Berlín

Berlín cuenta con una de las historias más complicadas de toda Europa. Sus primeros asentamientos junto al río Spree, el que baña la capital alemana, datan de entre los siglos II y III. En 1432 Berlín y Cölln se unen como ciudad. Entre 1618 y 1648, una epidemia de peste y la guerra de los Treinta Años causas estragos y provocan la pérdida de la mitad de la población. Sin embargo, en 1640 sube al trono Federico Guillermo, el Gran Elector, que logró que Prusia pasara de Ducado a Reino y luchó para convertir su territorio en una gran potencia, lo que repercutió en la importancia de Berlín. En 1806, Napoléon ocupa Berlín y se lleva la Cuádriga de los alto de la Torre de Brandeburgo, siendo devuelta en 1848. En 1871 Berlín se convirtió en capital del Imperio alemán al haber tenido lugar la unificación de Alemania, lo que contribuyó al embellecimiento de la urbe. Entre 1914 y 1918 tiene lugar la I Guerra Mundial, en la que Alemania cayó derrotada, lo que supuso el final de la Monarquía y el establecimiento de la República de Weimar. Pese a que los años 20 del siglo XX estuvieron marcados por la humillación tras la guerra, la crisis económica y la inflación, fueron unos tiempos gloriosos para un Berlín que se convirtió en capital de la libertad y la apertura. Todo ello terminó con el ascenso del nazismo en 1933. Ese mismo año se produjo el incendio del Reichstag que llevó al final de la democracia y el establecimiento de una dictadura liderada por Hitler mientras las potencias aliadas preferían mirar hacia otro lado para evitar otra gran guerra.

Tras años de persecución contra los opositores políticos, judíos, homosexuales, gitanos o personas con discapacidad, entre otros colectivos, con un Berlín tristemente protagonista de la Noche de los Cristales Rotos y la Quema de Libros, Hitler invade Polonia el 1 de septiembre de 1939, comenzando la II Guerra Mundial, dirigida por el bando nazi desde Berlín. A partir de 1943 la capital sobre los bombardeos aliados y para cuando es liberada por los soviéticos en 1945 ha sufrido enormes daños. Comenzaba la etapa marcada por la división entre Gran Bretaña, Francia, Estados Unidos y la Union Soviética, que terminó con la ciudad partida en dos entre aliados y comunistas, lo que llevaría a la construcción del Muro de Berlín en 1961. 8 años antes, el 17 junio de 1953, se produjo el levantamiento en el Berlín Este que fue duramente reprimido por los soviéticos, pero que marcó un antes y después en el bloque comunista. En 1989 se hunde el Gobierno de la RDA y cae el Muro de Berlín. Sucedió el 9 de noviembre de 1989. La Reunificación alemana llega el 3 de octubre de 1990, obteniendo Berlín la sede del Gobierno tras una consulta. Comenzó así una nueva y brillante etapa para Berlín, una ciudad que mira al futuro sin olvidar su pasado.

Ese pasado se refleja en los numerosos memoriales que se encuentran en Berlín. El más importante y conocido el que que forman los 2711 bloques de hormigón que forman el Monumento a los judíos de Europa asesinados. Cerca del Memorial del Holocausto se encuentra el Memorial a las víctimas homosexuales. También se emplazan en Berlín el Memorial a los opositores políticos, el Memorial a los soldados soviéticos, el Monumento conmemorativo por las víctimas de la guerra y la tiranía, el Memorial a la Quema de Libros en Bebelplatz, el Monumento a la Resistencia o las instalaciones de Topographie des Terrors.

Otros de los lugares que deben visitarse con el Reichstag, cuya cúpula puede visitarse, el Barrio Gubernamental, la Puerta de Brandeburgo, Tiergarten, pulmón verde de la ciudad el que se alza la Columna de la Victoria, la isla de los Museos, con el Bode, el Neues y el Pérgamo como emblemas, así Unter den Linden, la Catedral de Berlín y la Iglesia Memorial Kaiser Wilhelm, que recuerda los estragos de la II Guerra Mundial. En Berlín se puede admirar la East Side Gallery, la Nueva Sinagoga y los patios de Heckmann-Höfe, la sublime Gendarmenmarkt, Checkpoint Charlie, el Palacio de Charlottenburg, Potsdamer Platz con su moderna arquitectura o Alexanderplatz, donde se erige la Torre de la Televisión y se encuentra el Ayuntamiento.

Berlín es además una ciudad alternativa que ofrece mucho más que memoriales y monumentos. Visitar Mauerpark en domingo y disfrutar de un animado y original mercadillo es parada obligada, igual que recorrer el barrio que todo el visitante debe conocer: Kreuzberg. No conviene dejarse Prenzlauer Berg, la galería de grafitis del Cassiopeia en Friedrichshain, Monbijou Park o el aeropuerto abandonado de Tempelholf. Cuando hace bueno hay que aprovechar para darse un baño en el Lago Schlachtensee y siempre que sea posible hay que recorrer las discotecas y club de un Berlín siempre animado y con ganas de diversión.