Además de su increíble costa y majestuosa capital, Estocolmo, Suecia es uno de los países preferidos por los turistas europeos durante todo el año. En el invierno, y en especial durante los meses de febrero, marzo, y abril son los mejores momentos para escaparse a este rincón de Escandinavia, Laponia sueca, un lugar donde cultura, tradición y naturaleza van de la mano de sus habitantes, el pueblo Sami, una etnia que todavía hoy guarda sus ancestrales costumbres.
El pueblo lapón y su antigua cultura ha sobrevivido a miles de años. La cultura tradicional lapona ha estado fuertemente influenciada por las actividades de la caza y la pesca así como el pastoreo nómada de renos, quizás el icono más representativo y una de sus atracciones preferidas por todos los turistas. Se recomienda contemplar la fauna de la región con los distintos safaris que se realizan en todo el territorio.
En Svansele, a una hora de Skellefteå, los safaris de alces te ofrecen, subido en una motonieve, ir en búsqueda de este enorme mamífero que habita los centenarios bosques de abetos lapones. Pero lo mejor es tener la ayuda de un guía que conozca en profundidad la zona. En el caso de que seas todo un aventurero, los caminos para las motos de nieve están marcados con unas aspas rojas. Y con suerte, podrás cruzarte con algún pastor de renos donde verás centenares de este majestuoso animal.
Durante los meses antes de la primavera, cuando los días comienzan a ser más largos, el frío deja de ser tan intenso y la probabilidad de contemplar auroras boreales sigue siendo bastante alta alta. La dama verde de las noches árticas tan solo podrá contemplarse desde octubre hasta marzo. Aunque se pueden ver prácticamente en toda Laponia, también hay que tener paciencia y suerte para poder disfrutar de este espectáculo de la naturaleza. Además, se han puesto de moda los hoteles al estilo Iglú, en los que se puede contemplar el cielo desde la cama gracias a sus techos transparentes.
La aventura comienza en el extremo norte del país, en Skellefteå, aproximadamente a una hora de avión de Estocolmo, una zona donde el turismo se halla en sus albores y que ofrece las experiencias más genuinas en un mar helado o en grandes y antiguos bosques emblanquecidos por la nieve. Incluso, podrás navegar a bordo del rompehielos 'Artic Explorer en Piteå' (todos los sábados) con la posibilidad de zambullirse en las gélidas aguas del Báltico enfundado en un traje de neopreno o en Svansele, Arvidsjaur y Arjeplog se encuentran algunas de las mejores pistas del mundo para probar coches en condiciones extremas, otra experiencia emocionante para amantes del riesgo.
Y si eres un gran amante del senderismo, el Parque Nacional de Abisko es tu destino. En Abisko se pueden organizar caminatas organizadas de varios días acampando a plena naturaleza, pero eso no es todo, ya que podrás subir a las montañas, a pie o en teleférico, o simplemente recorrer el parque que cuenta con lagos y cascadas. Y si eres un apasionado de los deportes de nieve, hay pistas de esquí donde se podrán practicar cualquier tipo de actividad de nieve.
El curioso pueblo Sami
En Svansele podrá alojarse en el 'Wilderness Camp', un campamento en medio del bosque, sin agua ni electricidad, cenando carne de alce y reno preparadas al estilo tradicional. También se realizan paseos en trineos tirados por bellos huskies y para toda la familia se recomienda la visita al 'Båtsuoj Sami Center', un centro cultural donde entre renos y antiguas leyendas en torno a una fogata en una "kåta" (tienda sami) te sumergerás en los pormenores del pueblo sami, el único pueblo indígena de Europa.
La gastronomía de Laponia
Además de la cultura, la gastronomía lapona, una aventura de nuevos sabores. La diversidad de materias primas de gran pureza invitan a los visitantes a experiencias culinarias para todo paladar, magnificadas aun más si cabe por su disfrute al aire libre en plena naturaleza sueca.
Suovas (carne de reno salada y ahumada que conforma el famoso plato sami), el salvelino ártico del lago Abborrträsk, un lugar magnífico para disfrutar de este pescado preparado a la parrilla al aire libre o el pitepalt, un plato local de una especie de ñoquis con panceta de cerdo servido con mantequilla fundida y mermelada de arándanos rojos son algunos de los deliciosos platos únicos que probarás en esta región.