No existe en la historia universal un monarca que no quiera dejar una huella inmortal por la que sea recordado eternamente por las generaciones venideras. La forma más sencilla que han tenido siempre ha sido a través de un legado cultural en forma de grandes monumentos que llevasen su firma. De este modo, encontramos ejemplos con Felipe II de España y el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial o de Luis XIV de Francia y el Palacio de Versalles. Sin embargo, existen proyectos a menor escala que estos dos anteriores que también se deben al capricho personal de un rey o reina, como ocurre con el Palacio Real de Riofrío.
Situado en la provincia de Segovia, en concreto en el término municipal del Real Sitio de La Granja de San Ildefonso, el Palacio Real de Riofrío es una de las propiedades vinculadas a la Familia Real Española que forman parte de la red de Patrimonio Nacional. Pocos son los que lo conocen, pero a todos sorprende cuando recorren sus lujosas estancias, en las que no falta un rico tapiz que adorne casa sala. Isabel de Farnesio, Francisco de Asís de Borbón o Alfonso XII son los nombres regios vinculados a este palacio, cuya seña de identidad barroca contrasta con la vegetación y fauna castellana que rodea a toda la finca. Descubre a continuación en Bekia Viajes todo sobre el Palacio Real de Riofrío, aclarándote las dudas de qué ver, cómo llegar o cuál es la historia que se esconde detrás de él.
Historia del Palacio Real de Riofrío
Hablar del Palacio Real de Riofrío es hacerlo también de Isabel de Farnesio. Esta aristócrata italiana fue la segunda esposa de Felipe V, el primer Borbón que reinó en España tras la extinción de la rama española de la Casa de Austria. Con dos herederos al trono por delante de Carlos, el hijo que tenía en común con el rey, estaba destinada a perder todo su influjo en la gobernación en el momento que el monarca pareciera. Cuando Fernando VI asciende al trono tras la muerte de Felipe V, la reina viuda decide adquirir unos terrenos que ya eran utilizados por ella y el rey para acudir a cazar, los cuales estaban cerca de La Granja de San Ildefonso, en aquel momento sede de la Corte. De este modo, no perdería la influencia al estar cerca del centro de poder real.
Parece que la vida dio un golpe de suerte a Isabel de Farnesio con la prematura muerte sin descendencia de Fernando VI, lo que condujo a su hijo Carlos a regresar de Nápoles para ceñirse también la Corona de España. Mientras tanto, el proyecto del Palacio Real de Riofrío había seguido su curso, levantando un edificio barroco que seguía el gusto de las trazas italianas. Sin embargo, se paralizó cuando la reina viuda pasó a ser la reina madre, regresando a vivir en la Corte. Isabel de Farnesio nunca vivió en el palacio que se construyó, y de todo el complejo que se había proyectado, que incluía incluso un teatro o un convento, solamente está terminado el edificio que vemos hoy en día, un pabellón que los sucesivos monarcas utilizaron para sus retiros de caza y descanso entre naturaleza salvaje.
No fue hasta el reinado de Isabel II cuando el Palacio Real de Riofrío se decoró por completo para darle un aspecto mucho más habitable. La razón de esta decisión se encontraba en que su marido, Francisco de Asís de Borbón, comenzó a pasar largas temporadas en esta residencia, todo con el objetivo de huir de las infidelidades de su esposa en Madrid. A él se debe el gusto interior del palacio, destacando que su estancia todavía hoy se conserva y visita. Tras él, el siguiente y último habitante fue su hijo, Alfonso XII, quien se retiró a él tras enviudar de María de las Mercedes. Desde entonces, nadie más ha vivido en Riofrío, a pesar de niños pobres durante la República, convirtiéndose en una residencia real más que sumar al inventario de Patrimonio Nacional, quien lo ha revitalizado desde 2015 con una profunda restauración en la que se han incorporado nuevas obras de arte, reforzando de este modo la identidad histórica de esta icónica propiedad.
Qué ver en el Palacio de Riofrío
El Bosque de Riofrío arropa al palacio que construyó Isabel de Farnseio y da cobijo a numerosas especies de flora y fauna, como el pino, las encinas, los jabalíes, los ciervos o los gamos. Se trata de una portentosa construcción cuadrangular de estilo puramente barroco que sobresale por sus formas austeras y sobrias. La reina quería crear todo un Real Sitio que llegase a hacer sombra a La Granja de San Ildefonso, con el que dejase claro que, aunque ya no estuviera en el poder, continuaba siendo una pieza clave en el devenir del país. Una vez contemplado el exterior, que sobrecoge por sus dimensiones, hay que acceder al interior, que es lo más interesante de la visita.
