere Alto y Belvedere Inferior, separados por unos impresionantes jardines de estilo francés adornados con fuentes y estatuas, sin duda lo más impresionante de todo el lugar.
Con la compra del Belvedere, María Teresa decidió situar la galería imperial de cuadros del Hofburg en el Belvedere Superior, abriéndose la exposición en 1781, convirtiéndolo en el primer museo público del mundo. Años más tarde, el Belvedere Inferior se convirtió también en espacio museístico con piezas del mundo antiguo pertenecientes al patrimonio de los Habsburgo. Sin embargo, en 1888 todos los objetos de ambos palacios se trasladaron al Museo de Historia del Arte, construido en la Ringstrasse. Fue entonces cuando se recuperó su uso tradicional, convirtiéndose en la residencia oficial del archiduque Francisco Fernando de Austria, el heredero al trono imperial. Tras el asesinato del príncipe en 1914, hecho que supuso una de las causas del estallido de la Primera Guerra Mundial, Belvedere volvió de nuevo a convertirse en museo.
La visita interior al palacio no merece la pena en comparación con los otros palacios imperiales, a excepción de salas como la Galería de Mármol, la capilla o el Salón de Espejos. Pasear por sus jardines y refrescarse en sus fuentes son los principales motivos para acercarse hasta esta palatina construcción, aunque su arquitectura exterior es sencillamente exquisita. Sin embargo, los amantes del arte tienen una parada obligada en este rincón de Viena, ya que Belvedere expone actualmente obras que abarcan desde la Edad Media hasta la actualidad. Entre todas ellas, nadie puede perderse el conocido cuadro de "El Beso", de Gustav Klimt.
Qué entradas comprar para visitar los palacios de Viena
Cuando llegas a Viena, o bien planificando el viaje desde casa, te pueden surgir muchas dudas en torno a las entradas para acceder a los palacios, ya que son varios los tickets que se ofrecen en cada uno de ellos para visitar unas u otras estancias. Por un lado, en el Schönbrunn se ofertan, principalmente, dos tipos de pases : el Gran Tour, que incluye todas las estancias visitables, o el Tour Imperial, dedicado solo a las habitaciones de Sissi y Francisco José. Por su parte, Hofburg cuenta con una entrada única para sus tres zonas visitables, así como otro tipo de pases para otras dependencias, como la de equitación. No obstante, la mejor opción es comprar el Sissi Ticket, que por alrededor de 30€ te incluye el Gran Tour del Schönbrunn, el Museo Sissi, los Apartamentos Imperiales y la Platería Imperial del Hofburg, y también la entrada al Museo Imperial del Mueble. Si todavía te quedas con más ganas de Habsburgos, en la Cripta Imperial puedes visitar todos sus mausoleos, destacando el de Sissi, esa nostálgica emperatriz que enamoró a todo el planeta con su hechizante biografía.