Viajar en avión se ha convertido en un medio de transporte habitual, económico y muy cómodo para desplazarse al destino vacacional elegido. Pero si viajar con niños siempre puede llegar a colmar la paciencia de la persona más tranquila, hacerlo con un bebé y en un avión puede parecer de locos. Por eso vamos contar unos pequeños trucos para volar a ese destino deseado sin miedo alguno.
1. Planificar
Para empezar se intentará escoger un vuelo corto, de una o dos horas de duración para probar la experiencia y coger práctica si es la primera vez. Cualquier ciudad española turística tiene aeropuerto y lo bueno que en menos de una hora se puede volar de punta a punta de la Península ahorrando centenares de kilómetros por carretera, sobre todo si a los más pequeños no les gusta el coche. Destinos como Francia, Portugal o Italia también son muy buena opción.
Planificar con antelación el viaje, hablarles sobre lo que va a pasar o el lugar donde se va a ir, adaptar el horario del vuelo por ejemplo a la hora de la siesta o por la noche, facilitará el trayecto. Debemos de recordar que los niños son muy fieles a sus rutinas dado que, les ayudan a prever lo que va a pasar ante un acontecimiento nuevo y hace que estén más tranquilos evitando en muchas ocasiones las famosas rabietas.
2. ¿Qué llevar?
Esto va a depender de la edad de los niños y de sus necesidades básicas.
- Documentación : para vuelos nacionales a veces es necesario el Libro de Familia si el niño todavía no tiene DNI o es menor de 14 años. Esto varía de la política interna de la compañía, pero lo mejor es llevarlo. De esta forma evitaremos percances burocráticos. Los vuelos internacionales se rigen de la misma forma que con los adultos, pasaporte o Documento de Identidad si vas dentro de la UE.
- Bolsa de viaje : con pañales, toallitas, varias mudas de recambio, los juguetes favoritos y ropa de cambio para la mamá o el papá que vaya a ir sentado con el pequeño si es menor de dos años, como un una camiseta y un pantalón. A veces hay vómitos o fugas que hacen que todos acaben manchados y soportar un viaje de esta guisa puede hacerse muy duro. Si el niño es un poco más mayor y esporádicamente ve o juega con el móvil o la tablet, este es va a ser un buen momento para tenerlo preparado y dejárselo si no hay forma de que se entretenga con otras cosas.
- Comida bebés : si hablamos de bebés todavía toman pecho lo tienen muy fácil a no ser que se lleve la leche materna extraída en bolsitas de almacenamiento. En ese caso lo mejor será dársela a temperatura ambiente o calentarla al baño maría. Recuerda guardarla siempre en una nevera y no tenerla más de una hora fuera. Si la opción es el biberón, puede incluir hasta 1l. de agua en la bolsa que habrá que pasar por el control al igual que los purés o potitos. La compañía lo calentará gustosamente sin problema alguno, no suelen disponer de microondas pero si de calentador de agua, así que el baño maría volverá a ser el mejor método. Cada vez son más los aeropuertos que cuentan con sala de lactancia o establecimientos donde dar el pecho con calma mientras se espera a que se abra la puerta de embarque o donde se puede calentar el agua del bibe y guardarlo en un termo para el viaje.
- Comida niños : las compañías aéreas no se caracterizan por su variedad gastronómica y tampoco es que sus menús sean la mejor opción para los más pequeños nutricionalmente ni económicamente hablando. Por lo que, lo más conveniente sería llevar unos bocadillos o snacks que les gusten ya preparados desde casa.
3. Antes de embarcar
El bebé hasta los dos años viaja sentado con el adulto así que lo mejor es llevar una camiseta de porteo o una mochila ergonómica. Lo normal es que se tenga que facturar el carrito (hacerse con una funda que lo proteja), e ir con el bebé en brazos y la bolsa o la maleta de mano por todo el aeropuerto. Se debe tener este punto en cuenta ya que aún es pronto para perder la paciencia. Algunos grandes aeropuertos disponen de zonas donde coger una silla infantil prestada, pero no son numerosas y cuesta hacerse con ellas. Si el viaje es de más de 8h puede pedir una cuna plegable, en estos casos lo mejor es el vuelo nocturno.
4. A la hora de facturar
Para que todo sea más fácil, lo más práctico es hacerse con un carrito que se pliega y pasa como maleta de mano, cada vez son más las marcas que se han adaptado como babyzen yoyo, la inglesina compact o ergobaby. De esta manera, se dispondrá del carrito desde que se monta al avión hasta que se baja, sin esperar a que salga por las cintas o que haya la opción de que se pierda. Esto último es un dato importante a tener en cuenta. Si viajamos con un bebé menor de dos años (que no dispone de billete propio, sino que forma parte del billete del adulto con el que viaja), se suele beneficiar de 10 kg más en la maleta facturada y un bulto extra. Si se opta por la preferencia de carrito compact como maleta de mano, el bulto extra para facturar puede ser la sillita del coche si luego se va a necesitar para moverse en el destino elegido. Tan solo son ideas, depende del tipo de viaje que se vaya a hacer. También está la opción de ponerse en contacto con diferentes empresas que alquilan sillas, carritos, cunas de viaje en la ciudad donde se viaje.
5.Qué hacer en el despegue y aterrizaje
Por último, recordar el poder de la succión. Se puede usar el bibe, el pecho o el chupete en el despegue y en el aterrizaje dado que la presión puede taponar los oídos. Hidrata cada poco tiempo al pequeño ya que el aire presurizado de la cabina tiende a la deshidratación. Muchas veces este dato se pasa por alto y hace que estén más irritable. Disfrutar del viaje, los niños se adaptan mejor de lo que pensamos.