Uno de los itinerarios artificiales con mayor recorrido y que mejor definen los paisajes del centro de Europa y los Alpes es la Gran Ruta de Suiza : un total de 1.600 kilómetros en los que los viajeros que opten por esta vía pueden adentrarse en las ciudades más bellas y emblemáticas de los cuatro cantones suizos, en los que se incluyen sitios que gozan de títulos como el Patrimonio Mundial de la UNESCO y también dos Reservas de la Biosfera.
La confección de esta ruta data de 2015, una iniciativa que trataba de impulsar el turismo extranjero del país alpino y mostrar de forma transversal los encantos de Suiza, uniendo así los paisajes naturales de lagos, montañas y parques naturales junto a las ciudades y monumentos de mayor relevancia del estado. De esta forma, los visitantes pueden tener una mayor interacción con el país atravesándolo y haciendo turismo en coche o bicicleta, una idea que combina travesía con turismo.
Otra de las peculiaridades de este recorrido es que se realiza a través de carreteras secundarias, evitando en todo caso las autopistas. Entre lo que se puede encontrar durante esta gran travesía son montes y montañas como la montaña de Zermatt, la Jungraujoch Top de Europa y los glaciares Aletsch. También pueden verse más de 120 glaciares, 6750 lagos y una elevada cifra de ríos que transcurren por la zona. Entre los más destacados, están el Lago Lemán y la Jet d'Eau de Ginebra.
¿Qué camino elegir?
Antes de emprender el viaje hacia la Gran Ruta de Suiza, es conveniente elegir de qué manera se llevará a cabo el recorrido. Páginas como myswitzerland.com se encargan se diseñar la futura ruta del camino, pero se suele recomendar que el recorrido se realice en el sentido de las agujas del reloj y que, como mínimo, se lleve a cabo durante una semana, con una media de 5 horas al día de conducción.
La ruta además se caracteriza por estar muy bien señalizada y existen puntos de información que se pueden ver con los cruces de carretera. Además, los puntos que se pueden programar para iniciar la ruta varían en función de cómo se llegue a Suiza: si se hace en coche, se puede acceder desde Lugano, Basilea o Ginebra, y si se ha viajado en avión, desde Zúrich, Basilea o Ginebra. Además, incluso los organizadores de la ruta han señalado 'Photo Spots' o zonas a fotografiar para que los viajeros no se pierdan ni una zona emblemática cuando vuelvan a casa.
La ruta del Lago Lemán
Las zonas colindantes del Lago Lemán se caracterizan por acoger parte de los castillos más emblemáticos del país, como Chillon o Prangins. En este caso, el coche es el vehículo más apropiado para no perder ni un rincón del famoso embalse, ya que en ella se esconden viñedos que incluso son Patrimonio de la UNESCO y montañas de más de 2000 metros de altitud.
Zúrich y los lagos de Suiza
La ostentosa y elegante ciudad de Zúrich es considerada como una de las que mejor calidad de vida dispone. Esta ciudad, a pesar de ser considerada uno de los centros económicos y financieros más importantes de Europa, sabe combinar la modernidad de su vida diurna (con gran cantidad de museos y restaurantes) y nocturna con la naturaleza y tradición, en la que su casco antiguo de origen medieval impregna la esencia de este país sumergido en los Alpes.
Zúrich también destaca por sus bellos paisajes naturales, como el Lago de la Constanza, las cascadas del Rhin, pueblos conservados y embellecidos por la naturaleza como Steim am Rhein, Lucerna o el Lago de los Cuatro Cantones, entre otros. Esta opción puede ser una de las primeras en visitar (o la última, ya que es tanto el punto de partida como el final) en todos aquellos turistas que se hayan movido a Suiza en avión.
La ruta de Interlaken y la Jungfrau
Interlaken es una ciudad suiza situada al lado de Berna, la capital del Estado. Se caracteriza, además, por estar rodeada de tres grandes montañas de los Alpes: el Eiger, el Mönch y la Jungfrau. En estas zonas, destacan los largos y relajantes paseos en los lagos que caracterizan a la ciudad y que le dan nombre y los glaciares y montañas que le acordonan.
La ciudad saltó a la fama entre los turistas por su abismal paisaje montañoso a comienzos del siglo XIX. Él éxito de esta región como lugar a visitar aumentó más aún a finales del mismo siglo. Es también una gran opción para aquellos amantes de los paisajes nevados por sus elevadas temperaturas, ya que incluso Interlaken es un punto de referencia para los amantes del esquí. También se suelen realizar grupos de excursiones a los Lagos Thun y Brienz, los más famosos de la ciudad.