A más de 1.000 kilómetros de la costa continental, y en mitad del Océano Pacífico, se encuentran las vírgenes y enigmáticas Islas Galápagos. Se trata de un archipiélago formado por insólitas islas de origen volcánico pertenecientes a Ecuador donde el visitante busca reencontrarse con las raíces de la creación, tratando de seguir los pasos del propio Charles Darwin, que estuvo durante unas semanas en Islas Galápagos para dar forma a su obra 'El origen de las especies', que cambió para siempre el paradigma de la evolución humana.
Configuradas como un auténtico santuario natural en el que habitan especies endémicas imposibles de encontrar en cualquier otro rincón del planeta, Galápagos es el destino perfecto para los amantes del Turismo Activo. Conocidas anteriormente como Islas Encantadas, con tu viaje entenderás por qué se les puso este sobrenombre en un primer momento. Anota todos los consejos que te damos a continuación en Bekia Viajes y saca el máximo partido a Islas Galápagos, una experiencia única que nunca podrás olvidar.
Datos de interés de Islas Galápagos
Una vez que te encuentras preparando el viaje a Islas Galápagos, tienes que saber una serie de datos importantes. Como ya hemos dicho, es un archipiélago que pertenece a Ecuador, siendo el idioma oficial el castellano y la moneda de curso legal el dolar estadounidense. Los ciudadanos procedentes de países como España no necesitan visado para entrar a Ecuador, con el pasaporte en vigor es suficiente. No obstante, para poder viajar a Islas Galápagos se tienen que superar una serie de trámites burocráticos.
Al menos 24 horas antes de llegar a las islas hay que ingresar los datos de los viajeros en la plataforma online del Consejo de Gobierno de Régimen Especial de Galápagos (CGREG). Una vez en el aeropuerto, en el mostrador tendrás que presentar el pasaporte, los billetes de ida y vuelta y hacer efectivo el pago de 20$ para obtener la Tarjeta de Control de Tránsito, que deberás llevar contigo durante todo el viaje. Posteriormente, el equipaje será revisado minuciosamente y, una vez en la terminal galapaguense, se deberá hacer efectivo un nuevo pago, esta vez para poder entrar al país y a modo de tributo de visita al Parque Nacional Islas Galápagos, que ocupa el 97% de todo el archipiélago. El coste varía en función de la edad, abarcando entre los 100$ y 25$.
Cuándo ir a Islas Galápagos
Una vez que has decidido embarcarte en la aventura de Islas Galápagos, llega la pregunta de cuál es la mejor época del año para descubrir este paraíso. Sin duda, lo recomendable sería evitar los meses de julio y agosto, cuando la mayor parte de los viajeros europeos y americanos las visitan para aprovechar sus vacaciones, por lo que es la temporada alta y el momento en el que los precios son más caros. Además, durante esos meses las tortugas gigantes se marchan a desovar a zonas más cálidas, por lo que será difícil contemplarlas. Entre abril y junio es un buen momento para plantear la escapada a Islas Galápagos.
Cómo llegar a Islas Galápagos
Por su parte, para poder llegar a Galápagos solamente hay que adquirir un billete de avión y aterrizar en los aeropuertos de alguna de las islas, como en Baltra, que es el más frecuentado, y el de San Cristóbal. Los vuelos salen desde Quito y Guayaquil y, una vez en Galápagos, tendrás que hacer uso de lanchas, también llamadas fibras por los locales, para poder moverte de una a otra. También hay navieras que organizan cruceros por las islas, otra forma de conocerlas aunque reservada para los bolsillos más pudientes, pero que la ventaja es que llegan a rincones privilegiados.
Qué ver y qué hacer en Islas Galápagos
Isabela, Santa Cruz, Fernandina, Santiago, San Cristóbal, Floreana, Marchena, Española, Pinta, Baltra, Santa Fe o Pinzón son algunas de las islas que forman el archipiélago de Galápagos, de las cuales solo Isabela, Santa Cruz, Floreana y San Cristóbal están habitadas, siendo en ellas por tanto donde se encuentran los alojamiento turísticos. Todas ellas fueron descubiertas el 10 de marzo de 1535, cuando el barco del dominico español Tomás de Berlanga, obispo de Panamá, que acudía a Perú para interceder en una disputa que Francisco Pizarro tenía con las gentes de la zona, naufragó hasta las costas galapaguenses. Se encontró con un territorio inhóspito que nunca antes nadie había pisado, un paraíso en mitad del Pacífico que estaba repleto de tortugas gigantes, siendo de donde le viene su nombre.
