El norte de España resulta ser una auténtica caja de sorpresas, donde el encanto se apodera de todos y cada uno de sus rincones. Cantabria es una de esas localizaciones que cautiva el corazón de cualquiera, hasta de los más reticentes al tiempo inestable. Un clima que a su vez consigue que el verde sea el color predominante allá donde se mire. Montes, prados, playas paradisíacas y multitud de actividades en plena naturaleza son algunos de los factores más atractivos de esta región española, por no hablar de su rica fauna y su increíble oferta gastronómica.
Los mejores rincones para enamorarte de Cantabria
Descubrir Cantabria al completo puede llevarte toda una vida, con actividades culturales, históricas y en plena naturaleza sin apenas límites. Sin embargo, conocer los esenciales te hará tener un primer contacto con los rincones más bonitos y especiales de esta mágica comunidad.
1Bárcena Mayor
El encanto que desprende esta pequeña población del interior de Cantabria es solo apto para verdaderos amantes de la naturaleza. Una villa que cuenta con poco más de 80 habitantes y cuya visita supone también un auténtico viaje al pasado, en el que poder admirar su conservada arquitectura y disfrutar de las tradiciones más características de esta zona de España. Una hora es la distancia que lo separa de la capital cántabra, por lo que el tiempo tampoco supone ser excusa para no visitarlo. Sus calles empedradas y su fantástica gastronomía harán que permanezcas en este lugar más de lo esperado.
Porque a pesar de contar con una extensión mínima, el encanto que le rodea parece ser suficiente como para atraer a grandes oleadas de turistas al cabo del año. Una de las razones que avalan el interés que despierta es la zona en la que se encuentra ubicada la población: el Valle del Saja. Asimismo, su proximidad al río Argonza y su ruta hacia la Ermita del Carmen son algunos de los atractivos próximos a la población de parada obligada. En lo que respecta al pueblo en sí, pasear libremente por sus calles y degustar el rico cocido montañés en alguno de sus restaurantes también entra dentro de sus posibilidades recreativas.
2Santoña
En plena costa oriental de Cantabria se encuentra otra de esas paradas que, a pesar de su sencillez, también aporta variedad y satisfacción, con una amplia oferta de actividades turísticas atractivas. La villa marinera de Santoña, famosa por sus ricas anchoas, se encuentra en un enclave perfecto en el que combinar actividades en plena naturaleza y relax, donde el Monte Buciero, la playa de Berria y la bahía de Santoña se presentan como principales protagonistas. Sin olvidar, por supuesto, algunos de los atractivos históricos que aún se conservan en este pueblo cántabro, como la Iglesia de Santa María del Puerto, los fuertes de San Carlos y San Martín, el Palacio de Chiloeches y la Casa Palacio del Marqués de Manzanedo.
Asimismo, y para los amantes de los deportes extremos, la tabla de surf también podrá convertirse en tu mejor compañero de viaje si viajas al litoral cántabro, donde la espectacularidad de las olas parece estar a la orden del día. Hacerlo en las aguas de la playa de Berria podría ser una de las actividades principales de esta visita. Por otro lado, adentrándonos en las maravillas que el Monte Buciero puede ofrecernos, aconsejamos plenamente dos de sus rutas principales: el Faro del Caballo y la subida a la cruz. Solo admirar las vistas que ambas opciones ofrecen compensará el esfuerzo. Y para reponer fuerzas, tan solo hace falta dirigirte al centro y degustar, en la multitud de bares y restaurantes que ofrecen sus calles, los ricos manjares de esta preciosa población.
3Potes
Otra de las localizaciones imprescindibles de visitar en Cantabria es Potes, ubicado a los pies de los Picos de Europa. Un pueblo que se abre paso en pleno paraje natural y que deja perplejos a quienes se dirigen hasta allí para conocerlo. Nada que ver, por supuesto, con el bullicio de la ciudad santanderina, de la que le separan poco más de 100 kilómetros. Pero lo más llamativo de camino a esta pequeña villa son los parajes que la rodean, destacando la majestuosidad del Desfiladero de la Hermida -no apto para aquellos a los que no les guste las curvas-.
Además de todas aquellas actividades en plena naturaleza que ofrece la zona sobre la que se instala, la Comarca de Liébana, donde destaca la ruta imprescindible hasta el Monasterio de Santo Toribio de Liébana, la visita a Fuente Dé y la posibilidad de disfrutar de las increíbles vistas que ofrece la subida al Portal de Picos en teleférico y la gran amplitud de rutas que los propios Picos de Europa ofrecen. Asimismo, el propio encanto de Potes también presenta atractivos de los que disfrutar durante su visita, como pasear a orillas del río Quiviesa mientras se admira la belleza de las fachadas de sus casas y el buen estado que muestran sus antiguos puentes. ¡No te olvides tampoco de degustar su rico y famoso orujo!
4Liérganes
Otro rincón de ensueño dentro de la región cántabra es la pequeña población de Liérganes. De nuevo, la naturaleza vuelve a hacer de las suyas y nos regala postales como las de este precioso pueblo de más de 2.300 habitantes. Aunque lo que más llama la atención son las historias y leyendas que lo caracterizan, especialmente la que hace referencia a su famoso Hombre Pez. Una figura posible de admirar y fotografiar junto al Puente de Liérganes, a orillas del río Miera, y que hace referencia a la historia de un joven llamado Francisco quien, tras caer un día al agua, acaba recorriendo largas distancias y desarrollando escamas en su propio cuerpo.
Así, tras tomar una de las instantáneas más controvertidas de esta localización, también es posible admirar, desde este punto de Liérganes, otro de los parajes que más llama la atención entre quienes lo visitan. Se trata de los Picos de Busampiro, a los cuales se les conoce vulgarmente como las Tetas de Liérganes, por similar la apariencia de unos senos. Por supuesto, tomar una fotografía sobre el Puente de Liérganes con este famoso lugar de fondo harán que tus tareas turísticas en esta población estén cumplidas. Aunque no gastronómicas, por supuesto. En este rincón cántabro, además de continuar degustando ricas quesadas y sobaos, también resulta ser típico acompañar las frías tardes de invierno con una buena ración de churros y una taza de chocolate caliente. Las pastas y galletas de sus pastelerías también te harán la boca agua...
5Santillana del Mar
He aquí la que se conoce como la gran "mentira" de Cantabria, ya que Santillana del Mar ni es santa, ni es llana ni tiene mar. Lo que si que es cierto es que el encanto propio de sus calles y la cercanía de su gente consigue conquistar a cualquiera. Visitar Santillana del Mar es como realizar un viaje siglos atrás, además de tener el privilegio de admirar uno de los pueblos más bonitos de toda España.
Para disfrutar de ella en todo su esplendor, te recomendamos que vistas tu calzado más cómodo, pues sus calles empedradas lo exigen. Una vez allí, tan solo hace falta dejar volar la imaginación y redibujar el pasado de esta preciosa población cántabra. Como visitas obligatorias se encuentran la Plaza Mayor de Santillana del Mar, la Colegiata de Santa Juliana y su claustro, su casco histórico y, como recomendación entre sus inmediaciones, el Museo de Altamira y su réplica de la Cueva de Altamira.