Las bodas son uno de los eventos más recordados en nuestras vidas y un antes y después en una relación sentimental. Y, si se puede hacer de una forma tradicional pero que a la vez nunca será olvidada, mejor. Y de ello se encarga la isla eslovena de Bled, ubicada en los Alpes y que esconde una tradición que sirve de reclamo para que muchas parejas se den el 'sí, quiero' en la antigua iglesia situada en el centro de la pequeña población.
Ubicación
Bled está situada en territorio esloveno, aunque a poca distancia de la frontera con Austria, a 32 kilómetros del aeropuerto de Eslovenia y a alrededor de 50 de Liubliana, la capital del país. La población de esta pequeña isla se encuentra en la parte noroccidental del estado, y se encuentra dentro de los Alpes, un sistema montañoso que comparte con países como Suiza y Austria, concretamente en los Alpes Julianos.
En esta zona noroccidental del país se encuentra el Lago Bled, una corriente de aguas tranquilas de origen glaciar y cristalinas donde se encuentra la única isla de Eslovenia, Bled, una pequeña isla en la que se construyó dentro la Iglesia de la Asunción, un edificio que data del siglo XIII y en el que se ofician numerosas bodas.
La tradición de las bodas en Bled
Los novios y personas invitadas al enlace son transportados hasta la isla en grandes barcas llamadas pletna, aunque también pueden alquilarse barcas de remo para llegar a mano hasta allí. Una vez se haya llegado hasta la pequeña isla, deberán dirigirse hasta la Iglesia de la Asunción.
Para poder acceder a la Iglesia de la Asunción y que la pareja tenga buena suerte, es necesario subir un total de 99 empinadas escaleras que el novio deberá subir con su futura mujer en brazos. Durante este trayecto, la mujer deberá permanecer en silencio; de lo contrario, la mala suerte recaerá sobre la pareja. Además, en ningún momento se podrá pausar esta subida y dejar a la futura esposa en la escalera, por lo que es recomendable quizás practicar previamente.
Una vez se hayan subido los escalones, se llegará hasta la iglesia, de origen gótico aunque reconstruida en el estilo prebarroco y con motivos góticos tanto en los exteriores como en el altar. Uno de los reclamos también de esta iglesia es la Campana del Deseo, un reclamo también para curiosos y turistas que pasan por Eslovenia. Estas campanas, que datan del siglo XVIII, dicen que, mientras se hacen sonar, se pide un deseo y será concedido. Otro de los reclamos en Bled es el Castillo de Bled, en el que también se pueden oficiar bodas al más puro estilo renacentista.
Aero, otra isla donde casarse
Aunque Bled es conocida por ser una isla con una tradición e historia que atraen a parejas para que se casen, en Dinamarca hay también un pequeño reducto en el cual su cantidad de enlaces está siendo un reclamo para parejas que quieren celebrar allí su matrimonio.
Aero es una pequeña isla de Dinamarca situada en el Mar Báltico en el que se dataron en 2015 más de 3.500 bodas. Una de las características que atraen a las parejas por viajar hasta esta isla para casarse es, al igual que en Las Vegas, la facilidad a nivel burocrático que supone celebrar una boda. Mientras que en la mayor parte de los países europeos es casi imposible celebrar una boda rápida, en esta isla danesa, los únicos requisitos necesarios son tener un documento identificativo y un comprobante que demuestre que se ha entrado en el país de forma legal.
A estas facilidades se han de añadir las peculiaridades de sus paisajes, sus aguas, sus calles empedradas e incluso la adaptación de la isla a los novios, con hoteles y albergues especiales para recién casados. No obstante, esta exclusividad tiene una contraprestación, y es el precio por el que se costean las bodas. El enlace más barato data de alrededor de 300 euros, aunque aumentan en función del tipo de celebración que la pareja decida.
Eso sí, ya que el dinero manda, la pareja puede casarse en el lugar que mejor le parezca: desde las tradicionales iglesias hasta, en el caso de ceremonias civiles, en la playa o en el bosque. Aunque el lugar predilecto y que más enlaces ha recogido es el Jardín de Susanna Greeve, una casa de huéspedes reconvertida en iglesia desde hace más de 40 años que ya está acostumbrada a recibir enlaces matrimoniales.