Poco a poco fueron siendo más los viajeros y curiosos que se interesaron por este conjunto de islas, destacando la investigación de Charles Darwin, que en su travesía mundial para estudiar las especies y asentar las bases de la evolución humana hizo parada de cinco semanas en el archipiélago, de las cuales solo dos estuvo en tierra firme. Es por ello que una de las bahías de una de las islas, en concreto en Genovesa, al noreste del archipiélago, lleva su nombre.
Aunque muchos escuchan el nombre de Islas Galápagos y se imaginan tradicionales paisajes de playas infinitas de arena fina y blanca y aguas cristalinas, lo cierto es que es más bien todo lo contrario. El terreno árido es su principal característica, fruto de su origen volcánico, y aquí las principales actividades están relacionadas siempre con la contemplación de los insólitos animales que habitan en el archipiélago, como iguanas, tortugas gigantes, pingüinos, pinzones, piqueros de patas azules, tiburones martillo, flamencos o leones marinos. En pocos lugares del mundo se puede avistar en libertad a este conjunto de especies, entre otras muchas más que habitan en los diferentes puntos insulares y marinos de la zona. Esta es una de las razones que llevó a la UNESCO a incluir a Islas Galápagos en su lista de Patrimonio de la Humanidad.
Isla Santa Cruz
Esta isla es la mejor opción para constituir el centro de operaciones del viaje, ya que es donde hay más alojamientos turísticos, bares o restaurantes, junto al único hospital del archipiélago. Además, desde ella parten muchas fibras y excursiones para viajar al resto de islas. Sin embargo, en la propia Santa Cruz hay que hacer también visitas. La principal es a Tortuga Bay, uno de los lugares más increíbles de todas las Galápagos y cuyo nombre no hace referencia a que haya tortugas, sino que más bien hay iguanas marinas. Está formada por diferentes playas, como Brava, perfecta para hacer surf, o Mansa, que responde al prototipo de playa paradisíaca. Por su parte, para observar las famosas tortugas gigantes hay que adentrarse en el interior de la isla, en la finca El Chato, para la cual hay que pagar entrada.
Otra de las actividades que se tienen que hacer es un paseo en barco por Las Grietas, una zona volcánica repleta de grutas y recovecos a la que ha accedido el agua del mar y en la que se puede disfrutar de un tranquilo baño. Las excursiones que parten desde Puerto Ayora hay que hacerlas si se quiere sacar el máximo partido a Galápagos: acudir a contemplar los leones marinos de la isla Santa Fe, conocer los lobos marinos de Isla Seymour, el paisaje volcánico de la isla de San Bartolomé y descubrir el pasado pirata de Galápagos adentrándose en la habitada isla Floreana.
Isla Isabela
La isla de Isabela es la más grande de todo el archipiélago, una de las menos habitadas y recibe su nombre de Isabel I de Castilla, más conocida como Isabel La Católica, la reina que financió el primer viaje de Cristóbal Colón al Nuevo Mundo. Isabela está rodeada de aguas cristalinas de azul turquesa que la hacen perfecta para practicar buceo o snorkel, siendo además la isla más activa desde el punto de vista volcánico. Cabe destacar que desde Puerto Villamil parten numerosas excursiones hacia el islote de Las Tintoretas, donde se pueden contemplar grupos de pingüinos de Galápagos, y hacia Los Túneles, el lugar en el que habitan los tiburones de aleta blanca, pudiendo nadar junto a ellos.
La Bahía de Concha Perla, a la cual se accede a través de un sendero de madera, es otro de los rincones que también hay que visitar en Isabela, pudiendo nadar entre peces tropicales y tortugas. Finalmente, al sur de esta exótica isla se encuentran Los Humedales, un lugar perfecto donde disfrutar del crepúsculo junto a la colonia de flamencos que allí habitan, por lo que no debes de olvidar la cámara para inmortalizar ese mágico momento.
Isla San Cristóbal
Una de las mejores inmersiones marinas que se pueden hacer con el equipo de snorkel es en León Marino, a una hora y media en barco desde la isla de San Cristóbal. Se trata de una formación rocosa en mitad del Océano Pacífico que te hará sentir un naufrago alejado del mundo, perdido en mitad de la nada, mientras observas las especies marinas del archipiélago, como tiburones martillo. Del mismo modo, en San Cristóbal, que también es una isla habitada y con numerosas agencias para planificar excursiones, hay que visitar La Lobería. Es un espacio repleto de lobos marinos, como allí se conoce a los leones marinos, una playa de arena fina en la que los bañistas comparten espacio directamente con estos simpáticos animales, sin importarles lo más mínimo la presencia humana.