Las catedrales son monumentos que se construyeron con el fin de engrandecer y dignificar la ciudad, así como para dar refugio a los creyentes que acudían a ellas para acercarse a Dios, tratando de que sus plegarias subieran a los cielos a través de sus altas agujas, muros y torres. Estos edificios han pasado a la posteridad como el reflejo de la evolución social, cultural e histórica de una determinada población y se han constituido como auténticas joyas del arte dignas de ser visitadas.
Catedrales de ciudades y villas andaluzas
Andalucía es, junto con Castilla y León, una de las comunidades autónomas de España que mayor número de catedrales tiene. Todas y cada una de ellas se distinguen por algo en concreto y ninguna es igual al resto, ni en forma ni en esencia. Tan solo se parecen en que la historia de la mayor parte de todas ellas se debe a que fueron construidas sobre los cimientos de antiguas mezquitas, ya que, conforme los reyes cristianos iban recuperando el territorio conquistado por los musulmanes en el año 711, iban sustituyendo la media luna por la cruz latina y el tañido de las campanas. Descubre a continuación las 10 catedrales de Andalucía y déjate enamorar por cada una de ellas.
Catedral de Sevilla
Dedicada a Santa María de la Sede, es por excelencia la reina de las catedrales andaluzas. Comenzó a construirse a comienzos del siglo XV, finalizándose una centuria más tarde. Puramente gótica, puede presumir de ser la catedral de este estilo más grande de todo el mundo, contando con la declaración de Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO junto a otros monumentos de la ciudad, además de ser uno de los templos más portentosos de toda la Cristiandad.
Nadie debe perderse el paseo por cada una de sus capillas, las alturas de su campanario o Giralda, el Patio de los Naranjos o la Capilla Real, donde se encuentran enterrados varios reyes castellanos. Cabe destacar también que en la catedral hispalense se encuentran inhumados los restos de Cristóbal Colón, descubridor de América.
Catedral-Mezquita de Córdoba
Otra de las joyas de la arquitectura andaluza es la Catedral de Córdoba. A diferencia del resto de seos de la comunidad, esta ciudad tuvo la suerte de que su mezquita mayor no corriera el mismo riesgo que el del resto de poblaciones. En su momento, fue la segunda más grande de la esfera islámica tras la de La Meca, aunque se convirtió al culto cristiano en 1236 con la conquista de Córdoba por parte de Fernando III.
No fue hasta el siglo XVI cuando, reinando Carlos I, se permitió construir la basílica en su interior, ocupando para ello zonas muy nobles de la primitiva construcción. Con ello, al estilo islámico se le añadió el tardogótico, renacentista y barroco. A pesar de ello, el bosque de columnas se mantuvo intacto, la parte más emblemática y fotografiada de este monumento en el que el dogma católico y musulmán caminan dados de la mano.
Catedral de Málaga
Una vez los Reyes Católicos conquistaron a la ciudad de Málaga en 1487, ordenaron construir varias iglesias, entre ellas la catedral. En un primer momento, se situó sobre la mezquita mayor, aunque pronto el proyecto se tornó en uno mucho más ambicioso.
Dedicada a la Encarnación de la Virgen María, es una auténtica joya del Renacimiento español, a pesar de estar inconclusa. Sus dimensiones interiores son espectaculares, presentando una altura que llega a rivalizar con la de las grandes catedrales europeas. Diego de Siloé fue uno de los arquitectos que se encargaron del diseño de este espectacular monumento declarado Bien de Interés Cultural y que todo turista que visita Málaga tiene que entrar a conocer.
Catedral de Granada
Tras la conquista de la ciudad en 1492, los Reyes Católicos dotaron a Granada de una diócesis, cuya sede estuvo provisionalmente en la Alhambra. Fue con la Real Cédula de 1504 mediante la cual se decidió emprender la construcción de la Capilla Real con la que surgió la idea de crear una catedral sobre la antigua mezquita.
Enrique Egas, arquitecto predilecto de la Reina Isabel, fue el primero en proyectar los planos, que seguían el canon gótico toledano e isabelino. Sin embargo, con Carlos I se torna el proyecto en una catedral renacentista a la altura de los nuevos tiempos, sin perder la esencia que sus abuelos querían para el templo. La fachada es imponente y de estilo barroco, dedicada a la Encarnación de Nuestra Señora, y su interior es igualmente alucinante por sus dimensiones.