A través de sus pasillos, se van descubriendo diferentes salas en las que todavía hoy se respira mucha vida. Gracias al reordenamiento de la exposición en el año 2015, el Palacio Real de Riofrío es una gran muestra de cómo era la vida de reyes y nobles en los siglos XVIII y XIX, sobre todo en esta última centuria. La escalera a través de la cual se accede a las estancias es uno de los elementos arquitectónicos más sobresalientes de todo el edificio, al igual que el patio porticado interior, construido en granito proveniente de la sierra norte madrileña. La decoración interior gira en torno a la caza en su amplia mayoría, y buen ejemplo de ello lo encontramos en la Sala de la Guardia, cuyo techo es el único que está pintado en todo el palacio, representando a Diana como cazadora y del siglo XX.
Durante la visita interior, se cruzan diversas salas de paso en las que se han expuesto pinturas y mobiliario propio de la época. Muchos de estos objetos han sido traídos de otros Reales Sitios o bien de los almacenes de Patrimonio Nacional, ya que Riofrío, al ser más un pabellón de caza que un palacio al uso, no estaba tan decorado como sí ocurría con el Palacio Real de Madrid. Una de las estancias que más gusta a los visitantes es la Sala de Billar, que se mantiene como en la época isabelina. Lo mismo ocurre con la Sala del Servicio de Comedor, donde está vestida una mesa con los manteles, vajilla, cubertería y cristalería que tanto Francisco de Asís de Borbón como Alfonso XII utilizaron cuando habitaron el palacio. Uno de los detalles que más llama la atención de los turistas es el juego de llamadores que hay en una salita anexa, los cuales se utilizaban para que el servicio viniera. Este novedoso sistema se aplicó después en otros palacios reales y grandes casas del país.
Las últimas salas que se visitan son el Despacho o las Cámaras de Francisco de Asís y Alfonso XII. En ellas se aprecia la huella personal de cada uno de ellos. Destaca, por ejemplo, que las sillas del despacho están tapizadas con las siglas del consorte de Isabel II. Del mismo modo, en estas estancias, junto con otras muchas del palacio, las paredes están vestidas con papel. Tampoco faltan las cortinas, otro de los elementos clave en la decoración interior del palacio, junto con las alfombras o las elegantes lámparas de cristal. El Oratorio es una de las últimas salas por las que se pasa, contando con numerosas piezas de arte del siglo XVIII que representan la vida de Cristo.
Museo de Caza en el Palacio de Riofrío
La última parte que se visita en el Palacio Real de Riofrío es el Museo de Caza. Fue abierto en la década de 1960 y hoy en día supone un recorrido por la historia, desde cómo cazaban los protagonistas de las pinturas de las Cuevas de Altamira hasta llegar a las escopetas y armas que los reyes del siglo XIX utilizaban durante sus estancias en Riofrío. A pesar de la temática, la visita es interesante porque explica también las diferentes especies de fauna que habitan las 700 hectáreas de bosque que rodea la finca, las cuales también se pueden vislumbrar muchas veces al aire libre desde el coche hasta que se llega al palacio.
Cómo llegar y cuándo visitar el Palacio de Riofrío
Aunque su idílica ubicación parece indicar que esté apartado de la civilización, lo cierto es que el Palacio de Riofrío se encuentra situado solamente a 11 kilómetros de Segovia. El coche es la mejor opción para llegar hasta este Real Sitio, ya que existe una línea de autobús que sale desde Madrid, pero hace parada a 1 kilómetro del edificio. Si se viaja desde la capital, lo mejor es hacerlo a través del Puerto de Navacerrada, pudiendo hacer un alto en el camino en La Granja de San Ildefonso antes de llegar hasta Riofrío tomando la carretera SG-V-7210.
Sobre los horarios de apertura, de octubre a marzo el Palacio Real de Riofrío abre al público de martes a domingos de 10:00h a 18:00h, mientras que el resto del año amplía el cierre hasta las 20:00h. Los lunes siempre permanece cerrado y los miércoles y jueves desde las 15:00h el acceso es gratuito. Por su parte, el resto de pases requieren un pago de 4€ para entrada general y de 2€ para quien se beneficie de la reducida. Asimismo, hay que destacar que para acceder con el coche hasta el recinto hay que hacer un pago de 4€ para poder cruzar el Bosque de Riofrío.