En Jordania se encuentra una de las joyas de Oriente Medio. Declarada Patrimonio de la Humanidad, Petra es conocida como la ciudad perdida, aunque bien podría ser distinguida también como la ciudad legendaria, mágica o secreta. Fue esculpida por el pueblo nabateo en la propia piedra del suroeste de Jordania, entre el Mar Muerto y el Golfo de Aqaba, y 2.000 años después todavía sigue en pie. Multitud de enigmas y curiosidades rodean a esta Maravilla del Mundo Moderno, aunque solo seis son necesarios para querer ir a conocerla en primera persona.
1Una ciudad perdida
Aunque los habitantes descendientes de los nabateos abandonaron la ciudad en el siglo VII d. C., el recuerdo de Petra nunca cayó en el olvido. Fue en el siglo XIX, la gran centuria de los descubrimientos motivados por el sentimiento del Romanticismo, cuando el explorador suizo Johann Ludwig Burckhardt descubrió a Occidente esta maravillosa ciudad perdida, que desde entonces comenzó a situarse en los mapas y guías de turismo.
Petra se encuentra situada a algo más de 260 kilómetros de la capital de Jordania, Amman, desde donde se inician muchas excursiones y tours para conocer este milenario tesoro arqueológico. Una vez allí, habrá que recorrer cerca de un kilómetro a pie por la Garganta del Siq, un desfiladero de paredes que superan los 80 metros de altura y estrechas paredes decoradas con escrituras nabateas, para llegar hasta los monumentos.
2Excavada en la roca
Otra de las peculiaridades de Petra es que no es una ciudad construida piedra a piedra, sino que precisamente sus edificios están esculpidos sobre ellas. De hecho, Petra responde al significado de 'piedra'. Los nabateos comenzaron a excavar los principales monumentos, entre los que destacan los templos y la multitud de tumbas, en el siglo I y II a. C.
Aunque son muchos los atractivos que se han recuperado desde que se descubriera todo este complejo esculpido en la roca rosada del desierto jordano, tan solo se conocen cerca del 20%, siendo 36 los que se pueden visitar actualmente. Las tormentas de arena e inundaciones producidas a lo largo de los siglos han provocado que permanezcan ocultas todavía hoy muchas de sus maravillas. No hay que olvidar que en Petra llegó a vivir un pueblo formado por más de 30.000 habitantes.
3Ciudad funeraria
Como hemos comentado, las tumbas son algunos de los monumentos más destacados de Petra. No es de extrañar, ya que aquí radica otra de las curiosidades de esta ciudad y que te animarán a conocerla, que fue esculpida con un fin funerario. De hecho, los propios nabateos llegaron a bautizarla también como "la ciudad para el día de mañana".
Ya sean sencillas o monumentales, todas las tumbas descubiertas en Petra merecen ser contempladas. Sin embargo, hay algunas que deslumbran especialmente a los visitantes. Hablamos por ejemplo de El Tesoro, el símbolo por excelencia de la ciudad perdida. Se trata de uno de los panteones reales y fue esculpido en el siglo I, destacando las referencias helenísticas de su arquitectura. Tampoco hay que perder de vista a la Tumba de la Urna, que llegó a albergar una iglesia cristiana.
4Puente comercial entre Oriente y Occidente
Petra no habría llegado a conquistar la posición que alcanzó en la región de Oriente Próximo sin ayuda del comercio. Su situación, al abrigo de las dunas del desierto y los desfiladeros de piedra que la protegen, junto con las reservas de agua potable con las que contaba, posibilitaron que se convirtiera en una parada para las caravanas de comerciaban entre Asia y Europa, pasando también por otras importantes ciudades, como Damasco o Jerusalén.
Algunas fuentes escritas de la época han permitido saber que hasta siete rutas comerciales hacían un alto en Petra. De hecho, uno de los grandes ingresos con los que financiaba el pueblo nabateo sus construcciones provenía del comercio, ya que cobraban altos aranceles a los comerciantes, llegando a veces a superar el 25% del valor del producto. Además, las mercancías no eran precisamente baratijas, sino que se materializaban en cargamentos de oro, mirra, incienso, especias o seda.
5Orientación astronómica
Igual es este secreto el que consigue que Petra hechice a todo el que la visita. La ciudad y sus monumentos están completamente orientados en función de las estrellas. El pueblo nabateo, como otras muchas civilizaciones antiguas, jugaba con las estrellas para levantar sus templos o tumbas, de modo que estuviera conectados tanto en vida como en el más allá con las fuerzas del universo.
La orientación astronómica de Petra ha permitido, precisamente, que muchos de sus edificios cuenten con espectaculares juegos de luces. Un ejemplo de ello se vive durante el solsticio de invierno en el Monasterio, uno de los monumentos estrella de la ciudad perdida. Al ocaso, los últimos rayos de sol de ese día penetran tímidamente por la puerta del templo, iluminando por completo el 'motab' o altar, donde se daría culto a las estatuillas de los dioses locales. Además, desde el propio altar, observando la puerta, se aprecia una figura de un león, representante de la diosa nabatea Al Uzza.
6Monumentos milenarios
Y ahora que ya sabes por qué es una ciudad perdida, cómo se construyó, por qué hay tantas tumbas, la razón de su riqueza y la razón o procedencia de su magia, solamente queda preparar el viaje a Petra y conocer sus tesoros milenarios. Aunque muchos ya los hemos puesto al descubierto, como el propio Monasterio o las tumbas de El Tesoro y La Urna, hay muchos más que te están esperando.
Desde el Altar de los Sacrificios, los turistas contemplan una de las mejores panorámicas de este rincón histórico de Jordania. Del mismo modo, el momento preferido para organizar la visita es al anochecer. Tres veces por semanas, Petra se ilumina a la luz de las velas, que guían el paseo de los visitantes desde el Desfiladero del Siq hasta El Tesoro, el primer monumento con el que se topan.