Catedral de Cádiz
Una imponente obra barroca se abre sobre las aguas del mar Atlántico. La catedral de Cádiz, dedicada a la Santa Cruz, es un portentoso monumento que impresiona a todo el que lo visita. Sus dimensiones son espectaculares, y sus detalles mucho más.
Fue construida a partir del siglo XVIII, a fin de sustituir a la anterior que había sido erigida por Alfonso X El Sabio. El objetivo era que Cádiz tuviera un templo sobrecogedor que estuviera a la altura de su nueva condición comercial tras el traslado de la Casa de Contratación desde Sevilla en 1717. Su cúpula amarilla es uno de los elementos más curiosos, y recorrer su interior es pasear por un verdadero libro de historia del arte.
Catedral de Baeza
Declarada Bien de Interés Cultural y formando parte de los conjuntos renacentistas de Úbeda y Baeza distinguidos como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, la Catedral de la Natividad de Nuestra Señora de Baeza es un bello templo cuya historia se remonta al siglo XII, por lo que es una de las iglesias catedralicias andaluzas más antiguas de toda la comunidad.
Erigiéndose sobre la antigua mezquita mayor de la ciudad, hoy en día no queda nada de aquel pasado, habiéndose impuesto el estilo renacentista. El terremoto de Lisboa provocó que parte de su estructura se viniera abajo, pero su esplendor se recuperó y actualmente luce gloriosa ante sus visitantes.
Catedral de Jaén
Desde el Cerro de Santa Catalina se observa la mejor panorámica de la Catedral de la Asunción de Jaén. Dos construcciones góticas precedieron a la actual fábrica renacentista, que tardó 184 años en construirse. Con planta de salón, dos altas torres protegen su fachada principal de estilo Barroco, en la que santos, profetas y apóstoles la protegen.
En su interior se conserva la reliquia del Santo Rostro, considerado el auténtico lienzo con el que La Verónica enjugó el rostro de Cristo mientras iba camino del Calvario. Son numerosas las capillas laterales que se pueden visitar, repletas de tablas pictóricas y ricas esculturas.
Catedral de Almería
Bien de Interés Cultural, la Catedral de la Encarnación de Almería sobresale por su marcado estilo defensivo más que eclesiástico. Se trata de un templo que se tuvo que construir por completo a partir de 1522, ya que un terremoto acabó con el anterior.
Comenzó a levantarse en estilo gótico, pero pronto el renacimiento empezó a correr por las vértebras de su estructura. Con la llegada del Barroco, sus muros se mejoraron para preservar su defensa y la de la ciudad de los ataques de los piratas, mientras que ya en el siglo XVIII el Neoclasicismo remató al completo su decoración con el neoclasicismo de arquitectos como Ventura Rodríguez. En su interior se conservan obras de arte de importante valor, como el coro o piezas de Alonso Cano.
Catedral de Jerez de la Frontera
La Iglesia Colegial de Jerez de la Frontera, dedicada a la advocación de San Salvador, es un maravilloso edificio del siglo XVII puramente barroco y con toques neoclásicos. Sustituyó a una anterior iglesia que se había construido en el siglo XII, de la que tan solo queda la torre que continúa sirviendo de campanario y que cuenta con una matraca o carraca única en España.
La fachada tiene tres puertas de acceso y se llega a ellas a través de una escalera que le da más grandiosas al conjunto. Varios contrafuertes sostienen los muros del edificio, que se compone de cinco naves en su interior. Las dimensiones para una simple iglesia no son casuales, ya que su objetivo siempre fue servir de catedral, lo cual se consiguió finalmente en 1980 gracias a una bula papal de Juan Pablo II.
Catedral de Huelva
Al igual que ocurrió en Jerez de la Frontera años después, Huelva también había alcanzado la titularidad de diócesis propia en marzo de 1954, desligándose de la de Sevilla. Es por ello que su iglesia principal, la de La Merced, tuvo que reconvertirse en la nueva catedral de la ciudad.
El edificio es barroco, habiéndose visto afectado en numerosas ocasiones por diversos terremotos que han sufrido en la zona. De hecho, el más importante de todos fue el de Lisboa de 1755 que obligó a la construcción de una nueva iglesia ante el mal estado en el que se quedó la anterior. La dimensión de la catedral no es muy elevada en comparación con todas las anteriores y destaca por su sencillez. Cabe destacar que anexa al edificio se encuentra el antiguo convento, hoy en día sede de la universidad onubense.